Centenario defensor de nuestro ambiente
CONSIDERADO PIEZA VITAL DE LA REFORESTACIÓN EN PUERTO RICO, WADSWORTH CUMPLIÓ 100 AYER EN EL DÍA DE DAR GRACIAS
Cuando el joven silvicultor y guardabosques Frank Wadsworth avistó por primera vez El Morro aquel 27 de enero de 1942, no tenía idea del romance que estaba a punto de comenzar. Su vida cambiaría para siempre igual que el futuro de su nuevo amor, una vuelta del destino por la que todos en Puerto Rico deberían dar gracias hoy.
Llegó a los 27 años de edad y recién casado con su primera esposa, Margaret “Peggy” Pearson, quien lo apoyó en su nueva aventura hasta que falleció 43 años más tarde. Lejos de separarlos, el romance de Wadsworth con Puerto Rico los unió pues hicieron causa común por preservar los recursos que le quedaban a un país que para entonces estaba “esencialmente deforestado”, según él lo catalogó.
Aquel amor se convirtió en pasión y llegó a ser tal el compromiso con la patria de sus hijos, que Wadswoth nunca se fue. Volvió a casarse -con Isabel Colorado Laguna- y ayer celebró en este terruño 100 años de haber nacido. “A Puerto Rico, si lo conocen, lo quieren. Eso es seguro”, afirmó esta semana en entrevista exclusiva con El Nuevo Día minutos antes de ser homenajeado en la segunda Fiesta del Árbol de la Fundación Luis Muñoz Marín. En enero cumplirá 84 años de querer a Puerto Rico.
“Si has subido el río Guajataca en kayak no lo vas a olvidar nunca. Gente de Brasil me ha dicho: ‘Esto no pensaba encontrarlo en Puerto Rico’”, continuó ensalzando a su amada antilla.
“Si en mayo vas a una loma y miras al sur, por el horizonte se ven dos estrellas brillantes y ves la constelación de estrellas la Cruz del Sur, que es una chiringa de estrellas, muy linda, y eso está sobre la orilla de la Antártida. ¡Eso es Puerto Rico! No se puede ver eso desde Estados Unidos”, destacó. Pero la lista no terminó ahí. “Tengo una lista de ‘natural features’ (distintivos naturales) de Puerto Rico, 67. Puerto Rico los tiene más concentrados que el resto del mundo. Hay otros países, como Brasil, que tienen más, pero son más lejos. Aquí tenemos el problema del tránsito, mucho carro, pero un turista en un día puede ver agua caliente (baños termales), puede ir a una playa con los niños, puede ver una cueva y un pico”, ilustró con su acento anglosajón, su voz ronca y pausada, pero tan apasionado que no daba cabida a interrupciones.
“Necesitamos aquí gente buena porque esta Isla vale la pena”, clamó.
Cuando el joven conservacionista natural de Chicago llegó a la Isla del Encanto, la mayoría del terreno había sido deforestado principalmente para uso agrícola, tanto industrial como doméstico. “Hasta en las reservas de bosque públicas había cientos de familias viviendo y cultivando”, señaló en su libro de memorias titulado “A Forestry Assignment to Puerto Rico”. Desde la Estación Experimental del Servicio Forestal de Estados Unidos (USFS), localizada en Río Piedras, Wadsworth puso manos a la obra sin limitarse a su rol allí, algo por lo que el pueblo de Puerto Rico le debe estar agradecido según reconocidas figuras del movimiento conservacionista.
“¡Hay tanto por dar gracias a Frank Wadsworth! Si hoy Puerto Rico cuenta con más del 60% de cobertura forestal es por Frank, si tenemos múltiples viveros que suplen de árboles al País es por Frank, si tenemos institutos de investigación de calibre mundial en bosques tropicales es por Frank, si encaminamos esfuerzos para integrar educación en nuestros bosques... es por Frank”, expresó la secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Carmen Guerrero Pérez.
“Habría que agradecerle primero su contribución al entendimiento de los recursos naturales de Puerto Rico (aportación científica), el trabajo que hizo con organizaciones no gubernamentales que son la Sociedad de Historia Natural que fundó y con los Niños Escuchas”, agregó por separado su colega Ariel Lugo, quien lo sucedió en la dirección del Instituto de Dasonomía Tropical del USFS. “Con esas organizaciones logró, por ejemplo, mejorar la conservación en Mona, en los bosques estatales como el Guajataca, los manglares de Puerto Rico como los de Piñones y Vacía Talega (en Loíza), y los de Aguirre (en Salinas)”, enumeró. (Estos últimos logros Wadsworth se los atribuyó más bien a su esposa Peggy).
“Finalmente, darle las gracias por su gesta anónima ayudando al Gobierno de Puerto Rico en el establecimiento de leyes y agencias para la protección de recursos (entre ellas el DRNA y la Junta de Calidad Ambiental). Escribía mucho, proveía información objetiva, pero no buscaba crédito así que a menos que no veas los documentos no sabes que él estaba envuelto. Eso hay que apreciarlo mucho hoy en día, cuando la gente está buscando gloria personal y no necesariamente lo que es mejor para el País”, destacó Lugo.
Su gesta fue tan anónima, que ni sus tres hijastras conocían la magnitud. “No supe mucho de lo que él hace por Puerto Rico hasta hace dos o tres años, que el día de mi cumpleaños mi mamá se enferma, él tenía una actividad y yo lo llevo. En esta actividad alguien me dijo: ‘¿Sabes qué hizo tu padrastro en El Yunque, las investigaciones que hizo, cómo reforestó El Yunque?’ Y yo no sabía nada. Fue un regalo de cumpleaños el estar con él en esa actividad y conocer de toda su trayectoria en Puerto Rico”, recordó
Sylvia Fernández.
Y aun cuando el País está en deuda con este científico centenario. es él quien da las gracias. Así finalizó sus memorias: “¡Muy agradecido!”.
“Si hoy Puerto Rico cuenta con más del
60% de cobertura forestal es por Frank”
CARMEN GUERRERO PÉREZ
Secretaria del DRNA
“Sistematizó el conocimiento sobre los árboles en Puerto Rico, su crecimiento y
los usos”
ARIEL LUGO Director del Instituto de
Dasonomía Tropical