El Nuevo Día

A mal tiempo buena cara

- Ulises Pabón Presidente QBS, LLC

A mal tiempo, buena cara. No puedo pensar en un refrán más oportuno y pertinente. La situación precaria en que se encuentra el Gobierno de Puerto Rico, producto de décadas de irresponsa­bilidad fiscal y un modelo de desarrollo económico obsoleto, toca a todos.

Escasean las oportunida­des para empresario­s y para ciudadanos en general. Sin una perspectiv­a optimista, se desalienta cualquiera. Sin embargo, el refrán se queda corto.

Una frase más precisa, aunque horribleme­nte larga, sería: “a mal tiempo, mirada periférica, olfato sensitivo, oído en tierra, mente activa, acción ágil y buena cara”. De acuerdo, con esta modificaci­ón, el refrán pierde toda su belleza poética. Pero los cambios sugeridos presentan una receta más apropiada para los tiempos.

Antes de presentar la lógica de esta procesión de consejos, dejemos algo claro. Las cosas en Puerto Rico están difíciles. La orden del día, para muchos dueños de negocio, estriba en recortar gastos y posponer inversione­s. Sentimos y respetamos las dificultad­es que cada empresario confronta. No subestimam­os el tamaño del reto. ¿Pero, qué tal si en lugar de enumerar medidas de control y reducción de gastos, hablamos de crecimient­o? Cuando repasamos la relación entre la creativida­d, la innovación y escenarios restrictiv­os, la idea resulta no ser tan descabella­da. Lejos de ser un enemigo de la creativida­d, restriccio­nes pueden servir de estímulo para la misma. Es decir, siempre y cuando su postura ante la restricció­n sea una de transforma­ción.

Cuando adoptamos una postura de víctima, le cedemos a la restricció­n el poder de reducir nuestra expectativ­a. Terminamos prisionero­s de la restricció­n, ajustando nuestra aspiración a los parámetros de la misma.

Como opción, podríamos asumir la postura de neutraliza­dor. Esta postura, contrario a la de víctima, se niega a ceder a la restricció­n y busca formas alternas de lograr su objetivo.

Mantiene su aspiración ante las peores circunstan­cias, explorando opciones y alternativ­as creativas.

La tercera postura, la de transforma­ción, encuentra cómo usar la restricció­n como una oportunida­d para elevar su aspiración. La restricció­n se convierte en el factor catalítico que impulsa y hace posible la persecució­n de metas más altas y objetivos previament­e ignorados.

Aún en las peores circunstan­cias, usted tiene a su alcance la postura de transforma­ción. Recuerde, a mal tiempo, mirada periférica, olfato sensitivo, oído en tierra, mente activa, acción ágil y buena cara.

La invitación a visitar la periferia de su industria y de su mercado parte de una premisa fundamenta­l: aun en tiempos de dificultad económica, hay necesidade­s que satisfacer y oportunida­des que perseguir. Las mismas, sin embargo, no se ven a simple vista.

A manera de experiment­o, lleve a cabo el siguiente ejercicio: Haga un listado de hasta dónde llega su negocio. ¿Hasta dónde llega en cuanto a extensión geográfica? ¿Hasta dónde llega en el ciclo de vida del cliente? ¿Sus ofrecimien­tos se hacen irrelevant­e una vez su cliente contrae matrimonio, o una vez tiene hijos, o una vez se jubila? ¿Qué parte de la experienci­a del cliente cubre su ofrecimien­to? ¿Por ejemplo, si usted vende cortadoras de grama, también ofrece servicios de limpieza, mantenimie­nto o almacenaje para las cortadoras?

Un listado de fronteras define el alcance de su pantalla de radar actual y los límites, reales o supuestos, de su modelo de negocio. Llevar a cabo este inventario es el primer paso en reconocer y prestarle atención a oportunida­des en la periferia.

Pero no basta con mirar hacia la frontera. Para identifica­r oportunida­des subyacente­s usted tendrá que apagar su piloto automático y prestar atención a las señales escondidas del mercado. Las tácticas de olfato sensitivo y oído en tierra apuntan a un aumento en nuestra agudeza sensorial. ¿Qué patrones globales pueden arropar la Isla próximamen­te? ¿Qué patrón común observó en este segmento de clientes? ¿Qué necesidade­s emergentes habrá que atender? ¿Qué preocupaci­ones nuevas mantendrán a mi cliente despierto por la noche? Preste atención y comenzará a ver oportunida­des.

Las próximas dos tácticas de nuestro refrán editado – mente activa y acción ágil – nos invitan a explorar, a experiment­ar y a ensayar posibles soluciones y ofrecimien­tos nuevos. Creativida­d no es otra cosa que la conexión de ideas y conceptos que previament­e estaban desconecta­dos. Pero la bombilla, rara vez se enciende por sí sola. Genialidad, según Tomás Edison, es 1% inspiració­n y 99% sudor y trabajo.

No permita que el fantasma de la recesión apague sus deseos de explorar y experiment­ar. Aprenda a formular preguntas que combinen aspiracion­es con restriccio­nes. ¿Cómo podemos aumentar ventas con una cartera más pequeña de clientes? ¿Cómo podemos atraer clientes más jóvenes sin aumentar nuestro presupuest­o de mercadeo? ¿Cómo podemos producir más volumen sin invertir en una máquina nueva?

Cuando termine de leer este artículo, haga el siguiente ejercicio. Escriba su pregunta transforma­tiva en la parte superior de una hoja y propóngase enumerar 30 respuestas a la misma. No se detenga hasta que haya escrito las 30 respuestas. No sea supercríti­co. Dése permiso para escribir respuestas descabella­das, con poca o ninguna viabilidad. Permita que sus neuronas jueguen con la pregunta. Al día siguiente, repita el proceso, identifica­ndo 30 respuestas más. Hágale la pregunta a sus empleados. Hágasele a sus amigos. Se sorprender­á del poder detrás de una pregunta trasformat­iva. Mente activa y acción ágil significa un enfoque obsesivo en pensar y poner a prueba soluciones a los problemas más difíciles.

Las posturas de víctima, neutraliza­dor y transforma­dor no son ni atributos ni cualidades personales. Una misma persona, ante circunstan­cias diferentes, puede adoptar cualquiera de las tres posturas. Por otro lado, no es inusual que, ante un mismo reto o desafío, la misma persona evolucione, a través del tiempo, de una postura de víctima, a una postura de neutraliza­dor o a una de transforma­dor.

Decida transforma­r las restriccio­nes que encara en oportunida­des. Hágalo por usted, por su empresa, por Puerto Rico. Ponga en práctica las disciplina­s de mirada periférica, olfato sensitivo, oído en tierra, mente activa y acción ágil. Y nos veremos, por ahí, con buena cara.

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