IMPROVISAR
QImpagar es imponente, pero más lo son las palabras que vienen antes y después de la acción. La larga lista de palabras. El manatial de palabras. Impetuoso. Impropio. Impío. Imposible.
La hermosa artificialidad consensuada de Facebook - un jardincito limitado y embaucador - provoca y alienta el desbarajuste verbal en el que ya vive la Isla. Se entra a ese mundo oscuro y aparentemente amigable para destruir. Para pontificar. La crisis ha dado con eso. Confusión ilimitada todos los días. Hablar sin pensar, sin leer. Llegar a conclusiones y arreglar el mundo para el que tiene dos minutos que dedicarte. Y se arman las peleas.
El “unfriend” - “desamigar” suena tan violento - se otorga ahora como venganza, como símbolo de triunfo - ponerse en el pecho una medalla de honor por el solo hecho de que algo te hinchó las pesadas penurias y no quisite escuchar a ese que ni siquiera era tu “amigo” cuando lo aceptaste en FB.
Porque hablarle a los convencidos, ese sí es el pasatiempo nacional, ese sí. Pontificar, pronosticar, perturbar. A Facebook se va. Como no se escuchan las voces, los tonos se inventan y se impostan y se fabrican. Como la ansiedad es tanta, allí se queda el tiempo que pudo haber sido utilizado para manifestar, hablar, discutir en buena lid, bajo el sol o mojándose en la lluvia. Tramitando el futuro en plena vía. En alguna acera de la Isla que se muere.
Pero no. Hay una Isla paralela en la que las cosas van mejor. Todos han arreglado los problemas y todos son amigos antes de pelearse. Luego son enemigos que alguna vez fueron amigos. La crisis del País exacerba los anímos. Y se encuentran las voces que ni eso son en la inmediatez atolondrante de ese suburbio tecnológico. Y allí, pues, demostrar lo mucho que quieres al país con un emoji del “angry face”. Y hasta felicitarte por lo buen puertorriqueno que (eres/crees que eres/otros creen que eres). Improvisar emociones. Y dormir tanquilo.