Casa del alimento local y ecológico
El Departamento de la Comida tiene un nuevo espacio donde puedes comer sano y delicioso
Algunos de los cambios necesarios para fortalecer la economía, crear empleos y mejorar la salud en nuestro país comienzan en la mesa de comer, con aquello que decidimos servirnos y dónde optamos comprarlo. Hace cinco años nació un proyecto entregado a lograr dichas metas, con la propuesta de promover la agricultura local a través de la venta de alimentos cosechados en fincas ecológicas de aquí.
El Departamento de la Comida comenzó como un servicio de entrega de frutas, vegetales, postres y otros artículos cultivados o confeccionados por manos puertorriqueñas. En aquel momento, esta era una idea extraña y ajena para muchos. Sin embargo, tuvo éxito porque nacía la conciencia acerca de la importancia de consumir alimentos frescos y locales. Al cabo de un tiempo se despertó mucho más el interés por este tipo de concepto. La entrega de mercancía fue una gestión que se quedó corta para satisfacer las metas de la creadora del departamento, Tara Rodríguez Besosa.
“Muchas personas no sabían cocinar con esos productos o no tenían tiempo. A la misma vez, no quería que se botara nada. Me di cuenta de que si queríamos seguir existiendo había que atender 'issues' más allá de entregar vegetales”, explica la empresaria.
Hoy, Rodríguez Besosa ya no reparte las cajas de alimentos. Ideó la forma de que sus clientes -cuyo perfil y cantidad se ha ampliado mucho con los años- tengan un lugar donde acudir para conseguir los productos y, además, consuman un creativo menú diario preparado con ellos.
La nueva casa del Departamento de la Comida, tras su reciente mudanza de Santurce, se encuentra en el #2413 de la calle Laurel, en Punta Las Marías.
“Creo que esta movida es la celebración de poder decir: Wow, lo logramos. También nos permite darle al alimento el enfoque que merece. Es una próxima etapa para nosotros”, asegura Rodríguez Besosa.
El espacio, sencillo y al aire libre, parece un patio familiar. En la barra de madera, se preparan infusiones, batidas, jugos y café. Próximamente, también habrá cervezas artesanales puertorriqueñas y tragos confeccionados con las bebidas de la casa.
La cocina, protagonista del espacio, está a la vista, en la parte de atrás. Allí, Verónica Quiles, quien tiene dos décadas de experiencia en la industria gastronómica, es la encargada principal. Sin embargo, Rodríguez Besosa aclara que en su negocio el equipo es “democrático”, así es que todos se preparan para repartir las labores de acuerdo a la necesidad.
“Tratamos de no tener la misma jerarquía que otros restaurantes. Nos consideramos cocineros con algo en común: cocinamos con los mejores ingredientes”, explica quien también busca mantener un ambiente de aprendizaje y creatividad constante en el restaurante.
El menú en el departamento es mayormente vegano, excepto cuando se consiguen productos tales como leche, huevos o queso, directamente de un productor ecológico. A diferencia de otros lugares donde tampoco se cocina carne, en el departamento se invierte el 90% del presupuesto para comida en cosechas. Es decir, la mayor parte del menú se confecciona con vegetales y verduras, en lugar de arroz o pasta. Así, los clientes consumen platos mucho más frescos y nutritivos.
Para Quiles, encontrar la forma de combinar los alimentos de manera atractiva y deliciosa es un reto constante que le encanta. Todos los días, utiliza su experiencia previa en cocinas muy reconocidas para darle un toque de “fine dinning” a la presentación de los platos que prepara. Para satisfacer unos antojos particulares de la clientela, el menú incluye algunas alternativas fijas. Los miércoles hay “veggie burgers”, los jueves; pasta o “gnocchi” y los jueves; tacos.
En un espacio del patio está la tienda, donde se consiguen alimentos de temporada, panes, postres, café y otros productos ecológicos. Aunque está abierta al público, también existe una opción de membresías con una cantidad mensual para comparar. Esta parte del negocio se maneja a través de Efecto Sombrilla, la faceta sin fines de lucro del negocio. A través de la misma, también se ofrecen talleres de cocina, charlas, eventos y otros “jangueos” interesantes destinados a respaldar la producción y el consumo de nuestros agricultores.
Tras media década de trabajo duro, Rodríguez Besosa puede afirmar, a veces con un poco de incredulidad, que “sí se puede” tener un restaurante donde todo el menú se base en producto local.
“Para nosotros, es una postura política decir que es posible tener un modelo de negocio que beneficie la agricultura”.