La presencia del poeta Matos Paoli
Vivo y vital a pesar de que han transcurrido más de cien años de su nacimiento en 1915 y más de quince desde su muerte en el 2000, Francisco Matos Paoli es un poeta necesario en nuestra literatura. Mística, contemplativa, tierna, de denuncia o de proclama, su poesía hechiza con un reclamo sugerente de imágenes oníricas y de palabras aladas que van desde fondos misteriosos hasta alturas transparentes. Sus múltiples libros –fue extremadamente prolífico- constituyen el testamento viviente de un alma pura y una pluma valiente. Entre ellos resulta central el “Canto de la locura”.
Para conmemorar el centenario de su natalicio el año pasado, el también poeta Carlos R. Alberty Fragoso editó este libro de ensayos críticos que constituyen 16 asedios a una obra poética compleja y creativa por otros tantos estudiosos cuyas lecturas de su poesía, especialmente de “Canto de la locura”, reflejan una gran diversidad de enfoques. Completan el libro una cronología; un estudio, por Laurie Garriga, de las cartas cursadas entre el poeta puertorriqueño y el español de la generación del 27, Jorge Guillén, y una bibliografía selecta tanto de los escritos del poeta como de algunos sobre su obra.
En su lectura filosófica de esta poesía, Francisco José Ramos va a la raíz de lo que se dice “inspiración” poética: el instante del pensamiento en que se recoge “el fulgor o destello de lo real”. Busca el oscuro arranque del acto creador, que en poesía supone encontrar y transmitir un “sentido” superior a la inteligibilidad de las palabras y no necesariamente coincidente con ella. Ese sentido depende, en Matos Paoli, de la transparencia, lo que el filósofo llama “una concepción inmaculada de la poesía”.
Félix Córdova Iturregui, al identificar una poética en esta obra, señala hacia la correlación entre aquella y la vida del poeta. Se trata, en cierto sentido, de una “autobiografía estética” en la que se encuentran imbricadas sus posiciones políticas. Su talante espiritual identifica la categoría política de la “libertad” con lo expansivo y comunicativo del mundo sobrenatural, en contraste con la oscuridad y restricción del mundo luciferino, afín a la violencia controladora de los imperialismos.
Susana Matos Freire, la hija de Matos Paoli, explora las poéticas que informan su Diario, mientras que Elizam Escobar, prisionero –como el poeta - por la libertad de su patria, explora las circunstancias carcelarias y su impacto sobre la poesía del lareño. Ivette López Jiménez escribe sobre el aspecto místico en la obra de Matos Paoli y Mercedes López Baralt hace un análisis cabal del “Canto de la locura”, obra “cenital”, según Josemilio González, aquí citado, del mencionado poeta. Cautiva, en este ensayo, la exploración de la presencia de las aves –empezando con el enigmático quetzal- en el poema. Carlos Alberty, por otra parte, explora otra vertiente de esta poesía: su relación con el nombre propio, Francisco, que asume cabalmente en su poesía, trascendiéndolo al relacionarlo con aún otro Francisco admirado, el santo de Asís.
Los ensayos de este libro, al que contribuyen también Marcos Reyes Dávila, Joserramón Melendes, Yván Silén, Luis Felipe Díaz, Miguel Ángel Náter, María Luisa Lugo Acevedo, Angélica López Plaza, Limarí Rivera Ríos y Javier Ciordia Muguerza, conforman un homenaje necesario a un poeta cuya palabra vivifica no solo nuestras letras sino también nuestra vida nacional.