Testimonios nacidos del cooperativismo

Este modelo abrió puertas a ciudadanos que encontraron tropiezos en otras instituciones

Tiene 12 años, estudia tres idiomas, y quiere viajar por el mundo. Por los pasados cuatro años ha visto en la oratoria la ruta para desarrollar sus talentos. Elocuente, educado y correcto. Marcos Joel López, quien es estudiante del séptimo grado de la escuela Juan D. Miranda en Guaynabo, encontró en el modelo cooperativo no solo una vía para destacarse sino para comenzar a ahorrar para el futuro, le contó a este diario.

“El que guarda siempre tiene”, dice el refrán que repitió el niño al preguntarle qué había hecho con el dinero que ganó en los concursos de oratoria que ha ganado. El primer certamen que participó fue uno auspiciado por la Cooperativa de Ahorro y Crédito Jesús Obrero, cuando cursaba el cuarto grado.

“Al participar gané el primer lugar, así pasó por cuatro años consecutivos y entre esos cuatro años me volví socio, empecé a ahorrar. También en la última competencia el año pasado a nivel regional gané el segundo lugar (frente a 29 participantes)”, destacó el niño, quien asistió a la Quincuagésima Sexta Asamblea Anual de la cooperativa, ya que fue una de las historias de logro destacadas durante la actividad cumbre.

Marcos Joel confesó que a pesar de que la oratoria, cuyos mensajes se han enfocado en el tema del cooperativismo, le ha brindado confianza en sí mismo, cuando le llega la invitación al nuevo certamen los nervios se apoderan de él. “Estoy muy interesado por viajar y aprender diferentes idiomas, hasta ahora solo sé tres, de los tres el japonés es el que más me gusta. Al principio uno lo ve como súper complicado, esto me tomará años aprenderlo, pero te pones a estudiar y tan difícil no es”, expresó, tras agregar que también domina el inglés y estudia alemán porque tiene interés en viajar por el mundo. Cuando crezca quiere trabajar como traductor y escritor.

El modelo de cooperativismo no solo es de ayuda financiera, sino que ayuda al bienestar social, de acuerdo con los testimonios de Yuderka Ortega y del matrimonio compuesto por Glendaly Torres Rivera y Javier Ortiz Martínez, quienes luego de numerosos intentos fallidos a través de la banca comercial, encontraron en la cooperativa de ahorro y crédito la ayuda que necesitaban para establecer su hogar.

Ortega, quien narró que es de origen dominicano, durante unos dos años estuvo acudiendo a varios bancos y nunca logró que se le financiera una residencia, ya que tiene dos trabajos, uno de ellos en una cafetería y el otro en un restaurante, que le impedían entregar la evidencia de ingresos que le exigían.

Frustrada, según relató, durante unos tres meses hizo caso omiso a los acercamientos que le hizo esta cooperativa, donde solo tenía una cuenta de ahorro. Cuando se cansó de darles excusas accedió a visitar la casa que le ofrecían, la cual en menos de una semana alquiló con opción a compra, al interés que podía pagar y a un precio que podía sufragar.

“¿Qué beneficios tuve? Tengo mi palacio”, exclamó Ortega entre risas de satisfacción porque tuvieron confianza en ella y la ayudaron, mediante el pago de alquiler, a darle un método para que ahorrara el dinero para adquirirla.

La pareja, por su parte, que dirige una academia a nivel preescolar en Cayey, estuvo por alrededor de un año intentando conseguir en los bancos el financiamiento para su primer hogar y un día conoció en una tienda por departamentos al director ejecutivo de la cooperativa. “Fue súper rápido, comenzamos con ellos para mediados o finales de junio, ya nosotros llevamos como cinco años, y en septiembre cerramos”, contó.