Vacunación PROTECCIÓN PARA EMBARAZADAS Y RECIÉN NACIDOS
Todas las mujeres en edad reproductiva deberían tener sus vacunas al día.
La vacunación es una de las herramientas de prevención más costoefectivas desde la perspectiva de salud pública. En la mujer embarazada, es una de las intervenciones de prevención más importantes. El médico encargado de estas dos vidas se encuentra en un momento ideal para evaluar y explicarle a la embarazada la importancia de vacunarse. La vacunación durante el embarazo ofrece la posibilidad de prevenir la enfermedad en el recién nacido y en su madre.
Existe un consenso general entre las autoridades de salud pública y los obstetras en que las mujeres embarazadas deben ser vacunadas. Hay consenso en lo siguiente: las vacunas inactivas no se consideran peligrosas para la madre o el bebé y, con frecuencia, pueden ser de gran beneficio. El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos recomienda la evaluación sistemática del estado de vacunación de cada mujer embarazada y la administración de las vacunas indicadas.
Las vacunas recomendadas para las mujeres embarazadas incluyen: las vacunas contra la difteria, el tétanos, la tosferina (Tdap) y la influenza. La vacuna contra la influenza protege a las em- barazadas de una enfermedad que puede resultar muy grave en ellas y también protege al recién nacido en sus primeros meses de vida. Además, como respuesta a aumentos dramáticos y persistentes en la enfermedad de la tosferina, se recomienda el uso Tdap (vacuna contra difteria, tétanos y tos ferina) en las mujeres embarazadas. Esta recomendación se hace basada en el imperativo de reducir al mínimo la enfermedad de la tosferina en recién nacidos vulnerables. De igual manera, otros familiares y cuidadores directos también deben ser vacunados.
La administración de vacunas durante el embarazo debe ser considerada cuidadosamente, teniendo en cuenta que el riesgo que pueden tener las mismas es, fundamentalmente, teórico y el beneficio de la vacunación generalmente sobrepasa los riesgos potenciales; en especial cuando la probabilidad de exposición a la enfermedad es alta o la enfermedad supone un riesgo añadido para la madre o el feto, como ciertamente ocurre con la enfermedad de tosferina y particularmente con la influenza.