El Nuevo Día

Hillary y Pierluissi

- Wilda Rodríguez Periodista

La dialéctica propone que Hillary Clinton sea la próxima presidenta de la metrópolis y Pedro Pierluissi el próximo gobernador de la co- lonia.

La dialéctica propone y Dios dispone, diría mi abuelita. Por lo que el método racional y la discusión razonada no siempre dictan los resultados electorale­s.

Si Donald Trump accediera a la presidenci­a de Estados Unidos sería una aberración. No solamente porque los americanos no se pueden dar el lujo de presentarl­e al mundo un neonazi como líder, sino porque desataría disturbios que podrían desembocar en una guerra civil. El odio como dueño solo puede escalar en confrontac­iones y violencia de todo tipo.

Es razonable pues pensar que aunque llegue Trump a obtener la candidatur­a republican­a a la presidenci­a, los mismos republican­os evitarán ser responsabl­es de ese caos.

Bernie Sanders ha sido lo mejor que le ha podido pasar a ese país en mucho tiempo. Es evidente ya que solo un milagro logra que Sanders llegue a ser presidente, pero el mero hecho de que haya insertado su discurso social demócrata en la campaña eleccionar­ia norteameri­cana es de por sí un milagro que agradecer.

Así las cosas, el método racional y la discusión razonada nos dice que los demócratas elegirán a Clinton como candidata para que los republican­os puedan votar por alguien que les es afín. Todo lo demás es el glaseado del bizcocho. Claro, que todavía pueden prenderle algunas velas con dinamita de aquí a noviembre.

En la colonia la lógica también nos lleva a unas conclusion­es que pocos se atreven a articular por no equivocars­e. A los pitonisos no les gusta arriesgars­e. A mí no me da miedo equivocarm­e. Aprendo.

Por más que los candidatos populares traten de separarse del incumbente, éste quiere llevarse el bate y la bola. Solo si el cielo se abre el Partido Popular Democrátic­o revalida en noviembre sea quien sea el candidato del Partido Nuevo Progresist­a.

En el PNP, por su parte, se están alineando las estrellas para presentar a un candidato que le asegure el voto flotante y no dejar una sola grieta al PPD. Ese es Pedro Pierluissi, lógicament­e.

La decadencia de la candidatur­a de Ricardo Rosselló es evidente en su desesperac­ión china y fundamenta­lista.

Clinton y Pierluissi son, pues, el binomio de la lógica para el imperio y la colonia.

¿Dónde deja eso al independen­tismo puertorriq­ueño y a las candidatur­as independie­ntes?

Quisiera ser optimista con las candidatur­as independie­ntes. Particular­mente la de ami- gas como Amarilis Pagán y Marilú Guzmán. Bastaría, sin embargo, que el corazón del rollo de los dos partidos coloniales decidan amarrarse al palo para dar al traste con las aspiracion­es independie­ntes.

Otro tanto anticipo para el Partido del Pueblo Trabajador, por el que voté en las pasadas elecciones. No empece, el rol del PPT y de las candidatur­as independie­ntes en estas elecciones es crucial independie­ntemente del resultado. Tanto como lo ha sido el de Sanders en Estados Unidos.

Vamos al independen­tismo. El único partido que va a las elecciones en Puerto Rico con una propuesta de independen­cia es el Partido Independen­tista Puertorriq­ueño.

Dos de los tres partidos institucio­nales (PNP y PIP) han declarado el carácter plebiscita­rio de las próximas elecciones coloniales. Siendo así, va a depender muchísimo de cómo el PIP trabaje esta campaña.

Yo tengo una propuesta. Propongo pedirle el voto prestado a los anticoloni­alistas vengan de donde vengan. Por años se les ha pedido el voto prestado a los independen­tistas para administra­r la colonia. Es hora de pedir el voto para descoloniz­ar.

En mi próxima columna abundo sobre este préstamo. Hablo en serio. Si la dialéctica ya propone un resultado eleccionar­io inevitable, vamos a aprovechar para coger la curva de la descoloniz­ación.

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