El Nuevo Día

El ‘beauty’ del perro

Para “el mejor amigo del hombre” hay de todo, hasta “spa” y peluqueros

- Una crónica de Keila López Alicea keila.lopez@elnuevodia.com Fotografía de Teresa Canino teresa.canino@gfrmedia.com

Lola está acostumbra­da a ser consentida. Sus grandes ojos redondos no pierden la pista de lo que sucede a su alrededor. La pequeña perrita shi-tzu, una de esas razas que llaman faldera, se sienta altiva sobre la mesa y con un gesto de seriedad, producto del pelo largo que enmarca su cara, recibe tranquilam­ente los mimos que le ofrecen mientras le dan un recorte.

El peluquero canino –o “groomer”, como mejor se le conoce– se vale de dos tijeras y una máquina de recortar eléctrica para trabajar con Lola. Con una tijera curva le da estilo al pelo que cubre el hocico de la chica de tres años sin que esta se inmute. Usa una tijera recta para darle forma al pelo en sus patas. A la máquina eléctrica le cambia el peine según la parte del cuerpo que toca recortar.

Por momentos, la perrita parece disfrutar de su día de “spa”. Pero a ratos voltea la mirada hacia arriba o hacia la pared detrás de ella, como si estuviera aburrida.

“Ella es bien buena. Con otros perros yo no podría hacer esto”, asegura Josué Valentín

Sánchez, dueño de Top Grooming en Caguas, mientras pasa la máquina eléctrica por la cara de Lola, justo entre sus ojos en dirección hacia su nariz.

La perrita ni se mueve. A medida que la recortan, el color de su pelaje cambia. Pequeñas manchas color marrón se van dejando ver poco a poco entre el blanco y el gris. El pelo va cayendo en montoncito­s en el suelo, aunque parecería que la mayoría queda suspendido en el aire, buscando pegarse en cada rostro, camiseta y mano disponible.

El sonido metálico del abrir y cerrar de las tijeras llena el cuarto, aunque de repente queda ahogado por el ruido que hace un secador de pelo. Tres mesas de trabajo rodean el espacio donde trabaja Valentín Sánchez junto a su esposa, Francheska Herrera ,y Gabriel Flores. Herrera atiende a Nene, un maltés blanco que llegó lleno de nudos, mientras que Flores se encarga de secar el pelaje de Nino, un poodle negro que no deja de temblar ante los nervios por su primera visita al groomer.

Es casi mediodía y en el negocio hay seis perros en espera de un recorte. Desde antes de las 9:00 a.m. los dueños de mascotas pasan por el lugar para dejar a sus hijos en manos de Valentín Sánchez. El proceso de “grooming” toma tiempo. No se puede ajorar la perfección, asegura Valentín Sánchez, y mucho menos cuando se trabaja sobre criaturas de cuatro patas que pueden ser impredecib­les.

Así lo demostró Shifa Thalía, una shi-tzu de 9 años y tres meses de edad, detalló su “madre”,

Lisandra Claudio. Aunque es una cliente regular del local, la presencia de extraños que hablaban de ella y le tomaban fotos le incomodó y lo dejó saber gruñéndole a Valentín Sánchez cuando intentó tomarla en brazos.

“Eh... eso nunca lo había hecho”, expresó el groomer poco antes de intentar cogerla por segunda vez. Esta vez, Shifa Thalía se dejó. Claudio se despide y sale del local, lamentándo­se porque su niña no llevaba esa mañana un lacito en el moño que mantiene su pelo fuera de sus ojos ni si usual vestido.

Al llegar cada cliente, uno de los empleados se acerca al perrito. Los saludan, les hacen cosquillas, los acarician detrás de las orejas, a los pequeños los cargan en brazos... En fin, los soban de arriba abajo. Pero estas no son solo caricias afectuosas, explica luego Valentín Sánchez.

“No solo los estoy tocando porque ‘mira qué lindo es el nene’, los estoy inspeccion­ando. Así nos damos cuenta si tienen garrapatas”, indicó. En su negocio no atienden perros infectados con plagas.

“Las personas depositan su confianza en nosotros. Si tú eres una persona que cuidas mucho a tu perro, yo no puedo faltarte el respeto permitiend­o que a tu perro se le peguen garrapatas porque lo puse al lado de uno que tenía”, señaló, al destacar que orientan a los dueños de mascotas infectadas sobre los productos que ayudarán a matar los insectos.

Y es que el grooming es mucho más que un proceso estético, aseguró Valentín Sánchez. En su esencia, es un proceso para cuidar la higiene de los canes.

“Durante el grooming se les cortan las uñas, se les limpian los oídos, se peinan a profundida­d, se bañan, se les vacían las glándulas anales. Es mucho más que un recorte”, explicó.

Sus clientes más comunes son perros de pelo largo que requieren de un mantenimie­nto constante. Pero el groomer aseguró que los perros de pelo corto también necesitan de sus servicios, particular­mente porque muchos son propensos a botar pelo y esto se puede manejar con la sesión correcta de peinado, que en inglés se conoce como “deshedding”.

Temprano en la mañana llegó Chloé, una schnauzer gris, con su dueño. El intercambi­o entre el hombre y Valentín Sánchez fue rápido, es un cliente regular. El recorte de siempre, con el pelo del área de la barriga bien pegadito.

Es una industria de servicio y, los regulares, saben lo que quieren. Existen estilos de recorte específico­s para diferentes razas. Recorte de schnauzer, recorte de poodle, de yorkie, de westie, de maltés... Pero los clientes de Valentín Sánchez son mascotas, no perros de exhibición, así que sus recortes dependen de los caprichos de sus dueños más que de la raza a la que pertenecen.

Cairo es un sato, de eso están seguros. Fue adoptado esta semana y Yolanda Gómez, la vecina de su nueva dueña, lo llevó a recortar de inmediato. Pero su pelaje y la forma de su cara les hace pensar que tiene algo de schnauzer, así que ese es el estilo que quiere su nueva mamá.

“Él fue rescatado por una amiga. Su dueña anterior ya no lo puede cuidar, creo que por algo de salud, mi amiga puso su foto en Facebook para ver si alguien lo podía adoptar y mi vecina se enamoró”, contó Gómez.

A media mañana llegó Nene con su dueño, William.

“Él es el nene de nosotros. Nada más somos mi esposa y yo, y él es como nuestro bebé”, relató don William al explicar su nombre.

De una mirada, Valentín Sánchez sabe que no hay manera de eliminar todos los nudos que tiene sin causarle dolor al perro, por lo que habrá que raparlo. Se lo explica a su dueño y el hombre no pone reparos. Al parecer se lo imaginaba. Llegó al negocio por recomendac­ión de una vecina que también lleva sus mascotas al lugar.

Una vez pasan a Nene al cuarto donde están las mesas de trabajo, Valentín Sánchez y Herrera evalúan su estado. No vale la pena intentar peinarlo, optan por recortarlo de inmediato.

“Estaba pensando pasarle la siete, pero no. Esto está... Hay que pasarle la diez”, dijo Valentín Sánchez.

Herrera agarró la máquina de afeitar y se la acerca al perro. Sospechan que es el primer recorte de Nene, así que tantea cómo reaccionar­á al sonido del aparato eléctrico. No hubo una reacción violenta, así que rápidament­e se puso a trabajar. El peine se pierde entre el espeso pelaje blanco. En instantes cae el pelo, que está tan enredado que parecen pedazos de sábanas de lana.

En minutos, Nene parece haber perdido diez libras. Un zafacón azul está lleno hasta el borde del pelo que se le recortó; su pelaje ahora tiene menos de media pulgada de largo. Los nudos son sumamente incómodos para los canes. No tan solo se les pueden enredar objetos, sino que van haciendo presión contra la piel a medida que se complican más, señaló Herrera.

“Normalment­e a los perros no se les deja el pelo tan corto, pero hay casos que no se puede hacer nada más. Ahora para verano mucha gente pide que se recorten bastante los perros, pero el pelo los protege contra el calor”, explicó Valentín Sánchez.

Valentín Sánchez reconoce que una de las principale­s preocupaci­ones de los dueños de mascotas es el uso de sedantes, aunque asegura que no conoce de ningún groomer que medique a los animales. Es por esto que el recorte de Nino toma tiempo. Herrera tarda alrededor de media hora en peinarlo con mucha delicadeza, a la vez que le habla y lo acaricia. Sus temblores se van reduciendo, pero aun así decide darle un descanso. Lo coloca en una jaula en la parte de atrás. Se tranquiliz­a, pero el ruido del secador de pelo no le gusta y lo hace saber.

Al frente, Lola ya está lista. Un lazo azul en su cuello completa el look. Aun así, Valentín Sánchez no suelta las tijeras. “Va a seguir recortando hasta que esté perfecta”, bromea Flores.

Lola posa para fotos, dejando claro que no es algo nuevo para ella. Atrás, cinco perros aún esperan por su lazo.

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 ??  ?? Francheska Herrera y José Valentín atienden a otros clientes.
Francheska Herrera y José Valentín atienden a otros clientes.
 ??  ?? Josué Valentín Sánchez, dueño de la peluquería canina, atiende a Lola.
Josué Valentín Sánchez, dueño de la peluquería canina, atiende a Lola.
 ??  ?? Tras la rutina de belleza, Lola posa coqueta luciendo un llamativo lazo azul.
Tras la rutina de belleza, Lola posa coqueta luciendo un llamativo lazo azul.
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Lisandra Claudio lleva en brazos a Shifa Thalía a su cita en el spa canino.

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