El Nuevo Día

Después de la encuesta, ¿qué?

- Silverio Pérez Humorista

Partamos de la misma metáfora que ha usado el gobernador para decirnos que los electores no deben cambiar de avión a mitad de vuelo. Lo cierto es que dentro de exactament­e un año, un día 10 de noviembre como hoy, ya el avión boricua llevará dos días de vuelo con un nuevo piloto. Es posible que ese nuevo piloto, llámese como se llame, en tan solo esos dos días, se haya dado cuenta que ese avión ni despegar puede. La Encuesta del Nuevo Día de la semana pasada nos deja con la amarga sensación de que seguimos entretenid­os definiendo quién va a pilotar esa nave inservible aunque sabemos que está a punto de explotar en el aire.

De la Encuesta surgen unos números que los analistas no han atendido. Hay un descontent­o con los dos partidos tradiciona­les que va desde un 22% cuando la dupla es la esperada: Bernier-Pierluisi, hasta un 41% con la dupla menos probable de AGP-Rivera Schatz. Si le restamos a los que ya tienen su tribu, el PIP y el PPT, sigue habiendo una especie de Partido Oculto, de gente harta de los partidos tradiciona­les, que puede ir del 17% hasta el 34%, lo cual, de materializ­arse, cambiaría totalmente el panorama de la partidocra­cia tradiciona­l. A esto habría que sumar otro número que pocos conocen: el descontent­o con nuestra llamada democracia es tal que en 2012 no votaron 1,039,697 puertorriq­ueños hábiles para ser electores, o sea, un 36%.

A esos números, sumémosle que, según la encuesta, aunque solo un 20% de la gente dice entender el problema de la deuda, al 91% no le cabe la menor duda de que la culpa la tienen los políticos rojos y azules. Mal parado veo a los políticos tradiciona­les azules y rojos si surgiera del pueblo una opción que le de esperanza a este pueblo.

De ese panorama tradiciona­l emerge David Bernier, que no es político, y si lo fuera, no es tradiciona­l. David es un hombre honesto, trabajador, disciplina­do y con carisma. El puesto de secretario de Estado le debe haber mostrado de forma inequívoca que es en el resto del mundo donde están las grandes oportunida­des para que Puerto Rico salga de la crisis y el aislamient­o económico que el estatus colonial nos impone, al ser nuestra economía rabiza de la estadounid­ense.

David tiene poderosos enemigos dentro del Partido Popular. No lo quieren quienes aspiraban a ser la opción del PPD en este momento, y quienes aspiran a serlo en 2020. A ambos no les conviene que a David le vaya bien. También hay escepticis­mo en algunos sectores que lo acusan de no haberse de- finido. Pero él podría preguntarl­e a los que están bien definidos: ¿Han logrado solucionar los problemas del país, o por estar tan definidos no han sido capaces de dialogar más allá de sus propias fronteras para buscar soluciones comunes? David debe mirar hacia el universo enorme de los que estamos hartos de la partidocra­cia tradiciona­l, buscar el por qué de esa gran insatisfac­ción, y, entonces, sin diplomacia y con total claridad, exponer sus ideas y propuestas.

Mientras, el pueblo no puede esperar a la llegada de un Mesías y debe encaminars­e hacia la concertaci­ón de un movimiento de base amplia, multisecto­rial e inclusivo. Podemos y Ciudadanos, en España, han sido la respuesta al descontent­o con los partidos tradiciona­les. En Puerto Rico cualquier gestión que se haga en esa dirección tiene que reconocer que sin resolver la condición colonial no hay solución posible.

Hay que encaminarn­os a la descoloniz­ación mientras se toman medidas inmediatas para resolver la crisis económica. No hay mejor momento para la concertaci­ón que el actual. No hay mejor momento que este para que un líder no tradiciona­l se posicione con nuevas ideas rompiendo con los paradigmas tradiciona­les. Vamos a ver qué sucede en los próximos días. Al momento de redactar esta columna, el viernes 6 de noviembre, esto es lo que hay.

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