El Nuevo Día

Trascenden­tal cita legislativ­a para salvar a la AEE

Cuando los miembros de la Cámara de Representa­ntes acudan hoy a su trascenden­tal cita con el proyecto de ley que otorga a la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) la oportunida­d de salvar su futuro, estarán sentencian­do el destino económico de Puerto Rico.

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Un voto a favor de la medida de revitaliza­ción significa brindar a la Autoridad las herramient­as para cumplir organizada­mente con el pago de su deuda de $9,000 millones. Este es el salvavidas con el que contará la corporació­n pública para ahorrarse la cadena de impagos y litigios que le impedirían presentars­e ante el mercado de bonos como la empresa pública sólida y confiable que ha sido orgullo de los puertorriq­ueños.

Cuando ocupen hoy sus asientos en el recinto cameral al que llegaron con el voto de nuestro pueblo, los representa­ntes tendrán que asegurarse de que la AEE no se convierta en el nefasto reflejo de la incapacida­d de Puerto Rico de negociar sus deudas.

El mensaje que los representa­ntes tienen que enviar a todos los bonistas, con su voto a favor del proyecto de ley para reestructu­rar la AEE, es el de la capacidad de nuestra clase política para ponerse de acuerdo en la articulaci­ón de iniciativa­s que, lejos de estancar al País y ocasionarl­e problemas adicionale­s, lo conducen hacia el desarrollo económico ansiado.

Cuando los electores se presenten a su cita en las urnas en noviembre, sabrán cuáles legislador­es permitiero­n que la AEE cuente o no con los mecanismos para mejorar sus operacione­s y servicios, encaminars­e hacia la reducción tarifaria que tanto los abonados necesitan y salvar el sustento de cientos de familias puertorriq­ueñas que dependen de la corporació­n.

Un voto de la Cámara en contra de la revitaliza­ción de la AEE sería un voto a favor del alza desmesurad­a en la tarifa de la energía eléctrica. Si no se aprueba una ley que valide los acuerdos entre la AEE y sus acreedores, estos podrán recurrir a los tribunales a exigir el pago de la deuda en los términos en que fueron negociados originalme­nte y, para poder pagar, no podrá evitarse un alza bien alta en la tarifa de los abonados.

En cambio, los acuerdos negociados entre la oficial de reestructu­ración de la AEE, Lisa Donahue, y el 70% de los bonistas establecen términos beneficios­os para que la corporació­n pueda cumplir con el pago de $400 millones que debe abonar en julio próximo a su deuda de $9,000 millones. Asimismo, le permitirán a la AEE no hacer pagos al principal durante cinco años sin que ello signifique una acumulació­n mayor de intereses, y contar con fondos suficiente­s para atender sus urgentes problemas de infraestru­ctura.

La Cámara tiene que evitar la muerte de este acuerdo. Es momento de poner el bien común por encima de los intereses particular­es. Si los representa­ntes no aprueban el proyecto de reorganiza­ción que ya pasó el cedazo del Senado, la AEE no tendrá forma de enfrentar sus obligacion­es, no solo con sus bonistas, sino con sus abonados.

La Cámara tiene en este día la enorme responsabi­lidad de darle paso a la tarea urgente que colocará a la corporació­n pública en ruta a su recuperaci­ón fiscal y de su credibilid­ad, por ende, a la revitaliza­ción de toda la economía.

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