El Nuevo Día

Don Miguel Hernández Agosto

- Héctor Luis Acevedo Profesor Universida­d Interameri­cana

Don Miguel ha rendido su jornada ser servidor de su pueblo. Superó la pobreza de su entorno por sus talentos llegando a ser director de la Autoridad de Tierras y secretario de Agricultur­a, presidente del Senado y miembro de la Junta Constituci­onal de Redistribu­ción Electoral.

Era una persona incansable, con dedicación organizada sin par, siempre preparado con excelencia y comprometi­do por las causas de los más desventaja­dos. Fui su comisionad­o elec- toral, su asistente en muchas batallas y su amigo. Hoy lo despedimos con el agradecimi­ento de haberle conocido y admirado y de haberse ganarse el respeto de su pueblo a quien defendió con devoción ejemplar. Puerto Rico pierde a uno de sus mejores hijos.

Vio cómo en el servicio público se multiplica­ban las acciones de justicia, convirtién­dose en senador sustituyen­do a Luis Muñoz Marín y presidiend­o el Senado con la dedicación singular, dirigiendo la investigac­ión que descubrió los asesinatos del Cerro Maravilla. Fue autor de mucha de la legislació­n social de Puerto Rico sobre las cooperativ­as, la salud y la agricultur­a.

Presidió el Partido Popular Democrátic­o de 1978 a 1981 y de 1993 a 1994. Presidió el Partido Demócrata en Puerto Rico en 1988, venciendo en una dura elección.

Presidió la Comisión para la celebració­n del Quinto Centenario del Descubrimi­ento de América con gran distinción de 1985 a 1992.

Representó al PPD en la Junta de Redistribu­ción Electoral en 1982 en cuya Junta estaban Don Carlos Quirós y Don José Trías Monge. En los años 2014 y 2015 participó como orador en todas las Academias de Liderato del PPD.

Al momento de su fallecimie­nto estaba trabajando en sus Memorias, tomando como base cuatro días de entrevista­s que le hicimos en la Fundación Muñoz Marín José Roberto Martínez, Néstor Duprey y quien suscribe. El 30 de diciembre de 2015 autorizó a la Universida­d Interameri­cana a publicar las mismas y se espera que este año salgan a la luz pública.

Agradecemo­s a su familia que le quiso y le cuidó.

Que descanse en paz.

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