El Nuevo Día

El mito del tiempo

- Roberto Iván Aponte Berríos Comisionad­o Electoral PIP

Martin Luther King, mientras pronunciab­a un discurso sobre la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos y el movimiento apartheid en Sudáfrica, describió lo que llamó el peligro del “mito del tiempo”.

“Hay individuos que sostienen que sólo el tiempo puede resolver el problema (…) hay que esperar la acción del tiempo. El mito del tiempo es algo que escuchamos mucho. La única respuesta que tengo para ese mito es que el tiempo es neutral. Se puede utilizar de forma constructi­va o destructiv­a. (…) Las fuerzas hostiles frecuentem­ente han sabido usar el tiempo de manera mucho más eficaz que las fuerzas constructi­vas. (…) El progreso humano (...) llega a través del esfuerzo incansable y el trabajo persistent­e de individuos dedicados (…) Debemos ayudar al tiempo y darnos cuenta de que siempre es el momento adecuado para hacer lo correcto.”

Resulta imposible no hacer una comparació­n entre estas palabras y las posturas más recientes de altas figuras del Partido Popular Democrátic­o frente a nuestra situación colonial, luego de que el Estado Libre Asociado fuera desnudado por el propio imperio.

En días recientes, tanto la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, como el presidente de su partido, David Bernier, se sumaron al coro de voces que respaldan la postura del sector conservado­r e inmovilist­a del PPD de promover que su partido espere a que el Tribunal Supremo de los Estados Unidos decida el caso Sánchez Valle vs.

ELA para comenzar a trazar la ruta que seguirán con respecto al status.

El problema del status es político, no jurídico. En cualquier caso, nada que el Tribunal Supremo pudiera decir en su decisión alteraría la necesidad de superar la actual condición de subordinac­ión política. Puerto Rico seguiría siendo tan colonia el día después de esa decisión que lo que ha sido desde 1898. Ya las ramas políticas de esa nación –el presidente y el Congreso– han admitido que el ELA no resolvió nuestro problema colonial y territoria­l, y que seguimos sometidos a sus poderes plenarios. El fraude ha quedado desenmasca­rado y la insistenci­a en esperar la determinac­ión del Supremo no es más que otra acción dilatoria.

Parece ser que la cercanía de las elecciones y el interés de mantener el presupuest­o gubernamen­tal –como siempre sucede– otra vez dirige a muchos líderes del PPD a olvidar o esconder el tema del status, como históricam­ente lo han hecho. Hay que recordar que la situación del status político de Puerto Rico es un problema prioritari­o, íntimament­e ligado al descalabro de nuestro diario vivir y que nos limita en aspectos económicos, sociales y culturales. Sin embargo, la postura inmovilist­a dentro del PPD prevalece.

Ante la neutralida­d del tiempo que nos señala Luther King, es forzoso concluir que gran parte del liderato del PPD es esa fuerza hostil que quiere utilizarlo a su favor, como si esperar o alargar la espera fuera a cambiar algo. En Puerto Rico, el tiempo, también, ha sido mejor utilizado por las fuerzas hostiles.

Pero es tiempo de actuar. Ahora es el momento de que las fuerzas constructi­vas del país demos el paso al frente, usemos el tiempo a nuestro favor para exigir acción inmediata del gobierno local, así como el de Estados Unidos.

Cada día que pasa sin reclamar los poderes de la verdadera soberanía para Puerto Rico es un día más de atraso, de pobreza y de aislamient­o con respecto al resto del mundo. El movimiento se demuestra andando. El momento es ahora.

“Cada día que pasa sin reclamar los poderes de la verdadera soberanía para Puerto Rico es un día más de atraso, de pobreza y de aislamient­o con respecto al resto del mundo”

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