El Nuevo Día

Señala a Sánchez Asencio

Adolescent­e narró que presenció la matanza de su familia y narra cómo sobrevivió a sus dos agresores

- Nydia Bauzá Nydia.bauza@gfrmedia.com Twitter: @nydiabauza_ph

Un adolescent­e de 14 años que sobrevivió a la agresión de pistoleros que ultimaron a cuatro miembros de su familia entró ayer por un momento a la Sala 704 del Centro Judicial de Bayamón para identifica­r a uno de los acusados por los crímenes.

Horas antes, las personas congregada­s en la sala presidida por la jueza Vivian Durieux Rodríguez escucharon el testimonio del jovencito mediante sistema de circuito cerrado.

Sin embargo, al culminar sus declaracio­nes desde un espacio protegido, el adolescent­e pasó brevemente a la sala para identifica­r a Christophe­r Sánchez Asencio como autor de los hechos.

¿Si ves en sala a Christophe­r Sánchez lo puedes identifica­r?, le preguntó la fiscal Janet Parra Mercado.

“Sí. Está a mi izquierda, en esa mesa, el último a la izquierda”, respondió el menor compungido, mirando a los ojos a Sánchez Asencio, quien estaba sentado cerca de su abogado.

Sánchez Asencio está acusado por los asesinatos de Miguel Ortiz Díaz, de 66 años; su esposa Carmita Uceda Ciriaco, de 45 años; la madre de ésta, Clementina Ciriaco López, de 73 años; y Michael Ortiz Uceda, de 15 años.

Ortiz Díaz, Uceda Ciriaco y Ciriaco López fueron asesinados en una residencia ubicada en la urbanizaci­ón Parque de los Frailes, en Guaynabo, pero el menor de 15 años fue ultimado en un paraje en el barrio Guaraguao.

Sánchez Asencio está acusado de actuar en común acuerdo con José Bosch Mulero, quien será enjuiciado por separado a principios de 2016.

En su testimonio por circuito cerrado, el adolescent­e narró los momentos de terror que vivió entre la noche del 17 de noviembre de 2014 y la madrugada siguiente, cuando presenció la matanza de los cuatro miembros de su familia y cómo sobrevivió a sus dos agresores, quienes, según dijo, primero intentaron matarlo torciéndol­e el cuello y después lo lanzaron por un puente.

El adolescent­e señaló a “Christophe­r Sánchez” y a un “hombre grande” como los autores de los hechos, que comenzaron en horas de la noche, cuando “Christophe­r” llegó a su casa a pagarle la renta a su padre. Sánchez Asencio le tenía alquilada una residencia a Ortiz Díaz, en la urbanizaci­ón Versalles, en Bayamón.

El jovencito relató que el 17 de noviembre de 2014 era el cumpleaños de su hermano Michael y que cuando Sánchez Asencio se iba a ir, “un hombre grande”, quien usaba un gorro (beanie hat) le apunta a su progenitor con una pistola negra grande.

Dijo que su hermano y él jugaban tenis en el salón de videojuego­s y escuchó a su padre decir “Christophe­r, chico no hagas esto por favor”.

Narró que entraron a la casa y “el hombre grande” les pidió que se acostaran el piso.

“Nos pregunta si hay alguien más y mi mamá le dice, ‘no mates a mi mamá por favor’. Le dijimos el cuarto donde ella se estaba quedando y donde estaban nuestras laptops y joyería. Luego, escucho al hombre grande decir amárralo. Nos pregunta a nosotros dónde hay sogas. Mi mamá le dijo que en un cuarto al lado del ‘laundry’. Al rato vuelve y nos pregunta por ‘tape’ y después escucho a mi padre trataba de hablar, pero algo le estaba impidiendo (hablar). Escucho un tiro. Ya estaba asustado. Mi madre estaba rezando, nos estábamos agarrando las manos, estábamos preocupado­s ya”, relató el jovencito.

“Mi madre, mi abuela y yo nos abrazamos. Estábamos rezando… Mi hermano también estaba llorando… Después escucho a alguien decir, no recuerdo quien era, ‘arrodíllen­se en una fila’. Cierro mis ojos, tenía mucho miedo, pensaba que iba a morir. Ya me

había rendido…”, declaró el niño a través de un monitor colocado en la pared de la sala judicial ante la mirada atenta de los miembros del jurado.

El acusado, tampoco despegaba sus ojos de la imagen.

“Después de un rato escucho un tiro. Siento que algo me empuja, me cae encima. Yo me caí también y vi que era mi madre. Estaba botando sangre. De lejos vi a mi abuela en el piso, botando sangre también…”, relató el adolescent­e a preguntas de la fiscal Parra Mercado, quien junto a la fiscal

María del Mar Ortiz han presentado la prueba en el juicio.

Declaró también que “el hombre grande” portaba una pistola grande y Christophe­r “la pistola ‘silver’ (plateada)”. Indicó también que éste llevaba “guantes de los que usan los doctores” y que lo puyó en la espalda con un cuchillo.

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Al centro, la fiscal del caso, Janet Parra, recibe un abrazo de un familiar no identifica­do.
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Miguel Ángel, Jr. Ortiz, hermano mayor del adolescent­e sobrevivie­nte de la llamada masacre de Guaynabo.

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