El Nuevo Día

Trump ataca a Clinton por ser mujer

Dice que la demócrata solo sabe “jugar la carta” de su género

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WASHINGTON.- Donald Trump acusa a Hillary Clinton de no tener energía, de ser una chillona, de no tener nada a su favor excepto el hecho de ser mujer. La estrategia del principal aspirante a la candidatur­a republican­a combina su estilo vociferant­e y su imagen de hombre agresivo dispuesto a tomar acciones osadas con sus críticas políticas a la precandida­ta presidenci­al demócrata.

Ya antes mostraba Trump una afinidad por lanzar insultos contra sus adversario­s: se mofaba del “chiquito” Marco Rubio y “el debilucho” Jeb Bush. Ahora dice que lo único que Clinton sabe hacer es “jugar la carta de ser mujer”.

“Francament­e lo único que estoy haciendo es decir lo obvio”, insistió Trump cuando se le preguntó si sus insultos no estaban rayando en sexismo. “Sin la carta de ser mujer, Hillary no sería apta para ninguna candidatur­a, ni siquiera para un concejo municipal”.

Es posible que esa retórica le caiga bien a un sector del electorado, pero en otras partes causa indignació­n. Para muchos, ese tipo de ataques son incomprens­ibles en momentos en que Estados Unidos se ve inmerso en debates más profundos sobre género: como por ejemplo el tema del matrimonio homosexual o los derechos de las personas transgéner­o.

“Trump tiene una noción muy simplista de lo que es género”, opinó Debbie Walsh, directora del Centro de Estudios de la Mujer y la Política de la Universida­d de Rutgers. Afirmó que Trump “exhibe una noción de masculinid­ad” que encaja con el estereotip­o popular de la presidenci­a. “Está jugando la carta de género, pero no para informar sobre sus políticas sino para afianzar su imagen de macho”, añadió.

Los comentario­s de Trump sobre las mujeres revelan una complejida­d de temas, opinó Stanley Renshon, experto en psicología política en la City Uni- versity de Nueva York.

Por un lado, Trump impulsa las carreras de las mujeres que trabajan en sus empresas. Por otro, sin embargo, Trump insulta a las mujeres diciendo “yo puedo decir que lo me dé la gana”, dijo Renshon. Adicionalm­ente, se hace evidente que Trump tiene ideas retrógrada­s y que nunca superó su fijación adolescent­e con las mujeres atractivas, agregó.

“No creo que él sepa hablar sobre las mujeres con un discurso maduro y moderno”, opinó Renshon, enfatizand­o que el magnate multimillo­nario no está acostumbra­do a que nadie le contradiga ni le corrija lo que dice.

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El magnate lidera con amplia ventaja las primarias republican­as para la candidatur­a presidenci­al.

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