Actuemos ante la alerta por el riesgo del zika
Confirmada la relación del virus del zika con la microcefalia y otros problemas neurológicos en los recién nacidos de madres que han tenido el virus, Puerto Rico debe articular una campaña fuerte contra la enfermedad y las embarazadas deben tomar precauci
Aprincipios del mes pasado, con motivo de la visita del director del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), Thomas Frieden, se daban a conocer los estimados de contagio para el año en curso, una cifra en verdad estremecedora: 20 por ciento de la población de Puerto Rico se infectará con el virus antes de que termine 2016.
El hecho de que el jefe del CDC viniera a la Isla para constatar sobre el terreno los riesgos de una rápida propagación (debido al clima, al perfil urbanístico y rural, y al abandono en que se encuentran algunos sectores), así como desarrollar estrategias contra la epidemia, da una idea del nivel de preocupación que existe.
Ha sido precisamente Frieden quien acaba de anunciar que el zika está definitivamente vinculado a nacimientos de niños con microcefalia, y que las mujeres embarazadas que han sido contagiadas tienen hasta cincuenta veces más probabilidades de tener hijos con esa terrible condición.
Aunque ha llevado algún tiempo documentar de manera científica la relación causal entre la infección que padecen los fetos en el vientre de la madre, y los nacimientos con anormalidades cerebrales, no se puede decir que no hubo advertencias previas que resaltaran el problema. Desde hace tiempo, no solo se urge a las embarazadas a que se protejan de las picadas de mosquitos, sino que además se ha sugerido a las parejas que planean un embarazo, que pospongan la decisión por unos meses. Estas dos recomendaciones surgieron tan pronto se observó la alta incidencia de nacimientos de niños microcefálicos en países como Brasil y Colombia.
Otro descubrimiento reciente tornaba más preocupante, si cabe, el desarrollo de la cadena de contagio: el zika se transmite por contacto sexual, lo que sin duda abre otro frente de exposición a la enfermedad y obliga más que nunca al uso de profilácticos, aun entre parejas que no tienen contactos con terceros. Si el mosquito infecta a uno de los dos, el otro también correrá el riesgo de infectarse.
El zika está vinculado a otra enfermedad muy grave, el síndrome de Guillain-Barré, que ha atacado ya a cinco adultos en la Isla. Sin embargo, es en el feto donde causa las peores secuelas: una vez se detecta la microcefalia, no hay modo de evitar que la criatura padezca retraso, problemas de visión, infecciones y desnutrición; en síntesis, un cuadro incapacitante que repercute en toda la familia.
Con 436 casos confirmados aquí, entre ellos los de sesenta mujeres embarazadas, que en pocos meses empezarán a dar a luz, la alarma está más que justificada. Tiene que insistirse, por todos los medios, en la protección del resto de las embarazadas. Hayan o no hayan padecido zika, todas deben estar sujetas a controles estrictos. Incluso, y aunque siempre son temas delicados, las autoridades sanitarias están en el deber de recomendar a las parejas que planean embarazos, que sean reflexivas y valoren la posibilidad de posponerlo.
Nos adentramos ya en la temporada de lluvias, y aunque podamos erradicar por completo a los mosquitos dentro de los hogares, los insectos se reproducen rápidamente en cualquier lugar expuesto. Lo que debe y puede ser una espera feliz, podría convertirse en una tortura de varios meses para miles de parejas.
El Departamento de Salud debe hablar claramente sobre los peligros y la prevención. Si los ciudadanos cuentan con información precisa, que puedan procesar sin prejuicios, podrán tomar decisiones responsables.