Una casa melancólica
Un poemario que invita a la reflexión acerca de la pérdida en diferentes facetas
A veces, un poemario posee, por eso de utilizar una analogía musical, un tema semejante a un bajo en una composición armónica, que brinda el soporte de los demás elementos en una melodía. Es posible que en el caso de La casa que
soy, de la puertorriqueña Janette Becerra, este soporte sea la melancolía, que parece ser el tema que enlaza la mayoría de los poemas en este volumen.
Los cuarenta y seis poemas reflejan, entre sus metáforas y versos, cierta tristeza con la que los lectores podrán identificarse. Invita a la reflexión acerca de la pérdida en diferentes facetas, sea de amantes, novios, padres, madres, hijos, juventud, fe y hasta belleza. No resulta, sin embargo, agobiante, sino que parece más bien un intento por comprender el porqué de este sentimiento que afecta a cada persona en diferentes manera y etapas de la vida.
Decir, en este caso, que destacan ciertas piezas sobre otras sería injusto. Más bien algunos apelaron más a mi paladar poético que otros. Por ejemplo, “Una cama de hotel” trabaja con el sinnúmero de emociones y circunstancias que pueden ocurrir en una habitación transitada por tanta gente. “Delirio”, por su parte, refleja el sentimiento de aquel que se haya sentido abstraído en cuanto a su función dentro de la sociedad. La inseguridad es el tema de “Cinco minutos antes de la cita”, mientras que la insatisfacción y la lujuria resaltan en el “El otro”. En “La perspectiva de la otra”, la razón por la que una persona podría aceptar una infidelidad parece inspirar el poema, y en “Encantinflada”, el juego con las emociones y el desamor impresiona.
“La casa que soy” provee un buen ejemplo de la poesía puertorriqueña contemporánea desde la óptica de una autora en plena madurez literaria. Para amantes de la poesía, este poemario será imprescindible en sus bibliotecas.