Cirugía mayor
Es incuestionable que nuestra democracia vive asediada por la corrupción y que una tajada enorme de la deuda pública que nos tiene en bancarrota se fue por el bolsillo roto del soborno, el chantaje y la extorsión. Evidentemente las condenas de encarcelamiento, restitución económica y desprestigio por la corrupción gubernamental no fueron disuasivo adecuado para librarnos del daño ocasionado por las camadas de corruptos a cada cuatrienio. Como en caso de enfermedad catastrófica, se impone la cirugía mayor.
A los aspirantes y precandidatos que buscan el voto del pueblo para alcanzar las nominaciones de los dos partidos principales con opción de alcanzar poder, es tiempo de exigirles el compromiso con una agenda salvadora:
1. Ley revocatoria que permita acortar el término electivo del gobernador, legisladores y alcaldes cuyo desempeño no alcance respaldo mayoritario en las urnas.
2. Límite a dos términos consecutivos de cuatro años para los cargos electivos de gobernador, representantes, senadores; y a tres términos consecutivos para alcaldes.
3. Creación de la carrera de servicio público, prohibiendo empleados públicos en actividades proselitistas, puestos de liderazgo o recaudación de fondos de partidos y candidaturas políticas.
4. Requerimiento de seis meses de licencia sin sueldo previo al evento de primarias o elección general, para empleados públicos que se postulen a un cargo electivo.
5. Límite a los gastos de campaña publicitaria y propaganda para cargos políticos electivos, revisable cada cuatro años de acuerdo a los costos de la industria publicitaria y los medios de comunicación; con un máximo de tres meses de campaña previo a la fecha del evento electoral de primarias de partido y/o elección general.
Nada de esto es novedoso, irracional o extraño. Existen en otras jurisdicciones o países, y ocasionalmente han figurado en la oferta de nuestros partidos políticos. La corrupción nos ha devastado moral y económicamente. Es hora de la cirugía mayor.