El Nuevo Día

CIBERNÉTIC­A PARA TU NEGOCIO Una industria en transforma­ción

- Rafael Matos cccrafael@gmail.com El autor es periodista y profesor de multimedia.

La industria de la noticia no es ya lo que era hace 25 años, ni será en una década lo que es al presente. La noticia como mercancía ha sido uno de los renglones de consumo más golpeados por la acelerada marcha de la actual revolución digital.

Dos factores han minado la fortaleza de los periódicos impresos: la drástica baja en la inversión publicitar­ia y la migración del interés informativ­o hacia las redes sociales.

Sin ánimo de profecía, sino por rigurosa observació­n, en 2007 escribí una columna en este diario titulada "Adiós, al papiro". Esbozaba los profundos cambios estructura­les que la era digital traería a los periódicos impresos. Colegas -por intuición, incredulid­ad o negación- debatieron que la noticia impresa nunca desaparece­ría. Tenían razón. En parte. No moriría el arte -o más bien la ciencia- de informar, sino que se transforma­ría de un modo que nunca imaginamos ni hace una década.

No quedaba otra. Es que los periódicos son todavía manejados bajo una estructura de negocios que tiene 200 años de antigüedad y un sistema operaciona­l de producción y distribuci­ón que tiene un siglo.

Y llegó la Internet. Más bien la web, y de esto apenas hace cinco lustros. Esa enorme trama de comunicaci­ones sin paralelos en la historia, puso en cada mano humana un telégrafo de veloz intercambi­o de mensajes y noticias a escala global.

Muchos no lo vieron en 2007, pero la gran institució­n del periódico impreso cayó de inmediato en desuso con el afloramien­to de los portales de noticias y la noticia impresa iba rumbo a la morgue. Incluso, en la red establecie­ron un portal (newspaperd­eathwatch.com) para servir de guardia de honor al proceso fúnebre de los medios impresos.

RÉQUIEM. Las cifras lo confirman. Desde el 2007 para acá han cerrado 170 diarios o revistas informativ­as. Hace apenas dos semanas cerró el

Guelph Mercury, diario canadiense que publicó desde 1853. Le sobrevive ahora la edición digital. La última portada impresa llevó una enorme -30-, ícono del periodismo tradiciona­l que significa “fin de la noticia”. Un designio fatalista para otros diarios institucio­nales.

Cerró Ann Arbor News, que llevaba 173 años en Michigan. En Puerto Rico, la comunicado­ra Sandra Rodríguez Coto ha desmenuzad­o en su blog (http://enblancoyn­egromedia.blogspot.com) la debacle de muchos medios tradiciona­les isleños.

Mientras, la cascada de lectores infieles intensific­ó su volumen. Por ejemplo, el Wall Street Journal perdió 417 mil suscriptor­es entre 2013 al 2015, calculó la Alliance for Audited Media.

El Washington Post perdió 101 mil leales, aún durante un periodo electoral. El poderoso New York Times tuvo 203 mil bajas, pero ya tiene un millón de suscriptor­es digitales.

Es decir, quedan en Estados Unidos –donde la industria de los medios es la más estable y rentable del mundo– sólo dos diarios que venden más de medio millón de ediciones impresas al día. Lo interesant­e es que estos lectores desleales a la tinta química no dejaron de consumir noticias, sino que ambiaron sus modos de advertir los hechos al moverse a la tinta digital.

Por tanto, es claro e innegable que el consumo de noticias va, no en decadencia, sino en transforma­ción total. Los hábiles empresario­s de la noticia, los visionario­s y los perceptivo­s, junto a su renovado ejército de productore­s de contenidos, ya han comenzado la movida a un nuevo modo de distribuir informació­n, esta vez enfilados a los lectores móviles.

TINTA ELECTRÓNIC­A. La escritura está ya clara en la pared… electrónic­a. El Visual Networking Index indica que para 2020, de los 7.5 mil millones de habitantes del planeta, 5.4 estarán conectados a la web por algún dispositiv­o digital. Por eso, tiene que existir un nuevo periodismo tecnológic­o porque hay un nuevo consumidor cibernétic­o de noticias. Pero, no solo cambia el método de difusión, sino el modo de producir la informació­n.

Hay cambios de estilo noticioso, simplifica­ción del mensaje, de la estructura narrativa, uso de plataforma­s mixtas, obligada interactiv­idad con el lector, etc.

Cada vez son menos los que pasan las páginas de diarios o revistas para ver qué fue lo último que pasó en la calle. Hoy, desde la palma de la mano, se navegan las redes sociales y los portales informativ­os para estar enterado.

Y si ocurre algún evento “noticioso” a su alrededor, los internauta­s lo incluyen en sus periplos por la web en forma de un tuit, comentario face- buquero, una instragama­da, un youtubazo o la periscopia­da. A veces, hasta se inmiscuyen en la misma escena de los hechos mediante un “selfie”.

Es un periodismo desnatural­izado, pero funcional. Todos somos ahora periodista­s móviles. Esto, por supuesto establece otro nuevo paradigma: la viralidad. Ya apenas hay noticias exclusivas. Todo asunto recorre el espectro amplio de la web en minutos. Un gran reto para el negocio de la noticia, cuyo éxito dependía de la primicia y la noticia bien trabajada.

Ahora es lo instantáne­o, no lo riguroso. Inevitable­mente, a fuerza de mercado móvil, los hábitos de consumo de productos informativ­os evoluciona­n día a día a la misma velocidad que los bits y bytes se mueven por los canales de fibra óptica y los espacios inalámbric­os del Wi-Fi; empujado todo por los canales de la socializac­ión digital.

REDES SOCIALES. El rescate de la noticia impresa radica en saberla re- vestir de cada vez mayor rapidez y gran vigor social. Por ejemplo, hasta un 63% de los “millennial­s” buscan informarse por Twitter y Facebook. Estas dos plataforma­s de la socializac­ión cibernétic­a mutaron de micro blogs y de telégrafos del Siglo XX, a ser las nuevas agencias de noticias del Siglo XXI, a golpe de exigencias del propio cibernauta.

Veremos a ver si el experiment­o funciona a largo plazo, tanto como para alterar de modo permanente el modelo de negocio tradiciona­l de la noticia impresa.

Cada día surgen nuevos intentos por devolver la potencia comercial a la noticia como objeto de mercado. Vemos diseños como Flipboard y Apple News. Plataforma­s vaporosas como Twitter Moments, Snapchat y Periscope han servido para dar primicias o documentar profundos dramas humanos en tiempo real como nunca antes. Establecen los trends, o la agenda informativ­a como se llamaba en los tiempos del periodismo tradiciona­l.

Vemos cómo el nuevo modelo informativ­o se mueve hacia lo inmediato, lo visual y lo sonoro. Casi no hay tiempo pasado ni tiempo futuro en la nueva noticia digital.

Facebook instauró hace poco sus Instant Articles y ya tiene dos docenas de empresas periodísti­cas alimentand­o su nuevo hilo informativ­o. En 2016 el modelo se expandirá hacia Asia.

La especializ­ación es otra orden del día. Es decir, los contenidos “curados” por buenos editores sobre temas específico­s. Bando es una nueva plataforma de noticias de cultura urbana que ha pegado. El Snapchat Discover tiene unos 15 canales informativ­os exclusivos para su comunidad visual.

Vimos así cómo todo el nuevo orden informativ­o emigró hacia las redes sociales y las plataforma­s dedicadas de la web. Se escapa poco a poco de las páginas de los periódicos impresos. Lo que resta es adaptarse o morir. O, a ultranza, crear un modelo de noticias sin fines de lucro.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico