Errores y horrores
Todos los seres humanos tenemos la propensión a recrearnos en los errores de los demás y condenarlos con vehemencia, sobre todo, cuando los débiles son los que los cometen, y ser condescendientes con los pecadillos de los poderosos o con aquellos en los que nosotros mismos incurrimos. Tal vez por eso en Lucas 6 dice Jesús “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?”
Esta semana pasada un error en la identificación del Rey Felipe en la transmisión que se hizo por televisión desató la furia de innumerables personas que por otro lado se hicieron de la vista larga con ciertos horrores en las palabras del Rey a los que haré referencia más adelante. Escuché a un comentarista radial exigir que la Corporación de Puerto Rico para la Difusión Pública pidiera excusas al pueblo por el error cometido, mientras en sus redes sociales este mismo comentarista comete a diario horrores ortográficos por los que nunca se excusa con sus miles de seguidores. En España el diario ABC se ensañó con el error de la G por la J en la identificación de Su Majestad, título que ya de por sí es un anacronismo en estos tiempos, pero en el mismo artículo comete un error de acentuación. Otra publicación española, especializada en modas, mientras resaltaba el ajuar de la Reina Letizia, identificaba a nuestros compatriotas como hondureños.
El error de otros no justifica los nuestros, pero tampoco debe servir para obviar las virtudes. Es inaceptable, y así lo ha expresado la dirección de
WIPR TV, un error gramatical en cualquier emisión de las estaciones del pueblo de Puerto Rico. Con frecuencia recibo mensajes de texto o llamadas de la presidencia de la corporación, por errores que se cometen en ese sentido cuando mi programa va al aire. Cometemos errores, pero hacemos grandes aportaciones. Ninguna estación comercial cubrió el VII Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) como lo hizo
WIPR y mucho menos otros eventos culturales de envergadura como lo es el Festival Casals. Sé que para muchos analistas y críticos todo lo que no sea la deuda pública y la política es tontería, pero no estaría mal que, además de ver la programación de WIPR antes de criticarla, junto con las críticas, también vengan los reconocimientos por las aportaciones que se hacen.
Vayamos a los horrores de ese día inaugural del CILE. Comencemos por el del señor Víctor García de la Concha, director del Instituto Cervantes, que parece que no se ha enterado que Puerto Rico es parte integrante de Hispanoamérica y no de Estados Unidos, cuando dijo “No venimos a un país extraño. Estados Unidos es la base más firme para que el español se consolide como segunda lengua internacional”. Lo mismo sucedió con el Rey Felipe, que habló de su contentura por visitar los Estados Unidos y encontrar este lugar, Puerto Rico, donde, según sus palabras, el español mestizo alterna con el inglés. Váyase el Rey por ahí y háblele inglés al 80% de nuestra población a ver si observa esa curiosa mezcla que tanto le llamó la atención. Al horror de España de entregarnos como botín de guerra en 1898, sin respeto alguno al Gabinete Autonómico constituido en nuestro país, no podemos añadir un vergonzoso horror de esta envergadura 118 años después.
A nivel local hemos sido muy condescendientes con los errores de los gobernantes que nos han traído a esta crisis fiscal. A nivel internacional se nos olvida que el error de la administración de George W. Bush respecto a las armas que supuestamente tenía Sadam Hussein, nos llevó a una guerra que desestabilizó el frágil equilibrio que existía en el Medio Oriente con las consecuencias trágicas que ahora estamos pagando. Seamos firmes en no ser permisivos con los errores, sean cuales sean, pero seamos justos y, además, tampoco aceptemos los horrores que solemos pasar por alto.
Un error en la identificación del Rey Felipe desató la furia de personas que sin embargo se hicieron de la vista larga con los horrores en las palabras del Rey