Arroyo puede amargarle la noche a Chocolatito
Habría que ser muy osado o algo tonto pronosticar que McWilliams Arroyo le quitará el cetro mosca del CMB a Chocolatito González, el invicto nicaragüense en 44 peleas, con 38 nocauts y 10 seguidos, mañana en Inglewood, California, ya que se le considera el número uno entre todos los monarcas mundiales tras el retiro de Mayweather, y porque nadie actualmente tira más golpes que él: 90 por asalto y atinando 35, a la vez de poseer pegada descomunal, una defensa sólida, pulmones súper oxigenados y mandíbula granítica.
De hecho, él reina universalmente desde 2009, realizando ocho defensas de los fajines de las 105 y 108 libras de la AMB, y tres de las 112, que al sumarse a sus tres coronaciones suman 14 riñas por un título y todas fuera de su patria: Japón, México y Estados Unidos.
Sin embargo, McWilliams no es un café con leche tibio, sino negro y sin azúcar, con mucha técnica, poder en sus nudillos, orgullo patrio y es consciente que su rival es la nueva figura de las divisiones chicas junto al azteca Leo Santacruz, soberano pluma de la AMB que también tiene un récord sin mácula, por lo cual necesita combatir sin miedo y dispuesto siempre a batallar con denuedo para no ser arrollado con la relampagueante ofensiva del nica, que para muchos puristas es superior a su ídolo: Alexis Argüello, que supuestamente se suicidó de un disparo en la cabeza el 1 de julio de 2009, mientras era alcalde de Managua.
Chocolatito, mandón desde que suena la campana, gusta de cortar el ring y lanzar repetidas combinaciones, de ahí que Arroyo debería atacar y escapar por laterales, jamás en reversa porque correría más peligro de recibir dinamitazos.
Con solo cuatro combates entre 2013 y 2015, el púgil de Ceiba sabe que tanto tiempo libre es bueno y malo: no ha recibido mucho castigo, pero podría tardar en caer en ritmo ante un coloso como Chocolatito, que está en el momento pico de su carrera.
Ojalá, pues, que McWilliams pueda demostrar su valía y le demuestre a la TV estadounidense que técnicamente no tiene que envidiarle nada al Golovkin de los pesos mínimos, amén de reconocer, sin cortapisas, que un revés amplio prácticamente le dejaría con el motor apagado en la vía de los mejores y su adiós sería inminente...