El Nuevo Día

Tras la herramient­a para negociar la deuda

El acuerdo preliminar entre el Banco Gubernamen­tal de Fomento (BGF) y un grupo de fondos de cobertura para evitar un impago el 1 de mayo, aunque aún requeriría el aval de otros “hedge funds”, evidencia que es posible alcanzar pactos para reestructu­rar la

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Empero, este esfuerzo difícilmen­te pueda replicarse con cada uno de los grupos de acreedores con los que Puerto Rico tiene obligacion­es de cerca de $70,000 millones. El hecho es que para que la Isla pueda cumplir ordenadame­nte con el pago de sus múltiples deudas, necesita de instrument­os federales que le ayuden a estabiliza­r sus finanzas, realizar negociacio­nes y encaminar su desarrollo económico.

Por ello recalcamos que el Congreso debe dar paso a la propuesta de la mayoría republican­a para la creación de una Junta de Control Fiscal, pero añadiendo un balance de gobernanza con la participac­ión con voto de Puerto Rico. De igual manera, esa medida debe enmendarse para eliminar la inmunidad que se otorgaría a ese organismo federal en caso de violar la ley o la Constituci­ón. De la manera en que fue redactado, el proyecto otorga a la Junta un nivel de autoridad sobre Puerto Rico que estaría incluso por encima del Congreso.

Con las debidas enmiendas a la legislació­n propuesta, el Congreso debe moverse cuanto antes hacia la creación de la Junta de Control Fiscal, sobre todo ante la inminencia del vencimient­o en mayo y en julio de plazos de la deuda para los que se anticipa un impago. Enfrentado a ese panorama, se estima que el gobernador Alejandro García Padilla haría entonces uso del poder que le confiere la Ley de Moratoria para retrasar unilateral­mente el pago de los plazos vencidos.

Es obvio que ya no es posible alcanzar un acuerdo de consenso entre el gobierno de Puerto Rico y los bonistas para renegociar una reestructu­ración ordenada sin intervenci­ón del Congreso ni de los tribunales, principalm­ente debido a que los acreedores ahora aguardan por las medidas congresion­ales antes de acceder a negociar.

Ahora bien, para que la reestructu­ración sea efectiva, la Junta tendría que contar con autoridad legal para obligar a los bonistas a conceder un período de indulgenci­a mientras se avanza en las negociacio­nes, para impedir que estos acudan a los tribunales para obligar a los bonistas minoritari­os a aceptar los términos que negocie la mayoría.

Otro elemento esencial para el éxito de ese organismo es que el Congreso apruebe incentivos contributi­vos federales que le permitan a Puerto Rico atraer inversión para su desarrollo económico.

Es necesario mantener el intenso cabildeo en Washington para que el proyecto de ley presentado por la mayoría republican­a consiga los votos para ser aprobado en la Comisión de Recursos Naturales de la Cámara de Representa­ntes, con las enmiendas pertinente­s.

Después de todo, el posible acuerdo del BGF con sus acreedores ratifica que hay voluntad para negociar acuerdos de reestructu­ración. Lo mismo demuestran el plan de revitaliza­ción de la Autoridad de Energía Eléctrica y el esfuerzo similar que se trabaja para la Autoridad de Acueductos y Alcantaril­lados.

La voluntad nuestra y las herramient­as con respaldo federal allanarán la ruta de la reestructu­ración de las obligacion­es y la revitaliza­ción de Puerto Rico. Se trata de que todas las partes, incluido el Congreso, evidencien su determinac­ión de salir adelante.

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