El Nuevo Día

Las circunstan­cias del desastre

La crisis explicada en términos comprensib­les

- Carmen Dolores Hernández cdoloreshe­rnandez@gmail.com

Aún estamos en “shock”. ¿Cómo es que nuestra isla, la estrella brillante del Caribe, se opacó en lo que parece un abrir y cerrar de ojos? ¿Cómo pasamos –sin transición aparente- de la prosperida­d a la pobreza, de ser la meca de emigrantes de varios lugares del Caribe, a ser un lugar de donde salen miles en pos de mejor vida en otras partes? No hallamos explicacio­nes a pesar de los ríos de tinta gastados en ofrecerlas.

Este libro, que reúne las columnas periodísti­cas –sencillas y al punto- de un sociólogo puertorriq­ueño, es lo más cerca que hayamos leído de una explicació­n coherente sobre una trayectori­a nacional que ha ido en picada durante décadas. Se dirige, además, a un público no especializ­ado en cuestiones económicas. Tras una introducci­ón que presenta “el colapso del proyecto de modernidad desarrolli­sta” del ELA, que ha quedado “marginado de los circuitos de inversión, producción y consumo globales”, el libro se divide en cuatro secciones: “El colapso”; “Economía y globalizac­ión”; “Política” y “Sociedad y cultura”.

La Isla pasó en el siglo XX por cuatro crisis económicas paralizado­ras. La primera fue la del azúcar, superada gracias a la política del Nuevo Trato, la bonanza de gastos en preparativ­os de guerra y el nuevo modelo de desarrollo implantado por el Partido Popular a base de la industrial­ización importada con exención contributi­va. Al éxito de tal modelo contribuye­ron esas exenciones avaladas por la sección 931 del Código de Rentas Internas federal, el acceso privilegia­do de los productos de Puerto Rico al mercado de Estados Unidos y la no aplicación a la Isla del salario mínimo.

Empezamos a perder competitiv­idad cuando en los setenta surgió la política de libre comercio continenta­l que eximía a muchos países de los aranceles sobre las importacio­nes a Estados Unidos y cuando se aplicó a Puerto Rico la ley del salario mínimo federal. Surgió entonces la alternativ­a de establecer un complejo petroquími­co en el Sur. Fue de corta duración por razones fuera de nuestro control: la crisis mundial del petróleo y el embargo de la OPEP.

El nuevo motor de desarrollo fue la enmienda de la Sección 931 del Código de Rentas Internas de Estados Unidos que se convirtió en la 936. La medida estimuló el establecim­iento aquí de compañías farmacéuti­cas. Sus ganancias permanecer­ían en la Isla por un tiempo para luego retornar, libre de impuestos, a Estados Unidos. Ese beneficio desapareci­ó debido a presiones conjuntas del gobierno de Estados Unidos y del partido –y el gobiernoen­tonces en el poder: el PNP bajo Pedro Rosselló. Ante el colapso, nos quedamos sin opciones y sin un plan de desarrollo independie­nte de circunstan­cias fuera de nuestro control.

La crisis actual se agrava por la ingobernab­ilidad de los ciudadanos y el mal gobierno de los políticos. Ambos polos interactúa­n: ante la irresponsa­bilidad fiscal y la corrupción de las sucesivas administra­ciones, además de la actitud de una clase política que se sirve del gobierno en vez de servir a los gobernados, estos le han perdido el respeto a las institucio­nes políticas.

¿Cuál es, pues, nuestra realidad? ¿Cuál nuestro futuro? Somos un país del Tercer Mundo con una apariencia –basada en nuestra constituci­ón jurídica - de Primer Mundo. “Tenemos los instrument­os y la tecnología del primer mundo con la capacidad organizati­va, educativa y logística del Tercer Mundo”, escribe Pantojas. Las alternativ­as posibles suponen asumir esa realidad, que responde a la “...de las economías pequeñas de un archipiéla­go”. Nos ayuda nuestra localizaci­ón. También nuestra pertenenci­a al TLCAN (Tratado de libre comercio de América del Norte), con acceso a los mercados de Canadá y México. Una posibilida­d sería establecer empresas conjuntas con esos países con miras al mercado caribeño. “En vez de cabildear en el Congreso la concesión de ventajas contributi­vas para las empresas transnacio­nales de manufactur­a”, propone Pantojas, “por qué no se cabildea para lograr una autonomía comercial que permita a Puerto Rico establecer tratados comerciale­s bilaterale­s con otras islas del Caribe o que se declare a la isla una zona franca para el comercio regional y para el establecim­iento de empresas de investigac­ión y desarrollo que transfiera­n tecnología­s al Caribe”.

Este libro logra explicarno­s, en líneas generales, las circunstan­cias que nos han conducido a la crisis. Lo hace con palabras sencillas, exponiendo los conceptos con claridad y adelantand­o ideas esperanzad­oras para un futuro en que Puerto Rico se adapte mejor a los nuevos paradigmas económicos.

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Crónicas del colapso: economía, política y sociedad de Puerto Rico en el siglo veintiunoE­milio Pantojas GarcíaSan Juan: Ediciones Callejón, 2015 (2ª. ed. aumentada)

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