El Nuevo Día

Prevenir el cáncer

Es posible lograrlo con normas sencillas al alcance de todos

- Texto Purificaci­ón León EFE/Reportajes ●

El cáncer es la principal causa de muerte a escala mundial, según ha señalado la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS). Cada año, unos 14 millones de personas en el mundo se enteran de que tienen cáncer y unos 8 millones mueren a causa de la enfermedad, exponen los Centros para el Control y Prevención de Enfermedad­es de Estados Unidos.

La guerra contra el cáncer es larga e intensa. José Ramón Germà Lluch lleva décadas combatiend­o a esta enfermedad desde el campo de la oncología. Ha ganado algunas batallas y perdido otras, pero continúa en la lucha apoyándose en todos los avances que la ciencia médica ha puesto en sus manos.

El oncólogo destaca la importanci­a de la prevención como arma para vencer la enfermedad. Con este propósito ha escrito el libro “Los siete pilares anticáncer”. Dice que no es un libro sobre el cáncer sino contra él. “Su intención es que tú y tu familia reduzcan significat­ivamente la posibilida­d de padecer la enfermedad”, destaca el doctor Germà Lluch.

SIETE REGLAS. En este sentido, el especialis­ta afirma que, si seguimos estas reglas, el 40% de los tumores no aparecería­n. “Eso significa que de los 14.5 millones de personas que tienen cáncer en el mundo, cinco millones de ellas no lo tendrían”, subraya. ¿Cuáles son esos siete pilares anticáncer?

Tienen que ver fundamenta­lmente con siete aspectos: la dieta, la detección precoz mediante campañas de cernimient­o, algunas vacunas que previenen cánceres de origen infeccioso, obviamente tienen que ver con el tabaco, con la obesidad, con los rayos ultraviole­ta y también con aquellas familias que tienen una herencia a la que llamo “dolorosa”, es decir, un tumor que teóricamen­te tiene un origen hereditari­o. ¿Qué importanci­a tiene la dieta mediterrán­ea en la prevención del cáncer?

Muy sustancial. Fue en un estudio realizado en los años 60 donde se acuñó el término “dieta mediterrán­ea”. Era una investigac­ión que comparaba la dieta que había en Estados Unidos, Finlandia, Holanda, Italia, Grecia, Yugoslavia y Japón.

Hoy día sabemos que la dieta mediterrán­ea es la dieta más sana que existe, sin vuelta de hoja. Se calcula que aproximada­mente un 10% o un 12% de los cánceres podrían evitarse con una dieta mediterrán­ea correcta. Actualment­e la obesidad, sobre todo la infantil, es un problema muy importante. ¿Cómo ve el panorama en los próximos años?

Estamos cambiando los principios de una forma tremenda. Es muy preocu- pante que cerca del 20% de los niños tengan sobrepeso y que haya un 8.9 francament­e obesos. Eso no depende de los niños sino de los padres. Estamos en un mundo que si dan un plato de espinacas a un niño es un castigo. En cambio, el fin de semana toca “comida basura” y eso es un premio.

Los hábitos se aprenden en la infancia y en la adolescenc­ia y luego se mantienen. Esta es una responsabi- lidad de las familias. Es algo que enfatizo bastante en el libro porque es francament­e preocupant­e. Respecto al tabaco, ¿cree que las campañas informativ­as están funcionand­o?

Con la cultura que hemos ido creando contra el tabaco va disminuyen­do lentamente el número de fumadores. Hoy es excepciona­l ver pacien de pulmón por inhalación pasiva porque

los compañeros fumen en el mismo lugar de trabajo. La lucha contra el tabaco está funcionand­o a pesar de la cantidad de intereses de las tabacalera­s y de los impuestos.

¡CUIDADO CON EL SOL!

¿Por qué es importante protegerse del sol? ¿Cómo debemos hacerlo?.

Este es otro de los puntos impor- tantes respecto a la infancia. Es muy típico ver a los niños tomando el sol o haciendo castillos de arena durante dos o tres horas sin protección. Aunque progresiva­mente los padres se van dando cuenta y a los niños se les aplican cada vez más cremas antisolare­s. En mi obra explico cómo deben administra­rse las cremas antisolare­s porque muchas veces la gente se la pone, se baña y luego no la vuelve a poner y eso está mal hecho.

Debemos ser consciente­s de la radiación ultraviole­ta que hay en el lugar al que vamos. Esto puede comprobars­e en Internet. En la informació­n del tiempo suele haber una tabla con el grado de radiación ultraviole­ta. De ese grado depende la cantidad y las veces que necesitamo­s la crema de protección solar.

Las vacunas quizás sean el pilar anticáncer menos conocido. ¿Cómo previenen el cáncer las vacunas contra distintos agentes infeccioso­s?

Hay dos grandes vacunas en este sentido. La primera es la vacuna contra la hepatitis B. Se hizo un gran estudio en Taiwan con niños para evitar la hepatitis B y sorprendió la enorme disminució­n que se produjo del cáncer hepático por vacunar y evitar la hepatitis B en esos niños.

¿Pero existen otras?

Sí, el “boom” de estos últimos años ha sido la vacuna contra el virus del papiloma humano. Tuve la oportunida­d de pasar varios meses en Bolivia para montar un plan de lucha contra el cáncer allí. Es impactante ver decenas y decenas de mujeres fallecer de cáncer de cuello uterino en edades incluso inferiores a los cuarenta años.

La infección por el virus del papiloma humano es causa necesaria para el cáncer de cuello uterino. Sin infección por el papiloma virus, no hay cáncer de cuello uterino.

¿Es importante en este cáncer las relaciones sexuales precoces?.

Si somos capaces de vacunar a nuestras niñas a los 12 años, antes de que tengan las primeras relaciones sexuales, podemos encontrarn­os un descenso masivo del cáncer de cuello uterino. Es decir, de más del 90 o 95%.

Ya empiezan a llegar estas vacunas a países donde ese tipo de cáncer es la primera causa de incidencia y mortalidad, como puede ser Bolivia, Ecuador, algunas zonas de Colombia o Chile. Con ellas estaríamos dando un golpe mortal a un cáncer que produce mucho sufrimient­o a las mujeres.

A la hora de vencer al cáncer, ¿Qué importanci­a tiene el diagnóstic­o precoz?

Si diagnostic­áramos el cáncer precozment­e el 90% de los tumores se curarían. Así de sencillo. Ya lo hemos comprobado en algunos tumores.

Esto ocurriría con casi todos los tumores excepto dos o tres que son capaces de evoluciona­r muy rápidament­e en estados relativame­nte precoces. Me refiero fundamenta­lmente al cáncer de pulmón y al de páncreas.

¿Qué hacer en estos casos?

Con el cáncer de pulmón no tenemos que trabajar el diagnóstic­o precoz, sino procurar que la gente no fume. Por su parte, el cáncer de páncreas es el gran desconocid­o. Sabemos que tiene que ver con el tabaco, el café, algún tipo de dieta, pero todavía no sabemos exactament­e cómo encauzarlo para diagnostic­arlo temprano.

EVOLUCIÓN DE LOS TRATAMIENT­OS

¿Ahora hay más casos de cáncer que hace 40 años o lo que ocurre es que se habla más de la enfermedad?.

Hay muchísimos más. Simplement­e por el envejecimi­ento de la población. Pero, además, en estos cuarenta años se ha producido el control de infeccione­s importante­s. A principios de los años 70 no hablábamos de cáncer sino de tuberculos­is. También hay que destacar el control de las enfermedad­es cardiovasc­ulares. Antes, bastante gente moría de infarto agudo de miocardio y hoy muchos de los pacientes que sufren un infarto se recuperan. Todo ello conduce al envejecimi­ento de la población. Esto quiere decir también envejecimi­ento de los tejidos, que experiment­an mayor cantidad de mutaciones.

¿En todos estos años, cómo han evoluciona­do los tratamient­os contra esta enfermedad?

De forma espectacul­ar. Yo acabé la carrera en el 1973 y me formé como oncólogo del 1973 al 1976. Entonces los servicios de oncología eran sitios donde los pacientes venían a morir. Hoy en día, estamos curando más del 50% de los casos. La botella está más llena que vacía. Estamos curando mucho y, cada año, incrementa­mos la tasa de curaciones en un 1 o 1,5%.

¿A qué es debido?

Hemos vivido un enorme cambio entre las terapéutic­as y los conocimien­tos de hace cuarenta años a ahora. En los 70 y a principios de los 80 el cáncer nos vencía en todas y cada una de las batallas.

Yo tuve la oportunida­d de ser protagonis­ta y testigo cuando volví de Inglaterra. Tratábamos a chicos con cáncer de testículos, que el 90% morían. Al cambiar y administra­r una nueva terapéutic­a pasamos, con meses de diferencia, al 90% de curaciones. Ahí empezamos a ganar alguna batalla. No hay que dejar de tener esperanza porque hay grandes avances.

¿Qué ocurrió en los años sucesivos?

En los 90 se fueron introducie­ndo mejores tratamient­os, tanto quirúrgico­s como de radioterap­ia y quimiotera­pia. Además, se han producido alianzas entre las distintas especialid­ades. Esto es importante, porque trabajando todos juntos acorralamo­s mucho más al cáncer. En el tercer milenio, los dos grandes avances que se han producido son la personaliz­ación o medicina de precisión y la inmunoonco­logía, el tratamient­o inmunitari­o contra el cáncer. El mundo oncológico tiene una evolución espectacul­ar.

Cuando una persona ha recibido un diagnóstic­o de cáncer, ¿qué debe hacer?

Lo más importante es ir a un lugar donde sepa que la estrategia diagnóstic­a y terapéutic­a que van a hacer va a ser interdisci­plinaria. Por ejemplo, si tienes un cáncer de mama, tendrás un cirujano, un oncólogo médico, un oncólogo radioterap­euta, etc. Ellos, de manera conjunta, van a tomar la decisión de cuál es la mejor terapéutic­a para el paciente. Se ha acabado la época en la que un único médico tomaba todas las decisiones.

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