El que se mueve no sale en la foto
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) tuvo un destacado líder que ocupó la vicepresidencia del gobierno de Felipe González, fue uno de los artífices de la Constitución Española postfranquista, fue miembro del Congreso de los Diputados por muchos años y secretario de Organización del PSOE. A este destacado político, de nombre Alfonso Guerra, se le atribuye la frase “el que se mueve no sale en la foto”. Con esta sencilla expresión advertía o amenazaba a cualquier disidente o de pensamiento distinto de su partido con retirarle su respaldo en sus aspiraciones a cargos electivos.
En Puerto Rico, como en otras democracias, el ordenamiento político lo organizan y desarrollan los partidos, lo que se le denomina “partidocracia”. Históricamente se llega al poder gubernamental por conducto del partido al que el ciudadano se afilia. Aquí son muy pocos, y me parece que un aspirante a la alcaldía de Cabo Rojo lo logró hace algunos años, los líderes políticos electos de manera independiente. Vivimos en una sociedad de partidos y así lo reconoce nuestra Constitución. El problema con la afiliación a un partido es que hay partidos que practican la democracia interna, o sea, el libre intercambio de tendencias e ideas; otros que la democracia interna la practican con ciertas limitaciones; y otros que no toleran ninguna disidencia o forma distinta de pensar, particularmente en lo que se refiere al líder máximo del partido, lo que constituye una reminiscencia del viejo “caudillismo criollo”.
Próximas las primarias, donde se seleccionará a los que aspirarán a los puestos públicos en las elecciones generales, emerge la irónica y sarcástica advertencia de Alfonso Guerra, “el que se mueve no sale en la foto”. Usualmente los partidos encomiendan a sus secretarios amarrar a los potenciales candidatos a sus líderes máximos y a las ideas de estos. Si no coinciden con todas las ideas del líder, que usualmente es el candidato a gobernador, están en riesgo de no ser candidatos. Da la impresión de que se trata de un tipo de “absolutismo directivo”, lo que es contrario a la esencia de la democracia participativa que garantiza nuestra Constitución. Así, a los llamados “disidentes” se les margina y hasta se les amenaza, abierta o veladamente, con impedir sus candidaturas. Esto se da en todos los partidos, aunque en unos más que en otros.
La renovación de ideas y personas es imposible en los partidos si su funcionamiento interno no es democrático. Ante la ausencia de selección entre diferentes propuestas que compitan por captar el voto, libre y secreto de los afiliados, se perpetúa el pensamiento único y se dificulta la renovación ideológica. Los líderes de los partidos que en Puerto Rico hoy compiten para acceder al poder deben tener presente que los partidos donde militan fueron desprendimientos de partidos originarios que no supieron fomentar la democracia entre sus miembros y no fueron tolerantes con los afiliados que proponían distintas ideas y pensamientos. Estos líderes deben reconocer que si no se permite el libre intercambio de ideas y de personas, la historia podría volver a repetirse.
Tras la lamentable y prematura muerte del excelente legislador Carlos Vargas Ferrer, el liderato de su partido, en tiempo récord, llenó la vacante sin ni siquiera dar oportunidad a otros miembros del partido a competir por la posición. Se repiten los errores del pasado, causa principal para el desprendimiento y surgimiento de nuevos movimientos y partidos.
Me tomo la libertad de aconsejar a los miembros de los partidos que en algo pueden diferir de los máximos dirigentes o de la férrea ideología que predican: no le hagan mucho caso a los que los amenazan con que si se mueven no saldrán en la foto. Tal actitud es una afrenta a la democracia que los mismos partidos se vanaglorian en defender. Mantengan sus convicciones de manera firme y sin temor porque el pueblo sabe de su compromiso y honestidad intelectual. El cambio puede lograrse desde adentro, es cuestión de persistencia y tiempo. Me atrevo a pronosticar que los que hoy lanzan las advertencias o amenazas, son los que en su día no estarán en la foto.