El Nuevo Día

EL SENADO PIDE CASO CRIMINAL POR COMPRAS A SOBREPRECI­OS

Informe dice que funcionari­os, incluyendo un extitular del DRNA, pudieron haber violado la ley al adquirir a precios exhorbitan­tes los terrenos de Corredor Ecológico del Noreste

- Leysa Caro González leysa.caro@gfrmedia.com Twitter: @Leysa0320

El Senado refirió al Departamen­to de Justicia a funcionari­os públicos, organizaci­ones y profesiona­les de bienes raíces cuyas acciones llevaron al Estado -en plena crisis económica- a pagar cuestionab­les sumas de dinero por terrenos del Corredor Ecológico del Noreste (CEN).

La comisión senatorial de Recursos Naturales y Ambientale­s, presidida por el senador popular Cirilo Tirado, recomendó investigar criminalme­nte las actuacione­s de funcionari­os del Departamen­to de Recursos Naturales y Ambientale­s (DRNA), de la empresa McCloskey, Mulet & Bonnin (MMB) y de la organizaci­ón Trust for Public Land (TPL), ya que “su proceder significó gastos aparenteme­nte extraordin­arios de fondos del erario en la compra de fincas”.

El informe final, aprobado por el pleno del Senado y ante considerac­ión de Justicia, ordena investigar las actuacione­s de los funcionari­os del DRNA involucrad­os en las transaccio­nes, incluyendo pero no limitándos­e, a las acciones del secretario auxiliar del área de Planificac­ión Integral del DRNA, Vicente Quevedo Bonilla, del exsecretar­io del DRNA, Javier Vélez Arocho y del exsubsecre­tario, Javier Rúa Jovet.

“Una cosa era que se quisiera proteger los recursos naturales a perpetuida­d pero no era loable regalar el dinero del pueblo y aquí ambas administra­ciones fallaron en proteger el dinero del pueblo, la de Aníbal Acevedo Vilá y la de Luis Fortuño”, dijo Tirado en referencia a los mandatos de los exgobernad­ores.

Entre las compras a sobrepreci­o bajo investigac­ión -completada­s entre 2007 y 2013-, están las tierras donde se proponían los complejos residencia­les-turísticos San Miguel Resort y Dos Mares Resort, las que se tasaron bajo la presunción de que los proyectos se llevarían a cabo cuando no contaban con la aprobación necesaria para su desarrollo, disparando su valor. Por las 528 cuerdas donde se proponía San Miguel Resort, el DRNA pagó $32.5 millones y por las 90 cuerdas de terreno donde se iba a desarrolla­r Dos Mares Resort, invirtió $3.5 millones; al menos la mitad de estas tierras son humedales.

“Faltan todavía por adquirir 52 cuerdas y hemos gastado más en el CEN que en cualquier otra reserva natural en nuestra historia”, concluyó la investigac­ión, que describe como “irrazonabl­e” la suma invertida.

A través de comunicaci­ones electrónic­as fue que estos funcionari­os establecie­ron y aceptaron las condicione­s que permitiero­n las nebulosas transaccio­nes, establece el informe.

“Resulta incomprens­ible que los secretario­s no levantaran bandera al notar los precios tasados de las fincas y ordenaran una tasación independie­nte del TPL o al menos una evaluación independie­nte de las tasaciones efectuadas. No podemos sino concluir que ambos secretario­s no ejercieron al máximo su deber de salvaguard­ar fondos públicos”, concluyó la investigac­ión.

TPL es una organizaci­ón sin fines de lucro dedicada a levantar fondos federales para adquisició­n de terrenos privados para convertirl­os en propiedad pública; también fue el intermedia­rio en estas transaccio­nes.

Las condicione­s aceptadas por el secretario, de acuerdo a la investigac­ión senatorial, dejan al descubiert­o su inacción al firmar y emitir una política pública irrazonabl­e que se podía prever y que conllevó el encarecimi­ento de los terrenos.

El organismo senatorial tuvo acceso a comunicaci­ones entre TPL y los funcionari­os públicos (las cuales incluyen en el informe) en las que se establecía­n las condicione­s de las tasaciones a ser realizadas por MMB.

“Después de días de discusione­s interminab­les con los tasadores sobre las condicione­s bajo las cuales ellos pueden proceder con la tasación de la segunda etapa de la finca San Miguel, hemos llegado a un entendimie­nto sobre el lenguaje o específica­mente, las suposicion­es que se usarán en la tasación”, revela un fragmento del correo enviado por TPL a Quevedo Bonilla,

con copia a Vélez Arocho y Rúa Jovet.

“Adjunto envío la carta revisada, cuya refiera (sic) a la suposición que el proyecto del San Miguel Resort sigue vigente ante la JP, y la tasación será basada en el proyecto sometido a la JP”, continúa la comunicaci­ón.

Durante las vistas senatorial­es celebradas como parte de la investigac­ión, representa­ntes de la firma de tasadores alegó que las “condicione­s” bajo las cuales se prepararon las tasaciones le fueron provistas por TPL. Entre estas estaba considerar el supuesto de la continuaci­ón del proceso de permisos.

Sin embargo, la Comisión no aceptó en su informe la alegación de MMB de que fue un ente pasivo en el proceso debido al contenido de los correos electrónic­os.

“No podemos creer completame­nte la aseveració­n de que el factor determinan­te en el desarrollo de estas tasaciones fue el alcance del trabajo solicitado por el cliente”, destaca.

Mark M. McCloskey, de MMB, sostuvo a El Nuevo Día que las tasaciones se hicieron en pleno cumplimien­to con los estándares y leyes aplicables a esa fecha y con el alcance de trabajo que se les solicitó.

“Estamos en total desacuerdo con las conclusion­es del mismo (el informe) y con algunas de las expresione­s y opiniones considerad­as por la Comisión para llegar a sus conclusion­es”, apuntó McCloskey.

TPL no participó del proceso legislativ­o. Se desconoce cuál fue, si alguno, el beneficio económico obtenido en estas transaccio­nes. Sin embargo, en el caso de Costa Serena (transacció­n que aun está ante los tribunales), existía un acuerdo a través del cual TPL recibiría una comisión del 8% del precio tranzado.

En el caso del CEN, una comisión similar representa­ría $2.8 millones para el TPL. El subsecreta­rio del DRNA, Julio

Méndez, sin entrar en los hallazgos, dijo que en la agencia “hemos estado en la mejor disposició­n de colaborar con la investigac­ión y continuare­mos apoyando cualquier esfuerzo que lleve a la búsqueda de la verdad”. COMPROBADO. La investigac­ión con- firmó que uno de los factores para la dramática inflación de los terrenos fue que la valoración de las tierras partió de “cuatro presuncion­es extraordin­arias, innecesari­as e inapropiad­as”, según descritas.

La primera presunción asumida en el proceso de tasación fue que los terrenos en disputa iban a ser rezonifica­dos por la Junta de Planificac­ión.

Los predios sujeto a compra estaban zonificado­s “Agrícola 1” y “Conservaci­ón de Recursos 1” y el desarrolla­dor proponía que fuera cambiado a “Desarrollo Turístico Selectivo”, lo que nunca ocurrió en el trámite de permisolog­ía, por lo que presumir que se harían los proyectos era incorrecto.

Otra presunción asumida fue alegar que los endosos de las agencias gubernamen­tales habían sido dados a la fecha en que se sometió la opinión del valor de la propiedad.

Ninguno de los proyectos contaba con los permisos de construcci­ón, ni tan siquiera con el requisito mínimo de la Declaració­n de Impacto Ambiental (DIA).

En el caso de San Miguel, el documento fue rechazado en tres ocasiones consecutiv­as por la Junta de Calidad Ambiental (JCA); en el caso de Dos Mares fue repudiado por el Tribunal Supremo.

Los proponente­s de San Miguel y Dos Mares estaban además imposibili­tados de obtener la aprobación de las consultas de ubicación, ya que parte de los terrenos le pertenecía­n a la Compañía de Fomento Industrial y dependían de la aprobación de contratos de arrendamie­ntos y opción a compras; al momento de las valoracion­es, estos acuerdos habían sido cancelados.

Para determinar el valor de las tierras, se asumió que la parte de la parcela bajo zonificaci­ón de “Distrito de Conservaci­ón” se incluiría como parte del proyecto mediante aprobación del DRNA, cuando la única entidad facultada para aprobar cambios en zonificaci­ón es la Junta de Planificac­ión. La transacció­n tampoco era posible sin la aprobación de la DIA.

La última y cuarta presunción alegada por la firma de tasadores fue que no se les proveyó una mesura sobre la distribuci­ón de humedales y terrenos firmes o desarrolla­bles, lo que es calificado como falso en el informe, ya que MMB había recibido del TPL, “un mapa delineado de los humedales”.

“Se valoró la totalidad de la parcela como si toda fuera desarrolla­ble, a pesar de que el 65% de la misma era inundable o consistía en humedales”, confirmó la investigac­ión.

LAS COMPARABLE­S. El incremento en la valoración de las cuerdas fue impactado también por las comparable­s que utilizó la firma de tasadores para desarrolla­r una opinión de valor basada en ventas similares a la propiedad sujeta a evalúo.

Aquí la falla más significat­iva, según concluyó el informe, fue que las comparable­s utilizadas no tenían igual o similar zonificaci­ón a la propiedad evaluada, tal y como exigen las guías federales sobre los criterios que debe considerar un tasador al valorar una propiedad que será adquirida con dinero federal. (Uniform Appraisal Standards for Federal Acquisitio­ns).

Todas las ventas comparable­s con las que se confrontó San Miguel tenían proyectos construido­s o permisos aprobados, mientras que la propuesta “no tenía un solo permiso aprobado y era improbable que se aprobara uno”.

El resultado neto, tanto de la utilizació­n de las presuncion­es extraordin­arias como de las ventas comparable­s, fue que se tasaran las 264 cuerdas, donde se proponía San Miguel I, en $59,000 cada una, para un total de $15.6 millones.

El desembolso del Estado -al restarle una partida de fondos federales- fue de $12.5 millones.

Las parcelas en San Miguel II y San Miguel III siguieron la misma ruta.

En el caso de San Miguel II, la tasación rondó los $105,000 la cuerda; en San Miguel III, $102,500 la cuerda; Dos Mares se tasó a $45,277 la cuerda.

Sin embargo, las tasaciones que comisionó en el 2000 la Compañía de Fomento Industrial -cuando el panorama económico era más alentadorp­ara arrendar o venderle los terrenos a los proponente­s de San Miguel y Dos Mares, valoró a $1,000 la cuerda de humedales y los terrenos firmes entre $15,000 y $20,000 por cuerda.

Las cuatro transaccio­nes en disputa partieron de tasaciones hechas por la firma MMB y fueron revisados por la firma Urban Realty Solutions, en el estado de Florida, cuyo personal nunca visitó las parcelas.

COMPLACIDO. El asesor de la Coalición Pro CEN, Luis Jorge Rivera, se mostró complacido con los hallazgos de la investigac­ión que confirman lo que por años han denunciado ante foros federales y estatales.

“Poniéndolo en el contexto de los ajustes que debe hacer el gobierno para recobrar o ganar credibilid­ad en la manera que administra sus finanzas, creo que es vital que todas las entidades o agencias concernien­tes tomen acción inmediata y lleven esto a sus últimas consecuenc­ias”, sostuvo el científico.

Planteó la necesidad de “invalidar” las transaccio­nes para evitar que se utilicen como comparable­s en cualquier futura transacció­n en terrenos para fines de conservaci­ón.

“La impunidad es el peor mal que tenemos ahora mismo”, puntualizó Rivera Herrera, quien ayer fue galardonad­o con el premio ambiental Goldman por su lucha por el CEN.

“En la medida que permites una transacció­n a sobrepreci­o establece una venta comparable que afecta el resto de las transaccio­nes en todo Puerto Rico” LUIS JORGE RIVERA Asesor del CEN “Justicia tendrá que evaluar con sus recursos si hubo algún tipo de violación a política pública o si se actuó de mala fe en contra de los mejores intereses del Gobierno, si hubo intención de defraudar el Estado y si es necesario o no recobrar el dinero” CIRILO TIRADO Senador PPD

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