El Nuevo Día

Opacidad: cómplice de muchos males

El debate sobre cómo garantizar la transparen­cia supone sortear dificultad­es que van desde la recopilaci­ón fehaciente de los datos hasta eliminar trabas que obstaculiz­an el acceso a la informació­n

- WILMA MALDONADO ARRIGOITÍA wilma.maldonado@gfrmedia.com Twitter:@WilmaMaldo­nadoA

En la búsqueda de estimular la participac­ión en eventos electorale­s, se repite hasta la fatiga que a través del voto se ejerce uno de los poderes principale­s de las personas en un estado democrátic­o. No obstante, la prédica demócrata de los líderes políticos se torna tímida cuando los ciudadanos reclaman la rendición de cuentas, otro pilar de la democracia. Al menos durante la última década, el Gobierno de Puerto Rico se ha movido en dos caminos paralelos. Por un lado, ha hecho algunos esfuerzos para mejorar o diversific­ar las formas en que los constituye­ntes acceden a informació­n gubernamen­tal que estuvo antes vedada, era de difícil acceso o no estaba disponible. Entre esas iniciativa­s, se pueden mencionar la aprobación de las leyes que crearon el Instituto de Estadístic­as y una página con datos gubernamen­tales, así como la que obliga a las corporacio­nes públicas a transmitir las reuniones de las juntas de gobierno en sus portales electrónic­os.

Por el otro, ejercita prácticas que tienen el efecto de restringir o dificultar el acceso a la informació­n, como cuando se ofrece informació­n policial coartada, cada vez que se incorporan cláusulas confidenci­ales en contrataci­ones gubernamen­tales, así como cuando se suscriben acuerdos judiciales y extrajudic­iales secretos, por mencionar algunos de estos ejercicios gubernamen­tales, entre los que está incluido, por supuesto, negar la informació­n.

Al ser poco riguroso cuando documenta procesos gubernativ­os, en los registros de datos y en la preservaci­ón de documentos, el Gobierno también impide el acceso efectivo a la informació­n.

Numerosos informes de la Oficina del Contralor de Puerto Rico (OCPR) dan cuenta de almacenes de documentos en municipios y agencias que se asemejan más a un vertedero que a un lugar de registro. De igual manera, son incontable­s los hallazgos sobre la falta de documentac­ión relacionad­a con inventario­s, subastas, compras, facturació­n y pago, entre otras. FALLA GERENCIAL. Para el exrepresen­tante Víctor García San Inocencio, esto ocurre porque, dentro del Gobierno en Puerto Rico, la rendición de cuentas no se ha convertido en un hábito o en una costumbre, y no existe una práctica gerencial que lo facilite.

El abogado, quien exploró el tema del acceso a la informació­n pública en su tesis doctoral, ilustró la gravedad del problema al recordar cómo, en medio de la actual crisis fiscal, uno de los

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