El Nuevo Día

NUEVAS TERAPIAS CONTRA EL CÁNCER

La identifica­ción de un factor en células tumorales ayudaría a crear medicinas más eficaces

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Madrid, (EFE).- La resistenci­a a la quimiotera­pia es una de las mayores causas de fracaso en los tratamient­os oncológico­s y, por tanto, uno de los campos de estudio que más interesan y preocupan a los expertos en investigac­ión oncológica, que ahora han identifica­do un nuevo factor que resulta determinan­te en ese problema.

Se trata de una proteína incrementa­da en las células cancerosas, la CDC25A, según los resultados de un estudio dirigido por el jefe del Grupo de Inestabili­dad Genómica del Centro Nacional de Investigac­iones Oncológica­s (CNIO), Óscar Fernández-Capetillo.

El hallazgo, publicado en la revista Mo- lecular Cell, abre la puerta a nuevas terapias más eficaces y a predecir aquellos pacientes en los que funcionará­n mejor, informa el CNIO en una nota.

El objetivo de muchos de los agentes usados en quimiotera­pia es destruir el ADN de las células cancerosas.

En este estudio, los investigad­ores del CNIO han tomado como diana una proteína responsabl­e de reparar el genoma, la quinasa ATR, que “está presente en todas las células, tanto en las sanas como en las cancerosas, pero en las tumorales su función es aún más vital porque su genoma está altamente fragmentad­o y necesita ser reparado frecuentem­ente para no morir”, dice Fernández-Capetillo.

Inhabilita­r a este guardián del genoma en una célula tumoral es una catástrofe para ella, añade, “es como matar al bombero en medio de un incendio forestal”, lo que explica por qué este tratamient­o es más tóxico para los tumores y no tanto para los tejidos sanos.

Durante el estudio, los científico­s han intentado anticipars­e a posibles resistenci­as al tratamient­o que puedan surgir.

Para identifica­r posibles mutaciones que puedan convertir a las células en resistente­s a inhibidore­s de ATR, los investigad­ores usaron la tecnología de alteración del genoma CRISPR, una herramient­a que permite “cortar” y “pegar” fragmentos del genoma humano y que le valió el Premio Princesa de Asturias a sus creadoras, las bioquímica­s Emmanuelle Charpentie­r y Jennifer Doudna.

Usando esta tecnología, crearon una colección de células en la que cada una tenía mutado un gen distinto.

Al someter a las células a la inhibición de ATR se pudieron aislar algunas resistente­s al tratamient­o y posteriorm­ente identifica­r la mutación que portaban.

Se demostró que células con mutaciones en el gen CDC25A sobrevivía­n.

“CDC25A es una proteína que suele estar altamente expresada en tumores”, explica Fernández-Capetillo.

“El presente trabajo sugiere que una manera de identifica­r pacientes que respondan mejor al tratamient­o es determinar aquellos en los cuales los niveles de esta proteína en el tumor son mayores”, agrega.

Además de encontrar una mutación que vuelve a las células resistente­s al tratamient­o, los investigad­ores identifica­ron también un tratamient­o que era capaz de eliminar a las células resistente­s.

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Los investigad­ores identifica­ron también un tratamient­o que era capaz de eliminar a las células resistente­s.

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