Hay que preservar el recurso del agua
Debemos recibir con satisfacción la buena nueva de la revisión actualizada final del Plan de Recursos de Agua de Puerto Rico y toda la comunidad científica, ambiental y académica debe sentirse convocada a colaborar para que el programa sea lo más útil pos
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El plan, aprobado originalmente en 2008, ha incorporado elementos de especial significado en los tiempos actuales, especialmente los relacionados con el manejo de las periódicas sequías que tan contundentemente afectan la vida cotidiana y comercial puertorriqueña, así como los impactos del invencible cambio climático, para atemperarlo a las nuevas realidades y a los retos del uso del vital recurso del agua en nuestra Isla.
La revisión reviste enorme importancia ante los numerosos cambios registrados en los pasados ocho años, incluyendo el mayor uso que se está dando al agua como parte del nuevo impulso al desarrollo agrícola.
La revisión incluyó las proyecciones poblacionales frente a la demanda actual del uso del agua, muy diferentes a las de 2008 cuando se elaboró el plan originalmente. Igualmente son diferentes las condiciones de los embalses y las necesidades de agua de los sectores residencial, comercial e industrial.
Uno de los problemas del recurso, propio de la naturaleza y en parte causa del cambio climático, es que la lluvia cae en ciertas épocas del año, en diferentes lugares y de distintas maneras: lloviznas o aguaceros torrenciales que provocan serias inundaciones, con efectos sumamente adversos sobre la agricultura, la construcción, la transportación, la vida cotidiana; en resumen, sobre la economía general de la Isla.
Aunque los expertos han aportado significativamente a la mejor administración de los caprichos de la naturaleza, aún hay mucha tarea por delante, incluyendo la búsqueda de alternativas para mantener suficiente almacenamiento del líquido, especialmente en el área metropolitana de San Juan, con su alta densidad poblacional.
El serio problema fue expuesto recientemente por el doctor Antonio Santiago Vázquez, un pionero en la ingeniería ambiental y quien fue instrumental en la conceptualización del Súper Acueducto del Norte, al que califica como un proyecto incompleto. Un serio problema que causa la falta de almacenamiento en regiones específicas lo dramatiza la escasez del agua necesaria en una línea imaginaria que corre desde Toa Baja hasta Río Grande, Caguas, Gurabo y el corredor Caguas-Humacao, áreas abastecidas desde la zona metropolitana mediante el desvío de alrededor de 20 millones de galones diarios.
Confiamos que éste sea un asunto de especial atención en el plan que será discutido en audiencia pública el 29 de este mes. Igualmente importantes son las recomendaciones en el plan dirigidas al fomento del “diseño verde” en las nuevas construcciones, que incluye sistemas de recolección de agua.
Entre los asuntos de tanta urgencia –incluido el fiscal– que ocupan la atención del gobierno y la ciudadanía, el de un plan efectivo para el manejo de los recursos del agua tiene que recibir espacio prioritario por su trascendencia para el desarrollo general de la Isla.
El manejo y la conservación del agua tiene que ser esencial en el proceso que lleve a la revitalización de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, que pierde un altísimo porcentaje del líquido que produce y sufre de abastos inadecuados.
No podemos esperar a que nos afecte la próxima sequía severa, como la ocurrida en 2015, para recabar la colaboración de la comunidad científica, académica y ambiental, y poner en marcha soluciones efectivas que respalden adecuadamente el necesario desarrollo del País.