Servilletas de lujo y tradición
Sesenta nuevas creaciones hechas en hilo y mundillo serán utilizadas en la Mansión durante cenas relevantes con jefes de Estado
Las cenas de estado en La Fortaleza continuarán engalanándose con servilletas confeccionadas en hilo fino y mundillo gracias al grupo “Tejedoras del Jaicoa” que obsequiaron a la primera dama, Wilma Pastrana, sesenta nuevas creaciones en un encuentro celebrado el pasado viernes en la Mansión Ejecutiva.
La historia de 1987 -cuando la primera dama era Lila Mayoral, esposa del gobernador Rafael Hernández Colón, ya fenecida- se repite, ya que ese año fue la primera ocasión que esta gesta se documentó. En aquel entonces un conglomerado de artesanas puertorriqueñas adscritas a la ahora inexistente Corporación para el Desarrollo Artesanal de la Aguja creó tanto manteles como servilletas. Se trataba de mujeres residentes de Isabela, Moca, Mayagüez, Bayamón y Orocovis quienes encontraron en el acto de tejer un escape a la rutina y una entrada económica adicional.
Así lo narró Nelly Vera, de 89 años, quien asistió a la actividad de entrega de estos pañuelos dispuesta a rememorar el acontecimiento pasado. Ella fue una de las tejedoras que creo uno de los tres manteles que continúan adornando el inmenso comedor de la Mansión Ejecutiva.
“Se escogió un grupo de mujeres de las áreas donde más se tejía en Puerto Rico para hacer esas peticiones. En aquella ocasión todas las niñas y jóvenes de Moca tejíamos. Además de ese paño que mide cuatro yardas, tejí para iglesias de mi pueblo y para un museo en Barcelona. Yo dirigí el grupo Taller de
Artesanos Mocanos”, narró Vera, quien comenzó a tejer a los siete años y aunque fue maestra nunca dejó de hacerlo.
De las que elaboraron las nuevas servilletas estuvieron presentes María Guadalupe, Lilliam Cordero, Aida Pérez, Carmen A. Quiñones, Juana González, Nydia A. del Valle, María Cardona, Olga Hernández, Myrna Marcos, Ana Hernández, Haydeé Torres y Sandra I. Rodríguez. Fue esta última la que en representación de “Tejedoras del Jaicoa”, un conjunto de la Asociación de damas de Moca, Aguadilla y San Sebastián, hizo la entrega a la Primera Dama de las servilletas.
“Nos tardamos un tiempito porque son sesenta. Sé que necesitaban cuarenta, pero por si se daña alguno por manchas quisimos hacer unos poquitos más. El diseño del arte en mundillo es igual a como se hizo hace casi 30 años. Lo que hicimos fue fotocopiar el patrón antiguo”, manifestó recordando también que en el 2010, a la entonces primera dama, Lucé Velá, le entregó un fino camino de mesa.
La confección de adornos para las servilletas se llevó a cabo a domicilio durante un año. Sin embargo, las tejedoras se reunían mensualmente para cerciorarse de que se iba a poder concretar el ambicioso obsequio.
Para Haydeé “Puri” Torres la acción resultó ser una “terapia”. Como jubilada de una fábrica de zapatos en Aguadilla el tejer le ha ayudado a sentirse útil y entablar nuevas amistades con Lilliam Cordero y María Cardona, quienes fueron dos de sus cuatro maestras. Al escucharla platicar, Pastrana asentía con su cabeza y posteriormente le comentó que su madre la enseñó a tejer, pero que nunca pudo imitar la perfección de su técnica.
A modo de mantener la belleza y el color de las creaciones, Myrna Marcos explicó que estos debían lavarse, enjuagarse, doblarse y guardarse en el congelador para posteriormente plancharse entre tres personas. “Así húmedo también se le puede echar el almidón”, agregó insistiendo en que tanto los manteles como las servilletas serán eternos.
En la ceremonia se mostró el modelo de la caja de mundillo y los bolillos que utilizaron las artesanas. Todas se veían complacidas con haber creado los objetos a utilizarse en los banquetes de Estado.