¿Abolidas?
El 22 de marzo de 1873, en las Cortes de España, se aprobó la ley que decretó la abolición de la esclavitud en Puerto Rico. Para muchas personas, hablar de abolición remite, automáticamente, a pensar en la liberación de cuerpos negros que habían estado encadenados y subyugados. Por ello, supone que se rompió con costumbres y tradiciones en pro de prácticas igualatorias.
Con frecuencia, el discurso sobre la esclavitud excluye a la mujer, pues privilegia las historias espeluznantes cuyas víctimas fueron hombres negros traídos forzosamente a la Isla en el siglo XVI. A 143 años de un suceso tan significativo, vale la pena reflexionar sobre las negritudes; particularmente, desde lo que es ser una mujer negra en la sociedad puertorriqueña contemporánea.
Las experiencias de las mujeres negras no son homogéneas; son tan diversas como los grados de pigmentación de las pieles o las texturas de los cabellos de las que se autoidentifican como negras y de las que son interpeladas como tal. Lo que sí se ha tornado común es la lucha, consciente o inconsciente, por la visibilización. Aunque para visibilizarse, las mujeres negras parten desde distintos registros y prácticas.
Desde los cuerpos y desde los cabellos, principalmente, se pueden trazar mapas que indican hacia dónde se dirigen los esfuerzos de las mujeres negras hoy día. Históricamente, el cuerpo de la mujer negra ha sido confinado a un espacio doméstico. A su vez, se objetiviza e hipersexualiza. La mujer negra es la que cocina, la que ejerce las tareas del hogar, la que funge como empleada doméstica y la que se desempeña como madre de acuerdo a construcciones socialmente impuestas.
No obstante, la mujer negra, también, es la que se destaca en el teatro como Victoria Espinosa. La mujer negra, también, es literata como Mayra Santos Febres, Yvonne Denis y Yolanda Arroyo Pizarro. La mujer negra, también, es abogada como Ana Irma Rivera Lassén, Vivian Neptune y Melissa Hernández Romero. La mujer negra, también, es actriz como Alba Nydia Díaz y Jeimy Osorio. La mujer negra, también, es académica como Marie Ramos y Palmira Ríos. La mujer negra, también, es antropóloga como Isar Godreau. La mujer negra, también, es artista como Awilda Sterling. La mujer negra, también, es bombeadora como Tata Cepeda y Glory Mar González Mejías. La mujer negra, también, es autogestora como Katherine Cepeda. La mujer negra, también, es comunicadora como Millie Gil, Ivonne Solla y Mara Clemente. La mujer negra, también, es baloncelista como Carla Cortijo. La mujer negra, también, es cantante como Lucesita Benítez y Choco Orta. La mujer negra, también, es percusionista como Áfrika Clivilles. La mujer negra, también, es fotógrafa como Angélica Allen. La mu- jer negra, también, es reina de belleza como Wilnelia Merced, Alba Reyes y Génesis Dávila. La mujer negra, también, es poetisa como Gloriann Sacha Antonetty.
La mujer negra, también, es doctora como Agnes Charles-Torres. La mujer negra, también, es estudiante, secretaria, maestra, profesora universitaria, enfermera, policía, sicóloga, publicista, estilista… Así de variadas y multifacéticas son las mujeres negras del país.
El cabello es otro espacio para la visibilización de la mujer afro puertorriqueña. Para quienes lucen el pelo al natural, es un acto político de reafirmación identitaria negra. Para quienes lo alisan o planchan, es un derecho a elegir cómo lucir su pelo. En este último caso, pensar en el alisado como una práctica de blanqueamiento, demoniza y menosprecia a las mujeres negras y reduce la discusión de las negritudes, únicamente, al mal llamado “pelo malo”.
En la lucha por la visibilización de las mujeres negras, hay que respetar sus diversidades y salvaguardar sus derechos. Es normal que la lucha se transforme, evolucione, tome otros matices y, por supuesto, recoja nuevas voces que habían estado silenciadas. La lucha debe ser inclusiva. La lucha debe dirigirse a responder, con acciones concretas de educación y fortalecimiento de los movimientos de visibilización, si las prácticas de desvalorización, subestimación y desigualdad en contra de las mujeres negras están ¿abolidas?