El espionaje moderno
Una vida plena es posible siguiendo consejos básicos reunidos en este ensayo
¿Cómo te imaginas a un espía? ¿Como un agente al estilo 007, que toma martinis mientras despacha a sus enemigos con un solo disparo y hace algún comentario irónico? Por más de cincuenta años esta es la imagen que se ha perpetuado en libros, películas, series de televisión y hasta en videojuegos. La realidad, sin embargo, es radicalmente diferente. Así lo evidencia el libro The
New Spymasters, del reportero británico Stephen Grey, reconocido por haber traído a la luz pública el esquema de secuestros (renditions) de islamistas por la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA, por sus siglas en inglés).
Grey aclara desde el principio que el término espía tiene una connotación negativa dentro del ámbito de servicios de inteligencia, como la mencionada CIA, el SIS británica (Servicio de Inteligencia Secreto) o la KGB rusa (Comité para la Seguridad del Estado), ya que en la jerga del espionaje, el espía es, por definición, aquel que traiciona a su país o sus ideales por otra nación. La expresión más adecuada para lo que el público conoce como “espía” sería maestro de espías (o spymas
ter, en inglés), que es la persona que recluta o convence a estos “traidores” para que provea información confidencial de otro país u organización. Este spymaster también se- ría quien funciona como contacto principal y confidente del espía o, como se explica en el libro, la persona que lo maneja. El volumen ofrece un breve resumen de la historia del espionaje entre naciones desde el final del siglo XIX, en específico el espionaje de la Guerra Fría y las maniobras que se llevaron a cabo entre los británicos, los rusos y los estadounidenses. Relata, además, cómo estas agencias tuvieron que transformarse, poco a poco, luego de la caída del Muro de Berlín en 1989. Justifican su continua existencia al intentar trabajar contra el narcotráfico en la década de los noventa y el terrorismo, a partir de 2001.
Las historias de hechos recientes que nos cuenta Grey revelan lo complicado que es recopilar información de los grupos terroristas que pretenden infiltrar, como al-Qaeda. Además, muestra las dificultades de conciliar las leyes que cobijan a sus respectivos países y en los que operan, a la vez que intentan mantener a salvo a sus espías (más por razones pragmáticas que por algún sentido altruista). En general, es un libro inquietante, que revela la eficacia (o incompetencia, en muchos casos) de estas agencias de inteligencia, que los medios y la opinión pública tienden a glorificar. Será perturbante comprobar que la vida o la muerte de cientos o miles de habitantes está en manos de algún político o burócrata incompetente, en vez de en un espía, tipo héroe, al estilo James Bond.