PRISIONERAS
Quisiera que a través de estas breves líneas mirásemos, desde una justa perspectiva y con sensibilidad humanista, las crueles condiciones de existencia de las mujeres encarceladas y viéramos que allí donde los carceleros “ven” métodos “correccionales” o tratamientos “rehabilitadores” en realidad agravan el suplicio de sus condenas y las hacen sufrir tormentos irracionales e injustos, inhumanos y deshumanizantes.
A las prisioneras relocalizadas recientemente en el complejo carcelario de Bayamón el “reglamento” prohíbe contacto físico con familiares y constriñe las visitas - una hora, dos días al mes - a través de un cristal. Esta imposición se basa en especulaciones prejuiciadas arraigadas en estigmas de peligrosidad y requerimientos paranoides de seguridad impuestos por la sinrazón penal. Pero, dada la marcada ambigüedad e imprecisión de los preceptos constitucionales, las administraciones carcelarias gozan de un inmenso poder discrecional y las manifestaciones sistemáticas de violencia institucional están “legitimadas” en sus reglamentos, que justifican maltratos y crueldades como si se trataran de medidas de seguridad y tratamientos rehabilitadores.
Sentir el aliento entristecido de la persona amada; consolar su voz quebrantada con una caricia; aliviar con un abrazo las amarguras cotidianas que tanto duelen y tanto apenan; tomarse de las manos para compartir en silencio un mismo grito de angustia; son derechos humanos y no existe forma de autoridad alguna que justifique violarlos, como lo hacen nuestras instituciones penales. Confortar con tacto humano el espíritu dolido y apesadumbrado de un ser querido, así de la madre encarcelada, así de la hija que el Estado ha raptado, es un derecho inalienable aunque los reglamentos lo nieguen y las leyes existentes consientan violarlo. Estos cristales infamantes afligen aún más a las familias heridas y rompen violentamente esos lazos de amor que a pesar de todos los pesares todavía las mantenían unidas en un abrazo, en un beso y en una caricia que hoy les son prohibidas…
En lo inmediato, elimínense esos cristales infamantes y devuélvase a las prisioneras y sus seres amados el derecho universal al tacto humano….