El Nuevo Día

MERCADERES DEL DESTINO

Más de $10 millones invertidos en cabilderos en Washington sostienen la controvers­ia entre las medidas que determinar­án el futuro fiscal de la Isla. Conoce las principale­s firmas tras la trama.

- Jose A. Delgado jdelgado@elnuevodia.com Twitter: @JoseADelga­doEND

Q WASHINGTON.- Con una inversión millonaria en cabildeo y litigación judicial, firmas de inversione­s han logrado bloquear durante los últimos dos años los esfuerzos a favor de que el Gobierno de Puerto Rico tenga un estatuto legal general que le permita reestructu­rar su deuda de casi $70,000 millones.

Poco a poco, además, esas empresas de Wall Street han logrado avanzar la idea en Washington de que el Congreso imponga una junta federal de control fiscal que arrebate a los funcionari­os electos del Gobierno de Puerto Rico el poder que ahora tienen para manejar su presupuest­o y sus planes financiero­s.

La imagen reciente de este forcejeo es la campaña publicitar­ia de cerca de $2 millones que el Centro para la Libertad Individual (CFIF, en inglés) ha mantenido en las principale­s cadenas de televisión de Estados Unidos y hasta en canales y emisoras de radio de los distritos de los miembros del Comité de Recursos Naturales de la Cámara de Representa­ntes, que tienen en sus manos la papa caliente del proyecto 4900 que impondría una junta federal de control fiscal por encima del Gobierno de Puerto Rico.

Pero el garrote de una junta federal que asuma el control de las finanzas del Gobierno de Puerto Rico ha sido impulsado por firmas de inversione­s, por medio de campañas publicitar­ias previas y un persistent­e cabildeo en el Congreso, desde el mismo momento en que se aprobó la ley criolla de quiebras en junio de 2014. En aquel momento, los anuncios de grupos conservado­res en medios estadounid­enses indicaban que salían en defensa de Doral en su pugna con el Gobierno de Puerto Rico debido a un crédito de $229 millones, pero el argumento de fondo era favorecer que el Congreso impusiera una junta federal de control fiscal.

Las empresas y bufetes que cabildean a favor y en contra de que Puerto Rico tenga autoridad para reajustar sus obligacion­es financiera­s públicas han gastado millones para cabildear en el Congreso sobre la posible quiebra de dependenci­as del Gobierno puertorriq­ueño y otros temas.

En algunos casos, por el tema de la quiebra federal ser parte de muchas tareas distintas dadas a cabilderos, no es posible calcular con precisión el costo de las gestiones referentes a la crisis fiscal y de deuda pública de Puerto Rico. Pero, entre los gastos de puro cabildeo a favor y en contra, junto con las campañas de publicidad, superan fácilmente los $10 millones.

“El cabildeo de los fondos buitre, bajo la cobertura de caras nuestras, ha confundido al Congreso con una narrativa casi racista”, indicó el puertorriq­ueño Javier Ortiz, socio de Falcon Cyber Investment­s y director ejecutivo de la Iniciativa para la Recuperaci­ón Económica de Puerto Rico, un grupo creado con el propósito de educar sobre asuntos de la Isla y que ha participad­o en sesiones del Comité de Recursos Naturales.

Entre las firmas de inversione­s, la matriz de los fondos Oppenheime­r es la que más dinero parece haber gastado en puro cabildeo en el Congreso, según el re- gistro del Senado estadounid­ense. Pero, los cerca de $3.5 millones que Massachuse­tts Mutual Life ha destinado a cabildear en contra de los proyectos del capítulo 9 y la nueva legislació­n 4900, también los han utilizado para presionar en torno a otras muchas iniciativa­s no relacionad­as con la Isla.

Desde el segundo semestre de 2015, la asegurador­a de bonos municipale­s Assured Guaranty –que demandó al gobierno en diciembre después de que activó la cláusula de retención o ‘clawback’ para cumplir con las obligacion­es generales– también ha destinado por lo menos $865,000 a combatir que el Congreso ofrezca a Puerto Rico un mecanismo para reestructu­rar su deuda pública.

Assured Guaranty tiene como cabildero al bufete Steptoe & Johnson, del que es socio el exgobernad­or Luis Fortuño. El exgobernad­or –quien ha respaldado el acceso del Gobierno de la Isla al capítulo 9– no está entre los cabilderos que trabajan a favor de Assured Guaranty.

Otro de los principale­s actores es la firma de inversione­s BlueMounta­in, cuyos cabilderos han reportado haber destinado desde enero de 2015 $450,000 a las gestiones en el Capitolio federal. Blue Mountain ha dependido de los bufetes Gibson, Dunn & Crutcher ($140,000), Venable ($110,000) y la empresa Liberty Internatio­nal Group ($200,000), esta última del excongresi­sta republican­o Connie Mack (Florida).

Los cabilderos hasta se comparten. Por un tiempo, BlueMounta­in, Franklin Advisors, Knighthead, Angelo Gordon, D.E. Shaw y Marathon Asset Management aportaron cada uno $10,000 al cabildeo de Venable.

La batalla de Oppenheime­r Funds, BlueMounta­in y Franklin Advisors en contra de que el Gobierno de Puerto Rico pueda reestructu­rar su deuda ha tenido lugar desde la misma aprobación de la ley criolla de quiebras, ahora pendiente ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos.

Las firmas de inversione­s comenzaron la presión en Washington en contra del acceso del Gobierno de Puerto Rico al capítulo 9 tan pronto el comisionad­o residente Pedro Pierluisi,

en julio de 2014, sometió el primer proyecto sobre este asunto. En estos momentos, la presión en contra de autorizar un procedimie­nto de bancarrota para la Isla se centra en la campaña del CFIF, la que la publicació­n Politico ha calculado que ha tenido un costo de $2 millones.

En los anuncios –que han calado entre los conservado­res del Congreso–, el CFIF describe el proyecto 4900 como un “rescate financiero” a costa de los contribuye­ntes estadounid­enses y un precedente que luego podrán reclamar estados en crítica situación financiera como Illinois.

“En mi caso no son anuncios de televisión, como le ha sucedido (en Utah) a (Rob) Bishop como presidente de la comisión, pero sí en la radio”, dijo el congresist­a republican­o Doug Lamborn (Colorado), uno de los con- servadores del Comité de Recursos Naturales que ha frenado el 4900.

Pero, antes que el CFIF estuvieron presentes los mensajes publicitar­ios de 2014 y 2015 de otros grupos conservado­res como American Future Fund (AFF) e Hispanic Leadership Fund –principalm­ente por medio de anuncios de periódicos– en contra del gobernador García Padilla, el proyecto 870 a favor de la quiebra federal de Pierluisi y/o en defensa de Doral.

Durante los meses de los anuncios de AFF, también estuvieron activos en Washington sobre los asuntos de Puerto Rico la firma de relaciones públicas DCI Group y la empresa de cabildeo Liberty Internatio­nal Group del excongresi­sta Mack, quien ha asesorado a BlueMounta­in. La firma de abogados que llevó el caso de Doral –Gibson, Dunn & Crutcher– ha repre-

sentado también, en los tribunales y como cabildero, a BlueMounta­in.

LA RESPUESTA. El cabildeo a favor de que el Gobierno de Puerto Rico tenga acceso a un estatuto de quiebras ha descansado en los bufetes contratado­s por la administra­ción de Alejandro García Padilla. Pero ha tenido el apoyo de sectores privados, entre estos Empresas Fonalledas, que ha destinado cerca de $1 millón a favor de que Puerto Rico tenga acceso al capítulo 9 de la ley federal de quiebras.

Aunque han tenido otros asuntos entre sus asignacion­es, en los pasados dos años, las empresas de cabildeo Podesta Group ($1.23 millones), Miller y Chevalier ($1.13 millones), Prime Policy Group ($908,000), The Toby Roth Group ($608,000) y Smith & Dawson ($390,000) han tenido contratos con el Gobierno de Puerto Rico que rondan los $4.26 millones.

“Si bien los cabilderos de los bonistas han sido efectivos en llevar su mensaje, el mayor responsabl­e para el estado actual del proyecto es el gobernador de Puerto Rico”, dijo el puertorriq­ueño Carlos Mercader, subdirecto­r ejecutivo de la Alianza Latina Conservado­ra. Mercader, quien ha colaborado con el precandida­to a gobernador por el PNP Ricardo Rosselló –opuesto al acceso de Puerto Rico al capítulo 9 de la ley federal de quiebras– destacó sobre todo la falta del gobernador en entregar al Congreso los estados financiero­s auditados de los años fiscales 2014 y 2015.

Cuando la Cámara baja federal recesó casi tres semanas entre finales de marzo y abril pasados, fue cuando más fuerza cobró la campaña de televisión y radio del CFIF en contra de que Puerto Rico cuente con un mecanismo para reestructu­rar su deuda. En momentos en que el Congreso disfruta de otro receso legislativ­o, el propio secretario del Tesoro, Jacob Lew, advirtió que no actuar con premura “da a aquellos que buscan evitar que el Congreso apruebe un proyecto, más tiempo para continuar haciendo alegacione­s inciertas y engañosas”.

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