Pasos contra el cáncer
La importancia de un enfoque continuo dirigido a la prevención, detección, tratamiento y calidad de vida
Prevención, detección temprana, tratamiento, sobrevivencia y calidad de vida. Son los pasos más importantes en el cuidado continuo de la salud de una población.
Una receta en la que es vital un enfoque integrado y coordinado para que las comunidades, organizaciones e individuos trabajen juntos para reducir la incidencia y la mortalidad por cáncer a través de la prevención y el cuidado paliativo. Así lo establece el doctor Guillermo Tortolero Luna, investigador en el área de cáncer ginecológico y director del programa de ciencias de la población de la Coalición para el Control de Cáncer en Puerto Rico, afiliado al Centro Comprensivo de Cáncer de la Universidad de Puerto Rico (CCCPR), Recinto de Ciencias Médicas.
Se trata de un programa financiado parcialmente por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC en inglés), que tiene la meta de reducir la carga del cáncer a través de un plan comprensivo para Puerto Rico.
Precisamente, como parte de ese esfuerzo y de la designación de abril como mes nacional de control de cáncer, el programa busca trabajar con las personas de manera interdisciplinaria y comprensiva, explica Tortolero.
Cabe resaltar que más del 60% de todos los casos de cáncer pueden prevenirse. De ahí que la prevención constituya la estrategia a largo plazo más costo eficaz para el control del cáncer, según lo ha establecido la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De hecho, las nuevas investigaciones confirman que las pequeñas decisiones que tomamos cada día tienen un impacto importante sobre nuestro riesgo de desarrollar cáncer. Lo que comemos, la forma en que preparamos las comida, si hacemos o no ejercicios, cuidamos nuestro peso, tomamos alcohol o fumamos, son decisiones que a la larga va a hacer una gran diferencia en nuestra salud.
“Hemos desarrollado este modelo tratando de identificar áreas prioritarias y a su vez buscar estrategias basadas en evidencia que son efectivas. De tal manera que se identifican las prioridades, se desarrollan los objetivos y se implementan las estrategias para llegar a la comunidad”, explica Tortolero sobre los beneficios que las comunidades pueden obtener de este tipo de iniciativa.
En ese sentido, dice que en la parte de prevención de cáncer están enfocados en esas áreas que ya han sido identificadas. Por ejemplo, la reducción del consumo de tabaco en la población, aumentar la protección solar y reducir la exposición al sol, lo que ayudaría a disminuir ciertos tipos de cáncer.
De la misma forma, resalta la importancia de aumentar la vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) considerada una estrategia fundamental para prevenir cáncer de cérvix, de vulva, ano y cabeza y cuello, así como la vacunación de hepatitis para prevenir el cáncer de hígado. También, debido a que se sabe que el sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para ciertos tipos de cáncer, aumentar la actividad física.
CERNIMIENTO Y DETECCIÓN TEMPRANA. Para nadie es un secreto que hay varios tipos de cáncer que están en aumento, tanto en la población puertorriqueña como la mundial. De hecho, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC en inglés) de la OMS ha indicado que la enfermedad está creciendo a un “ritmo alarmante” en todo el mundo y que son necesarias nuevas estrategias para limitar esta dolencia tan costosa de tratar.
“Es inaceptable pensar que podemos recurrir al tratamiento para resolver el problema del cáncer. Eso sólo no será una respuesta suficiente”, señaló recientemente la IARC para enfatizar la importancia de la prevención.
Precisamente, eso es lo que busca la Coalición para el Control de Cáncer en Puerto Rico, según destaca el doctor Tortolero. “Trabajamos con dos componentes principales: la investigación en poblaciones de la comunidad y una coalición en conjunto con el Departamento de Salud, formada por diferentes organizaciones, entidades académicas, organizaciones sin fines de lucro y grupos comunitarios”, explica.
Respecto a la investigación, dice que aunque
el programa no hace ciencias básicas de laboratorio, colabora en aspectos moleculares del cáncer. Además, destaca que tienen un programa donde se hacen investigaciones epidemiológicas. Por ejemplo, sobre cuáles son los factores de riesgo y cómo se descubre la enfermedad de cáncer en Puerto Rico.
“También tenemos un programa de factores de la conducta que nos permiten entender qué aspectos de la conducta impactan la salud de la población en relación a cáncer. Además, tratamos de ver qué sucede en términos de la atención médica de cáncer en Puerto Rico. Es una forma de evaluar si estamos haciéndolo de una manera adecuada, si se están siguiendo las guías establecidas, qué se puede hacer para mejorar el acceso a tratamiento y su calidad para tener mejor resultados, que es lo que se quiere al final del día, tener una sobrevida del cáncer con calidad de vida”, abunda el investigador.
Mientras que el segundo componente se encarga de crear y mantener la coalición con la que se tienen algunos programas específicos. “El Departamento de Salud apoya mucho lo que hacemos dentro de lo que es control de cáncer. El Registro de Cáncer, el Instituto de Estadísticas, el Sistema de Vigilancia de Factores de Riesgo del Comportamiento (BRFSS en inglés), nos proveen información muy útil para nosotros desarrollar las actividades que estamos haciendo”, explica Tortolero, mientras destaca que el continuo de control de cáncer abarca desde la prevención hasta el cuidado del paciente “y sigue ese modelo para poder identificar áreas de oportunidades donde podamos impactar”. GUÍAS PARA EL PACIENTE.
También es muy importante, dice Tortolero, que los pacientes tengan acceso a las guías más recientes sobre el cuidado de salud.
“La medicina es una actividad dinámica y entre más conocimiento se adquieren más cambios hay”, agrega. Es lo que pasa, por ejemplo, con las guías de cernimiento, que han ido cambiando según se va adquiriendo más conocimiento sobre los tipos de cáncer, sus causas y su evolución.
Un ejemplo que menciona el investigador es la guía de cáncer cervicouterino que hasta el 2002 recomendaba que el cernimiento comenzara a los 18 años, después del inicio de la actividad sexual.
“Pero la investigación científica nos enseñó que la causa de este cáncer es principalmente el virus del papiloma humano (VPH) y eso nos llevó a conocer cuál es su desarrollo una vez que alguien se infecta”, explica mientras señala que ahora se sabe que pueden pasar de 15 a 20 años para que se desarrolle la enfermedad.
Por eso se determinó que lo que ese estaba haciendo –la prueba del Papanicoloau (Pap) a partir de los 18 años- no era lo adecuado. Fue cuando se decidió que la prueba se debía comenzar a los 21 años.
“Ahora sabemos que la actividad sexual generalmente comienza a partir de la adolescencia y que para los 21 años, si alguien se ha expuesto al virus a los 16, ya ha pasado un tiempo razonable para que lo que andamos buscando con el Pap, lo podamos encontrar”, abunda Tortolero. También se determinó que dado que la enfermedad tiene una historia natural muy larga, no es necesario hacer el examen anualmente, sino cada tres años.
“Actualmente lo que se recomienda para este tipo de cáncer es que la mujer comience con un Pap a los 21 años, y se lo haga cada tres años. Para la mujer de 30 a 64 años en Estados Unidos se recomienda la prueba combinada (Pap y prueba de VPH) de manera ideal. Si es de esta manera, la prueba se puede hacer cada cinco años. Si solo se hace el Pap, se recomienda que la prueba se siga haciendo cada tres años”, explica Tortolero.
En términos de las guías de cáncer de mama, dice que ellos siguen lo que propone el US Preventive Affordable Care Act (USPACA) para los aspectos preventivos. En ese caso se recomienda que la mamografía comience a los 40 o 50 años, dependiendo de qué organización se siga y que la prueba se haga anualmente o cada dos años. USPACA recomienda que se haga cada dos años.
La Sociedad Americana del Cáncer y otras organizaciones, dice Tortolero, acaban de revisar las guías y ahora recomiendan que la mamografía se comience a partir de los 45 a los 55 años y después de los 50, hacerla anual. Pero si hay algún factor de riesgo, las mujeres menores deben hablar con su médico para hacer la prueba antes.
Para el cáncer colorrectal también hay ciertas guías y maneras de hacer cernimiento. Por ejemplo, está la prueba de heces fecales que se recomienda hacer anualmente y la colonoscopia, que se debe comenzar a partir de los 50 años y se debe repetir cada cinco años.
“Estas guías acaban de ser revisadas y mantienen estas indicaciones, además agregaron la posibilidad de otra combinación de prueba, que es la de sangre oculta en heces más sigmoidoscopia (procedimiento con el que solo se ve parte del colon sigmoide y el recto). Pero hay pocos médicos que hacen este procedimiento y en realidad lo que se recomienda es el examen de sangre oculta y la colonoscopia”, explica el médico.
Para cáncer de próstata, Tortolero dice que hay mucha discusión acerca de si la prueba de antígeno prostático específico o PSA, es adecuada o no y lo que se recomienda es que el médico hable con el paciente, si tiene 50 años o más, para que le explique las ventajas y desventajas.
“Hacer la prueba no modifica la expectativa de vida del paciente. Pero si a alguien se le diagnostica cáncer de próstata a través de estos estudios, hay que tomar una decisión de tratamiento y a veces este puede tener un impacto en términos de disfunción sexual o incontinencia urinaria, pero no se está modificando la esperanza de vida del paciente”, explica.
En ese sentido, dice que actualmente lo que se recomienda es que entre el médico y el paciente se determine la estrategia de tratamiento una vez que se diagnostique la enfermedad. El otro aspecto que Tortolero dice que quieren reforzar es tratar de mejorar el acceso a un tratamiento de calidad “y que haya más acceso a, por ejemplo, los ensayos clínicos”.