El Nuevo Día

OPINIÓN EXPERTA

- Gustavo Vélez Economista

Entre el

Congreso y el Tesoro

En los próximos tres meses, Puerto Rico se juega la vida.

Soy consciente de que amplios sectores del País aún no lo ven porque están entretenid­os con el último chisme del momento o con las primarias.

A pesar del intento de enajenació­n colectiva, en los próximos tres meses el Gobierno enfrentará el vencimient­o de varios pagos de obligacion­es financiera­s ascendente­s a $1,800 millones, la posibilida­d de un impago y la posible imposición de una Junta de Control Fiscal Federal.

Tuve la oportunida­d de visitar nuevamente el Congreso durante la primera semana de marzo. En esta segunda visita, tuve reuniones con funcionari­os claves de los comités de Recursos Naturales y Finanzas de la Cámara baja. Precisamen­te es en el comité de Recursos Naturales que preside Rob Bishop (R-Utah), donde se trabaja un proyecto de ley para atender la crisis fiscal de la Isla, y que posiblemen­te incluya una Junta de Control Fiscal.

El “speaker” Paul Ryan estableció al comienzo de la presente sesión legislativ­a que para el 31 de marzo habría alguna pieza legislativ­a para atender la grave situación financiera del Estado Libre Asociado (ELA).

En mis reuniones tuve la oportunida­d de entregar un documento de mi autoría que lleva como título “A path to recovery: A fiscal board and chapter 9 for Puerto Rico” en el que establezco mi visión de lo que debería incluir una acción congresion­al sobre la Isla.

Los cuatro puntos o parámetros de un programa de apoyo a la Isla deben incluir una Junta Fiscal fuerte en el corto plazo, que permita tomar las acciones en materia fiscal y de reestructu­ración del Gobierno. Una vez estabiliza­da la situación, esta junta puede ir transitand­o hacia un rol de supervisió­n establecie­ndo ciertos parámetros a cumplirse por el Gobierno local.

El segundo punto propuesto, es permitir el capítulo 9 limitado a ciertos emisores de deuda, particular­mente las utilidades públicas. En tercer lugar, recomendé atender el tema de las pensiones de los empleados públicos que están al borde de la insolvenci­a y que, de colapsar, provocaría­n una verdadera crisis social.

El cuarto punto, es incluir algún instrument­o o incentivo fiscal para reactivar la economía local. Aquí enfaticé que el problema de fondo de la actual crisis fiscal, es el colapso de la capacidad productiva de Puerto Rico. Fui claro en que los manejos fiscales o de reestructu­ración, fracasarán sino se atienden los problemas estructura­les que impiden que la economía recupere su capacidad de crecimient­o y que este aspecto hay una responsabi­lidad compartida con el Congreso.

Hubo receptivid­ad a mis planteamie­ntos, sin embargo, es difícil precisar cuál será el destino legislativ­o de la ayuda a la Isla en los dos cuerpos legislativ­os.

Lo que sí puedo afirmar es que la falta de unidad de propósitos de la clase política local y la falta de transparen­cia financiera del Gobierno, han debilitado las posibilida­des de que se atienda con rapidez y determinac­ión la situación de Puerto Rico. El peor error que se ha cometido es que en el peor momento histórico se han trasladado a Washington las micro-agendas políticas.

EL PLAN B. Como indiqué al principio, en los próximos tres meses Puerto Rico enfrenta un abismo fiscal provocado por la falta de liquidez para pagar los vencimient­os y mantener el Gobierno funcionand­o.

El otro reto es cómo el Gobierno actual confeccion­ará el presupuest­o para el período fiscal 2016-17 bajo esta incertidum­bre.

De hecho, la segunda parte de ese presupuest­o la hereda el Gobierno entrante, independie­ntemente del partido que gane en noviembre. He aquí un incentivo para que la oposición política colabore, pues si esto sale mal, va a afectar los primeros seis meses de un posible nuevo Gobierno bajo el Partido Nuevo Progresist­a.

La segunda pregunta es ¿Cuál es el plan B si el congreso no pasa legislació­n? Claramente la única opción efectiva para evitar los impagos y un posible impago, es que, por una orden ejecutiva presidenci­al,el Departamen­to del Tesoro, habilite algún mecanismo que permita a este organismo federal comprarle deuda al Gobierno local mediante notas de anticipaci­ón (TRANS) o el Tesoro actuar como garantizad­or de esa deuda para que el ELA pueda acceder al mercado y levantar capital para atender el problema de liquidez.

Bajo este plan, el Tesoro pudiera implementa­r algún tipo de mecanismo de supervisió­n menos intrusivo que la Junta de Control Fiscal que se prepara mediante legislació­n.

Esta supervisió­n será esencial para asegurar el buen uso de los recursos generados, particular­mente porque estamos en época de elecciones. De igual manera, la supervisió­n permite mitigar un posible efecto político ante la percepción de que el Gobierno federal ha salido al rescate de Puerto Rico, cuando no salió al rescate de Detroit antes de su quiebra en el 2013.

No se puede perder de perspectiv­a que allá también están en período eleccionar­io y todas las acciones tendrán un efecto político. Hay más preguntas que respuestas, pero parece que nos espera un verano largo y caliente.

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