Obesidad: una enfermedad devastadora
Reconocer las complicaciones de la obesidad es parte de la campaña para combatirla.
La obesidad aumenta el riesgo de hipertensión arterial, hiperlipidemia, diabetes mellitus tipo 2, diabetes gestacional, enfermedad cerebrovascular y coronaria, apnea del sueño, osteoartritis, incontinencia urinaria y trombosis venosa, e influye en el desarrollo de malignidades como el cáncer de esófago, colon, recto, seno en la mujer postmenopáusica, páncreas y cáncer de endometrio.
Se define como un índice de masa corporal mayor de 30 kg/m 2. Un índice de masa corporal sobre 40 se clasifica como obesidad mórbida. El tipo de distribución de la grasa corporal representa un riesgo para la salud. La grasa abdominal se asocia con un perfil de lípidos anormal, con un estado protrombótico e inflamatorio, con la deposición de grasa en órganos como el hígado. La circunferencia de la cintura es una medida práctica para evaluar la obesidad abdominal con un límite de 40 pulgadas en el hombre y 35 pulgadas en las mujeres. Es útil en la evaluación individual de la obesidad y del síndrome metabólico.
La obesidad asociada al síndrome metabólico es la etapa temprana de la diabetes tipo 2. Se caracteriza por obesidad abdominal, triglicéridos sobre 150, HDL bajo, hipertensión arterial e intolerancia a la glucosa con glucosa en ayunas sobre 100 mg/dL. La pérdida de un 5 a un 10 % del peso tiene un impacto significativo en la pre- vención de la diabetes, según publicaciones científicas recientes. La mujer que presenta diabetes gestacional tiene una alta probabilidad de desarrollar diabetes en un período de 10 años posparto y debe vigilar su peso. La intervención nutricional y la actividad física en un programa estructurado contribuyen al éxito, así como la responsabilidad individual y el apoyo familiar y social.
La obesidad afecta el cuerpo físico y la salud psicológica, psicosocial y emocional en la mujer en todas las edades. Crea insatisfacción e inseguridad con su propio cuerpo y puede favorecer conductas adictivas a la comida y prácticas compulsivas para perder peso. Urge profundizar en sus raíces genéticas y sociales e intervenir en el área emocional y social para apoyar los esfuerzos hacia un cuerpo saludable.