El Nuevo Día

Beverly Ramos

Pospuso sus estudios graduados por el sueño de representa­r a Puerto Rico Se ha convertido en la nueva cara del atletismo y en modelo a seguir por los atletas más jóvenes

- Antolín Maldonado Ríos arios@elnuevodia.com Twitter: @antolinmr7­1

“Ser un maestro y ser un líder es mucho más difícil que ser un atleta” ATLETA OLÍMPICA

Su vida es una carrera de larga distancia, pero con obstáculos y hasta con cambios de dirección. Así como la trujillana Beverly Ramos ha tenido que sacrificar gustos y postergar decisiones trascenden­tales para lograr las metas trazadas en el mundo del atletismo, en su lado personal y profesiona­l ha tenido que bajar el paso precisamen­te por el deporte. Sí, frenar su ritmo de carrera porque sabe que así como en una prueba de 42 kilómetros no puede quemar todas sus energías al principio, reconoce que para tener éxito en sus planes debe establecer prioridade­s y no echarse encima todas las cargas a la vez. Gracias a eso, atreverse a los cambios y aventurars­e a tratar retos nuevos, es que con apenas 28 años de edad posee todos los récords nacionales de Puerto Rico en los eventos de semifondo y de larga distancia, desde los 1,500 metros hasta los 42.195 kilómetros. Son ocho marcas en total, sin incluir otras dos que posee en eventos bajo techo. Una gesta que en la historia del atletismo en Puerto Rico no tiene precedente­s, con todo y que esta Isla ha tenido grandes corredores y corredoras de calibre mundial. Ramos, que de una desconocid­a para la afición boricua se convirtió a partir de 2010 en la nueva cara del atletismo puertorriq­ueño gracias a sus tres medallas en los Juegos Centroamer­icanos y del Caribe de Mayagüez, incluyendo dos de oro en los 3,000 metros con obstáculos y los 5,000 metros lisos, acaba de conseguir hace cinco meses su segunda clasificac­ión a unas Olimpiadas y tan pronto como en julio será una de las representa­ntes de Puerto Rico en los Juegos de Río de Janeiro, Brasil.

Esta vez no será en la pista, en los 3,000 metros ‘steeplecha­se’, sino en la carretera, en la exigente prueba de los 42K, distancia en la que debutó con éxito en el prestigios­o Maratón de Nueva York en noviembre de 2015, cuando estableció una nueva marca nacional con registro de 2:41:56 y de paso clasificó para los Juegos de Río. La historia de Ramos habla con elocuencia sobre todo lo que el deporte puede impactar para el desarrollo integral del ser humano. Una mujer humilde pero a la vez hambrienta del saber. Una atleta de alto perfil que ha hecho una pausa obligada en los estudios tras completar un bachillera­to en ciencias físicas en Kansas State University, pero a quien los años y la experienci­a en el campo laboral como entrenador­a en la Escuela del Deporte en San Juan, han despertado su interés por la educación. Una figura que ha comprendid­o el peso que tienen personas como ella al convertirs­e en ciudadanos modelos, y que se siente comprometi­da en darle al País mucho más que la satisfacci­ón de una victoria o una medalla en el ámbito deportivo.

El éxito alcanzado en el deporte y todos esos récords, ¿te han inspirado de alguna manera en tu vida personal?

Siempre le digo a la gente que comparar el deporte es como comparar realmente la vida. Nos enseña muchos valores, que te ayudan a superarte y te ayudan en tu vida social, en la comunidad, en el trabajo. A pesar de que compites tienes que ser respetuoso, jugar limpio contra el oponente. Obviamente, la disciplina que conlleva todo esto, el trabajo que tienes que realizar, la perseveran­cia y la paciencia en el desarrollo deportivo. Que yo creo que es el factor más importante. Es cuánto tú estás dispuesto a trabajar y a esperar. Hay personas que quieren resultados rápidos. Honestamen­te yo no vi mis resultados hasta luego de 13 o 14 años. A veces das dos o tres pasos hacia atrás, pero luego das cinco hacia el frente. Creo que de eso es que se trata. Estás constantem­ente caminando. Tienes que reconocer que caíste y te levantaste; pues eso sigue siendo caminar.

Querías seguir estudios graduados en algún área de la ciencia. Primero decías que radiografí­a, luego farmacia. ¿Por qué esos cambios?

Yo he cambiado tanto de lo que quisiera lograr en mi vida, excepto en el atletismo. Y me alegra que haya sucedido de esa manera, porque he podido realizar cosas en lo que yo sí siempre estuve segura, que era que me fascinaba el deporte y me encantaba correr. Gracias a esas otras insegurida­des en la parte académica, yo decía, “bueno, yo estoy bien segura de esto otro (deporte), de eso (los estudios) seguiré experiment­ando, seguiré tomando clases y navegando a ver dónde es que me veré como una profesiona­l. Pero en el deporte nunca tuve esa duda. Siempre supe que era corredora de larga distancia y que ahí era que tenía todo el potencial del mundo. Hice un bachillera­to en ciencias físicas con un ‘minor’ en química. Siempre me fascinaba la ciencia, esa era mi área fuerte. Y creo que todavía me visualizo en la rama de la ciencia, pero no radiología. Me veo más en el área de educación; he visto que me gusta enseñar, tengo la paciencia para enseñar.

LA GRAN ENTREVISTA BEVERLY RAMOS

¿Ese nuevo interés por la educación, surge a raíz de tu experienci­a como entrenador­a en la Escuela del Deporte en San Juan?

Sí, esa experienci­a me ha ayudado a ir aclarando lo que yo quiero hacer. Creo que ha sido positivo, porque cuando vaya a ir a mi maestría o doctorado, estaré más segura. En vez de estudiar y luego ir hacia el campo del trabajo y me diga, ‘creo que esto no era’, y volver hacia atrás… no me gustaría que eso me sucediera. Prefiero adquirir la experienci­a, y si es la experienci­a que me gusta y me siento realizada, pues entonces, de seguro voy a perseguir la carrera (grado universita­rio).

¿O sea que eres de larga distancia hasta en eso de los estudios?

Creo que sí (risas).

¿De dónde te nace el amor por las ciencias?

Pues, no solamente por las ciencias, creo que por la educación como tal. Si ves mi transcripc­ión de créditos universita­ria, tú dices ‘esto no tiene que ver con esto y esto no tiene que ver nada con esto’. Creo que yo sí aproveché mi bachillera­to al máximo. Mis electivas fueron… creo que cogí una clase en cada facultad. Porque decía, ‘yo quiero saber de todo’. Quiero saber otro idioma, de otra cultura, de geografía, del tiempo, de los animales, de la música… hasta música yo estudié; la historia de la música americana. Y así yo seguí. Estudié latín, geografía humana, clases en economía, clases en sicología. Cogí de todas las facultades. No me iba a poner un límite de que mi bachillera­to es encajonado en esta área, sin embargo, todos estos créditos que a mí me dan para yo hacer lo que yo quiera, realmente yo hice lo que quise. Y me ha permitido ver la vida y el mundo de una manera muy distinta.

En la escuela estuviste en teatro y baile. ¿Consideras­te alguna carrera en una de esas ramas?

Baile, teatro, cheerleadi­ng… Yo experiment­é todas las áreas habidas y por haber en el área de la academia, por la sencilla razón de que yo quería conocerme a mí misma. No me ponía esos límites de decir, ‘creo que es esto y por ahí me voy a quedar siempre’. Toda mi vida siempre he sido así, bien cambiante, y lo puedes ver también a través del atletismo; de cuánto experiment­é en todos los eventos, y todavía lo sigo haciendo. Eso me ha permitido seguir teniendo esa hambre de querer conocer y querer tener curiosidad­es.

¿Qué te gusta hacer fuera del atletismo?

Baile y teatro no lo hago. Quisiera hacerlo pero no tengo toda esa disponibil­idad de tiempo. Pero sí me gusta ver muchas películas, y trabajo con niños. Pero en cuanta actividad de teatro hay en la escuela, participo de ellas y trato de estar ahí. Y obviamente voy con ellos a las competenci­as. Creo que sigo aprendiend­o. Ser un maestro y ser un líder es mucho más difícil que ser un atleta. A través de ellos he descubiert­o cosas que yo no las pude ver como atleta, por darle el amor y el apoyo que mis padres me dieron a mí. Que fue lo clave en mi carrera deportiva. Era todo el esfuerzo y el tiempo que ponían en mí. Y yo digo, ‘bueno, quizás yo no soy los padres de estos niños, pero si yo puedo ayudarles y darles el tiempo, y eso que necesitan, quizás ellos pueden lograr lo mismo que yo hice’.

¿Cuán serio es ser esa figura modelo, en tu caso ahora no solo como atleta, sino también como educadora, entrenador­a?

Es una responsabi­lidad bien grande socialment­e. Porque te ven como la figura perfecta y tú tienes que tratar de actuar como eso. Ellos se fijan en todo; cómo tú hablas, qué tienes puesto, qué comes. Es una cosa bien impresiona­nte. Si tu vida gira alrededor de ser responsabl­e y tratar de ayudar a esos niños, al prójimo, los compañeros, yo creo que el propósito lo cumpliste, por lo menos en esta vida.

¿Pensaste alguna vez que podrías vivir del deporte? No es que hayas asegurado tu futuro económico, pero al menos te has podido dedicar a tiempo completo.

Creo que también han sido buenas decisiones personales. No he tenido prisa en tener familia, en comenzar una vida que es muy distinta a la del atleta. Eso me ha dado las libertades de hacer lo que yo estoy haciendo en estos momentos. Creo que eso también tiene que ver.

En el fondismo hubo un problema en décadas pasadas, por paga desigual a las mujeres en las carreras pedestres, aunque eso ya cambió por la Ley Número 8 del 2004. En una época en que se aboga cada vez más por los derechos de las mujeres en todos los ámbitos, ¿piensas que te has ganado con tus ejecutoria­s el respeto y trato igual?

Lo más que he visto es hasta gracioso, es casi un chiste, y es cómo la gente reacciona cuando yo llego tan al frente contra los hombres. Y la primera reacción es, ‘ella es mujer, y ella se gana a todo el mundo y se gana a todos los hombres’. Pero eso es bueno, y es positivo, porque eso demuestra el crecimient­o de la mujer en el deporte, especialme­nte en el atletismo. Así que me da más gracia, y más ganas de seguir.

Si no te hubieras inclinado por el atletismo, ¿qué crees que hubieras hecho? ¿Otro deporte, o te hubieras dedicado a otra cosa?

Siempre me hubiese gustado tener el talento en las artes. Me gusta mucho el violín, escucharlo. Me impresiona mucho el piano. Me hubiese gustado quizás poder tener el talento de tocar un instrument­o o poder pintar. Cogí clases de flauta como todo el mundo, y sí lo dominaba, pero me hubiese gustado poder tener la habilidad. Me

LA GRAN ENTREVISTA BEVERLY RAMOS

gusta mucho la música.

Posterior al reconocimi­ento que comenzaste a recibir de la gente por las tres medallas conquistad­as en Mayagüez 2010, dijiste que llegaste a sentirte como una artista, pero que llegó a perturbart­e tanta atención. ¿Estás más relajada ahora?

Ha sido peor (risas). He tenido la bendición y la dicha de que he podido superarme todos los años, y he podido hacer algo grandioso año tras año. Y eso ha llamado mucho la atención, la gente ha visto mi crecimient­o, me apoya y me sigue. Y yo les tengo que dar cariño a los fanáticos. No puedo echarlos a un lado porque ellos han estado para mí ahí en todo momento. En los buenos y los malos.

¿Cómo comparas esa transición desde la chica humilde de Trujillo Alto que ahora tiene toda la atención, especialme­nte desde Mayagüez 2010?

Fue difícil en ese momento porque no te das cuenta de cuán importante y culminante es eso en tu vida. Pero tuve buenas personas que me ayudaron. Veía cómo la gente se me acercaba y todo el mundo quería fotos, y esto y lo otro. Mucha gente me escribía. Y se sentía algo extraño, porque quizás antes tú tenías 20 amigos en Facebook, y de momento, luego de Mayagüez 2010 yo abrí el ‘fanpage’ porque me llegaron 2,000 y 3,000 ‘requests’ (solicitud de amistad). Y yo, ¿pero qué es esto? De ahí es que comienza y surge lo importante que era cuidar mi imagen, y como uno tratar a la gente. Uno no puede tratar mal a cualquier persona. Estás en el ojo público.

¿Pero hay espacio para fallar? ¿Cómo manejas eso?

Sí lo hay… yo lo que pienso es que nadie tiene la culpa. Y tú eres responsabl­e de todo lo que digas y todo lo que haces. Perfecta no seré, pero trataré de ser lo más excelente posible.

El presidente del Comité de Fondismo, Osvaldo Rojas, recordó una anécdota que te define como persona, según él. En una de tus primeras competenci­as internacio­nales estabas corriendo en equipo un evento de campo traviesa junto a Leilani Méndez. Le estabas dando alcance, y en lugar de rebasarla, le diste unas palmadas para animarla.

Nosotras en ese momento competíamo­s no solamente como individuos. Teníamos un compromiso y una misión como equipo. Ella era nuestra ‘top runner’. Y yo no estaba acostumbra­da a que ella se cayera. En ese momento dije, ‘tengo que decirle unas palabras para que ella se sienta motivada’. De hecho, en esa competenci­a ella terminó ganándome. Pero yo lo que veía era un fin común. Todos teníamos una meta en común; no era simplement­e quién iba a ganar o quién era mejor. Era el colectivo.

Por el deporte, no solo has puesto en pausa tu carrera universita­ria. No es por ponerte presión, pero llevas una relación de noviazgo de alrededor de 10 años con el atleta Luis R. López, ¿y todavía no hay planes de boda?

Sí, he tenido muchas decisiones personales que han sido distintas. Creo que la gente no está ni acostumbra­da a ver a alguien que diga, ‘yo no voy a hacer esto, porque yo quiero lograr todas estas cosas’. Pero hay que tener un plan. Hay mucho ya dentro del camión, como para seguir llenándolo con otras responsabi­lidades. El deporte en sí, lo que conlleva, es más que suficiente.

En ese sentido debe ser importante el tipo de relación que llevas con él.

Sí, de mucho entendimie­nto. Estamos claros de en qué etapa nos encontramo­s. No es cuestión de que tenemos que hacer esto porque así es que corre la sociedad. Sino que esto es una etapa, y luego va esta otra. Y en ese sentido la madurez está mucho más allá.

Siendo tan aplicada en los estudios, ¿pensaste que ibas a llegar tan lejos en el deporte? Máxime cuando muchas féminas dejan el deporte tras concluir sus estudios.

Bueno, yo también era bien exigente, así que si yo veía algo que no me estaba funcionand­o, trataba de cambiarlo. No simplement­e me conformaba. Comencé estudiando en Puerto Rico y creía que podía lograr lo que creía que iba a hacer en el atletismo. Cuando veía que eso no estaba funcionand­o, me voy a Estados Unidos. Me hacen el ofrecimien­to (beca). Por eso fue que estuve fuera del ojo por un tiempo. Yo creo que eso influyó bastante, que yo no me conformaba fácilmente y me gusta tratar las cosas varias veces antes de darme por vencida.

Te has convertido en el rostro de varias compañías gracias a tu talento. ¿Cuán significat­ivo es reconocert­e ahora como una imagen que otros siguen, tanto fanáticos como firmas comerciale­s?

Creo que ahí reafirma que mantener una imagen positiva, bonita, humilde, me ha dado muchos frutos. Jamás en la vida puedo cambiar la forma en que soy. Porque es lo que a la gente le gusta ver. A ellos les gusta ver al atleta genuino. No a otra persona distinta. Creo que cuando tú te detienes y hablas con la gente, es que te das cuenta realmente del impacto que estás haciendo.

¿Cómo te ves a largo plazo en tu vida deportiva, profesiona­l y personal, digamos que de aquí a 10 años?

De aquí a 10 años voy a tener familia… eso sí. Tendría 38 años y creo que es una muy buena edad. Ojalá pueda volver a participar en otros Juegos Olímpicos. Y el maratón sí te permite eso, en comparació­n con la pista. Quisiera lograr otro ciclo (olímpico). En la parte profesiona­l siempre he querido tener más que un bachillera­to, así que voy en busca de una maestría o un doctorado en el área de educación. Luego de Río voy a tratar de ir comenzando poco a poco, en búsqueda de ser una mejor ciudadana, de aportar un poquito más. Y pues, aportar lo más que yo pueda en el deporte del atletismo. Creo que siempre estaré dispuesta a colaborar por lo menos en esa área.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Cuando en julio de 2010 Beverly Ramos corrió en los Juegos Centroamer­icanos y del Caribe en Mayagüez (izq.), venía de cursar estudios universita­rios en Estados Unidos y era prácticame­nte desconocid­a para la masa. Sus tres preseas y sus posteriore­s marcas en el atletismo la convirtier­on desde entonces en una de las principale­s figuras del deporte nacional.
Cuando en julio de 2010 Beverly Ramos corrió en los Juegos Centroamer­icanos y del Caribe en Mayagüez (izq.), venía de cursar estudios universita­rios en Estados Unidos y era prácticame­nte desconocid­a para la masa. Sus tres preseas y sus posteriore­s marcas en el atletismo la convirtier­on desde entonces en una de las principale­s figuras del deporte nacional.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico