El Nuevo Día

Pánico por fuerte réplica

Mientras Ecuador intenta recuperars­e del intenso sismo del sábado, la tierra sigue moviéndose

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QMONTECRIS­TI, Ecuador.- Una fuerte réplica de 6.1 grados de magnitud registrada en la madrugada del miércoles generó pánico, provocó el llanto de niños y arrojó a cientos de ecuatorian­os a las calles, temerosos de que se produjeran más desastres después de que un poderoso terremoto los afectara el fin de semana.

Se trató de la réplica más fuerte desde que el sábado en la noche un movimiento telúrico de 7.8 grados de magnitud causara destrucció­n en varias ciudades de la costa central de Ecuador y cuya cifra de víctimas fatales asciende a 553.

“Mucha gente empezó a gritar y los niños lloraban por el terror”, dijo a The Associated Press Mauro Madero, habitante de San Vicente, poblado cercano a la playa donde se registró la réplica. “Casi todos estamos durmiendo en la calle, en las plazas o en las veredas, pero con estos temblores salimos corriendo”.

El Servicio Geológico de Estados Unidos situó el epicentro de la réplica a 25 kilómetros (15 millas) al oeste de la ya devastada playa de Muisne a las 3:33 de la madrugada hora local.

La réplica llevó a que los habitantes de Portoviejo y otras ciudades abandonara­n sus casas, incluso aquellas que aparenteme­nte no presentan daños. Algunos caminaron durante la noche rumbo al que era un aeropuerto, donde se había establecid­o un campamento.

“Ya casi nadie queda en sus casas. Sólo los locos duermen adentro”, dijo Elvis Moreira desde Pedernales, uno de los poblados más afectados por el terremoto. “Cuando sentimos que la tierra temblaba se nos vino a la mente el terremoto y uno queda sin saber qué hacer, sólo quiere correr. Yo cogí a mi hija de la mano y la halé para cualquier lado”.

Cientos de damnificad­os hacían el duelo por la pérdida de sus seres queridos, que ya empezaban a enterrar, mientras que la esperanza por encontrar vivos a los desapareci­dos se esfumaba. Las funerarias ya no tenían más ataúdes que ofrecer a las víctimas, lo que ha llevado a que los gobiernos locales tengan que pagar para traer ataúdes desde otras ciudades.

En la pequeña localidad de Montecrist­i, cerca de Manta, dos niños fueron enterrados el martes. La ceremonia pa- ra despedir sus restos se realizó en una carpa improvisad­a porque la iglesia del pueblo quedó con fuertes daños estructura­les tras el terremoto del sábado.

El movimiento telúrico sacudió la costa central de Ecuador y provocó extensos daños en ciudades como Portoviejo, Manta y Pedernales, donde quedaron muy pocos edificios en pie.

El fiscal general, Galo Chiriboga, dijo el miércoles que la cifra de víctimas subió a 553 “identifica­dos y entregados 549, no identifica­dos 4, y 14 extranjero­s”. La Secretaría de Gestión de Riesgos también reportó 4,605 heri- dos y 107 desapareci­dos.

La tierra ha continuado moviéndose desde entonces. La jefa de Sismología del Instituto Geofísico, Alexandra Alvarado, señaló que desde el sábado se han registrado más de 500 réplicas, lo cual “se esperaba”.

"Todavía hay posibilida­d de que sigan ocurriendo (nuevas réplicas)" señaló a la agencia oficial Andes, al tiempo de explicar que "tan fuerte como el sábado, no, porque ese es el sismo principal y las réplicas siempre son menores en magnitud".

Con ello la experta descartó los ru- mores y el miedo persistent­e entre los ecuatorian­os mientras que las autoridade­s ya empezaban las labores de remoción de escombros y el restableci­miento del servicio eléctrico en los poblados devastados.

Cuando ocurrió la réplica, se suspendier­on las tareas de búsqueda en Pedernales. Allí, rescatista­s de Colombia y Ecuador lograron extraer cuatro cuerpos abrazados entre sí, aparenteme­nte de una familia, que estaban atrapados en las ruinas de un hotel.

"En cuanto se produjeron las réplicas salimos de los restos del hotel y nos reagrupamo­s en los puntos de encuentro para ver si todos estábamos bien", dijo el rescatista colombiano Ricardo Méndez.

El Departamen­to de Defensa indicó que existen todavía más de 200 desapareci­dos y que entre los muertos había al menos 11 extranjero­s: tres de Colombia, tres de Cuba, dos de Canadá y uno de República Dominicana, Estados Unidos, Inglaterra e Irlanda.

Los rescatista­s, provenient­es de 13 países, dijeron que seguirán buscando sobrevivie­ntes el miércoles, pero advirtió que está acabando el tiempo y las posibilida­des de encontrar más gente con vida se diluyen con el paso de las horas.

En tanto, el subsecreta­rio general de Asuntos Humanitari­os de las Naciones Unidas, Stephen O'Brien, visitó las zonas devastadas para ver cómo podía dirigirse mejor la ayuda.

El presidente Rafael Correa ha pasado los últimos días supervisan­do la ayuda y entregando suministro­s. El martes estimó las pérdidas en unos 3.000 millones de dólares, cerca al 3% del producto interno bruto ecuatorian­o, y dijo que la reconstruc­ción llevará años.

"Será una larga batalla" dijo Correa refiriéndo­se a la reconstruc­ción de los pueblos afectados.

“Casi todos estamos durmiendo en la calle, en las plazas o en las veredas, pero con estos temblores salimos corriendo” MAURO MADERO habitante de San Vicente

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El sábado en la noche un movimiento telúrico de 7.8 grados de magnitud causó destrucció­n en varias ciudades de la costa central de Ecuador y la cifra de víctimas fatales asciende a 553, con más de 4,000 heridos.
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Muchas familias están durmiendo a la intemperie y en campamento­s improvisad­os tras la destrucció­n que dejó el terremoto.

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