O, que sí: OKC con el silbato blando de los árbitros
Hay una ley no escrita en la NBA, la mejor liga del mundo, de proteger al máximo a sus súper estrellas con blandura rayana en benevolencia del arbitraje, cuyo trabajo no va, en términos generales, a la par en calidad con la mayoría de los jugadores; y de ahí que haya protección indebida para LeBron James, Chris Paul, Stephen Curry, James Harden y Kevin Durant, entre otros, que cometen fouls a menudo y no son penalizados, mientras sus rivales son sancionados al mero toque de sus pieles.
Que quede claro que no todos los árbitros son clementes con estas figuras, pero la mayoría sí, y el mejor ejemplo fue James en la primera victoria de Cleveland sobre Detroit, quien cometió no menos de tres faltas ofensivas, incluso dos en sucesión, y se tragaron el pito, como dando a entender que él tiene vía blanca para hacer lo que le venga en ganas, a la vez que se queja de cualquier contacto físico que reciba, sin importar la corpulencia del oponente.
Sin embargo, quiero ocuparme más de Oklahoma City, que cuenta con una cuarteta que disfruta pegar, sea en cortinas o en gardeo, y son premiados con el silencio de la inocencia.
El centro Steven Adams, de Nueva Zelanda, empuja y golpea con sus caderas para liberar a Durant en sus espacios de ataque y los oficiales siguen de largo; y lo propio pasa con el 4-5 suizo, Enes Kanter, el congoleño Serge Ibaka, que ha mejorado como tirador; y el escolta André Roberson, de 6-7, y especialista en protección.
Este, por ejemplo, golpeó en el primer partido a Barea en la cabeza y los pectorales cuando trataba de zafarse de su marcaje para pasar el balón en un pick-and-roll y no se marcó infracción, perdiendo el mayagüezano la calma y le golpeó, siendo sentenciado de inmediato por uno de los referís, deteniéndose el juego para cotejar en la TV si merecía un pago de intencional y las cámaras de ESPN solamente mostraron el pecado del Thunder; y a fin de cuentas no se determinó que fue flagrante porque había sido agredido primeramente por Roberson.
Molesta, además, que un as como Durant, con tantos recursos para anotar, sea tan quejoso, lo que le pone presión extra al trío de colegiados; y otro que no escapa a este estilo es Russell Westbrook, que golpea y codea sin que lo penen, poniendo cara de yo-no-fui y sonriendo sarcásticamente.
Hace un tiempo, se afirmaba que OKC era un equipo delicado y ahora es todo lo contrario: sus piezas de la zona pintada parecen peleadores de la UFC...