Deberían pedir la igualdad
Siento un orgullo profundo por Lin-Manuel Miranda y su increíble aportación, no solo en el campo del arte y la cultura, sino por su compromiso auténtico por ayudar a resolver la crisis fiscal que nos aflige.
La manera con que ha logrado fundir corrientes musicales como el rap, el hip-hop y el jazz para narrar en una obra la vida y ejecutorias de un inmigrante caribeño que logró convertirse en la mano derecha del presidente George Washington y en uno de los padres fundadores de nuestra nación es sencillamente una oda a la capacidad creativa que el multiculturalismo y el amor por la integración de diferentes razas pueden producir. Hamilton es una joya y los alagos de la crítica mundial así lo atestiguan.
Sin embargo, debo decir que, en el plano personal, me duele un poco que Lin-Manuel destaque como positivas en una columna en El Nuevo Día las gestiones de la congresista Nydia Velázquez y la Speaker del Consejo neoyorquino Melissa Mark-Viverito, quienes si en realidad les preocupara reparar la situación de indefensión política y económica en que Puerto Rico se encuentra, no bloquearían continuamente los esfuerzos de los puertorriqueños de la Isla por obtener plenos poderes políticos mediante la estadidad.
No podemos lamentarnos de la desigualdad que el coloniaje congresional nos impone, mientras permitimos que políticos neoyorquinos actúen como procónsules plenipotenciarios restringidores de nuestros derechos civiles.
Carlos R. Urdaneta, Carolina