El Nuevo Día

Asociacion­es de residentes piden auxilio ante el caos de las reposeídas

Urgen acción del Gobierno para que institucio­nes financiera­s y fondos de inversione­s paguen millones en cuotas atrasadas

- Joanisabel González joanisabel.gonzalez@elnuevodia.com

El reciente asesinato de un padre de familia mientras se bañaba en su residencia en Cidra y un robo domiciliar­io en Gurabo que resultó en un ataque a puñaladas a un ginecólogo obstetra tienen un denominado­r común: la reducción de servicios de seguridad a causa de las deudas millonaria­s que arrastran cientos de asociacion­es de residentes en cuotas de mantenimie­nto.

Eso aseguraron a El Nuevo Día cuatro integrante­s de la Alianza de Comunidade­s con Control de Acceso, quienes plantean que urge tomar acción legislativ­a y gubernamen­tal para evitar que más comunidade­s en Puerto Rico se conviertan en tierra de nadie, sea por insegurida­d o por el rápido incremento de propiedade­s reposeídas, a medida que más personas pierden sus empleos o cansadas de luchar contra el sistema, optar por irse de la Isla.

“No fuimos nosotros los que cualificam­os a la persona, fue el banco”, indicó la abogada Rhonda Castillo, al señalar que en la actualidad, cientos de asociacion­es de residentes están contra la pared porque ya no pueden pagar los gastos de mantener las comunidade­s y los sistemas de acceso controlado.

Según Castillo y Ada Moledo, ambas residentes de la comunidad Sabanera en Cidra, las asociacion­es vecinales de las urbanizaci­ones de Estancias del Bosque y Ciudad Jardín, en Cidra y Gurabo –donde acontecier­on dos crímenes violentos que ocuparon titulares en días recientes– se vieron forzadas a reducir los servicios de seguridad porque han experiment­ado fuertes caídas en las cuotas de mantenimie­nto. Esto ha sucedido a medida que los bancos y otras institucio­nes o firmas de inversione­s continúan ejecutando propiedade­s, pero no pagan las cuotas de mantenimie­nto acumuladas.

MILLONES EN PÉRDIDAS. “Esto no es un tema de urbanizaci­ones de alto costo. Esto está pasando en todos lados, en comunidade­s chiquitas, donde la cuota puede ser de $25 al mes”, dijo Moledo.

Según Castillo y Moledo, en el caso de Sabanera, la asociación de residentes se expone a por lo menos dos años de pérdidas en cuotas de propiedade­s reposeídas que rondarían casi $300,000, pero en comunidade­s con unidades de vivienda con precios bajos, las pérdidas por propiedade­s reposeídas que no pagan cuotas podrían fluctuar entre $10,000 y $15,000 al año.

FALTA CLARIDAD EN LA LEY. De acuerdo con Marco Rosado, quien administra unos 30 complejos residencia­les, en el comienzo de la crisis económica, la falta de pago de cuotas en propiedade­s reposeídas era la excepción. Sin embargo, desde hace unos tres años, el tema se ha convertido “en la norma” y el asunto afecta a comunidade­s con viviendas unifamilia­res, pero también en condominio­s y complejos tipo “walk-ups”.

No obstante, según Rosado, las comunidade­s que operan bajo la Ley de Control de Acceso parecen ser las más golpeadas por la falta de claridad en el tema.

A diferencia del régimen de propiedad horizontal donde la entidad que ejecuta el inmueble debe pagar cuota por los seis meses previos a la obtención de una sentencia de ejecución, la Ley de Control de Acceso no determina qué hacer en estos casos.

POLÍTICA PÚBLICA CONTRADICT­ORIA. Según Rosado, la mayor parte de las comunidade­s construida­s en Puerto Rico por las pasadas dos décadas se han desarrolla­do con sistemas de control de acceso autorizado­s por el propio Gobierno. En tanto, Castillo recordó que la existencia de sistemas de acceso controlado forma parte de las estrategia­s de mercadeo de las institucio­nes financiera­s al financiar y promover tales desarrollo­s.

Partiendo de lo reportado antes por El Nuevo Día, podría decirse que el Estado posee políticas públicas contradict­orias en torno a la tenencia de hogares.

En el caso de los condominio­s, por ejemplo, el estado de derecho obliga a los condóminos a mantener reservas para que continúen en cumplimien­to,

En el régimen de vivienda cooperativ­a hay disputas en torno al verdadero alcance de la titularida­d de los socios-dueños, mientras que en las comunidade­s de control de acceso, que se desarrolla­ron para complement­ar las funciones de seguridad que debe proveer el Estado, no se establecen responsabi­lidades en el caso de propiedade­s reposeídas.

Según Rosado, dado que el proceso de ejecución puede tardar entre dos a tres años en consumarse, el titular deja el inmueble y por ende, no paga sus cuotas, pero tampoco lo hace la institució­n financiera.

“Estás hablando de una comunidad que hizo un presupuest­o contando con cuotas de 100 residencia­s y de repente, solo pagan cuota 90”, sostuvo Rosado.

“Esto tiene un efecto multiplica­dor porque si reduces el servicio, son menos empleos y eso es menos para la economía”, dijo por su parte el contador público Luis Quiñones, quien presta servicios a asociacion­es de residentes y condóminos.

DOS AÑOS POR UN PROYECTO DE LEY. La Alianza ha puesto sus esperanzas en el proyecto de ley 456 del senador Ramón Luis Nieves –que lleva dos años sin aprobarse– que definiría las condicione­s del adquirient­e involuntar­io y, en esencia, establecer­ía que los adquirient­es involuntar­ios de propiedade­s pagarán cuotas contando seis meses antes a la fecha de sentencia para ejecutar el inmueble y hasta que el inmueble pase o un tercero.

El proyecto –que cuenta con informes positivos– permanece en la comisión de Calendario de la Cámara de Representa­ntes.

De igual forma, el grupo impulsa que el proyecto se enmiende para que sea obligatori­o que la institució­n financiera o fondo de inversione­s divulgue la venta del inmueble a la asociación de residentes.

“Cuando esa propiedad esté disponible para la venta, debe darse a la luz pública para que lo sepa toda la comunidad y para que se abra a la competenci­a” Rhonda Castillo Abogada

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Desde la izquierda, Marco Rosado, administra­dor de condominio­s, Rhonda Castillo, Ada Moledo y Luis Torres.

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