El Nuevo Día

Con impago y sin encanto

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El impago de la deuda pública es una desgracia y el gobernador García Padilla lo repite como si fuera un evento digno de celebració­n. Tiene que existir algo inexplicab­le para asumir una actitud como esa. No pagar una deuda es siempre negativo y bochornoso, no importa la razón.

A diferencia del sector privado donde el deudor paga las consecuenc­ias, en el sector gubernamen­tal el que paga es el pueblo. Es por eso quizás por lo que algunos están tan felices.

La pérdida de capital para los acreedores no es la única ni la peor de las consecuenc­ias. Todos los acreedores no son iguales, algunos perderán todos sus ahorros, sus empleos, sus pensiones, su salud; es una tragedia incalculab­le. Pero el más que sufre es el deudor, en este caso Puerto Rico, que queda marcado para siempre y pierde el acceso al crédito. Será dificil que nos vuelvana llamar “isla del encanto”ttttt.

Luis Collazo, San Juan

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