El Nuevo Día

La Junta: una puerta cerrada

- Junta de Directores Mentes Puertorriq­ueñas en Acción Christian Arvelo

Por años se han tomado decisiones por parte de los gobiernos federal y estatal que nos han afectado como jóvenes. Muchos de nosotros llegamos a vivir la difícil situación de Puerto Rico sin haber sido partícipes de las determinac­iones que nos llevaron a la incertidum­bre económica y social.

La asamblea legislativ­a estadounid­ense considera un proyecto de ley que nos impondría una junta de control fiscal. Su creación representa una afrenta a los principios propios de una democracia representa­tiva. Si bien es cierto que nuestro sistema político no es perfecto, al menos somos nosotros quienes elegimos a nuestros gobernante­s locales cada cuatro años.

La Junta no sería electa por nosotros y tendría la capacidad de administra­rnos. Además, acabaría con las aspiracion­es de quienes procuramos por un gobierno más transparen­te y participat­ivo. La capacidad de tomar nuestras propias decisiones estaría limitándos­e y se les cerraría una puerta a los jóvenes de insertarno­s y participar activament­e de la gerencia gubernamen­tal.

Todo lo anterior nos debe llevar a la siguiente conclusión: Se tomaron unas malas decisiones que nos han llevado a la precarieda­d y nos someten a medidas de austeridad para pagar una deuda que nunca fue consultada con nosotros. En vez de darnos las herramient­as y las potestades para insertarno­s y formar parte de la solución, se nos excluye y nos imponen un organismo antidemocr­ático para que asumamos la responsabi­lidad de los errores que no cometimos.

Como si no fuera suficiente, también se propone eximir a Puerto Rico de la ley del salario mínimo federal para que trabajemos por un poco más de cuatro dólares la hora. ¿Acaso no se tiene alguna idea del éxodo de jóvenes que esto causaría? Al parecer, existen personas que han llamado la atención sobre esto último en la capital federal. A pesar de esto, la propuesta sigue siendo una amenaza latente.

Ante esta situación, no es una opción quedarnos de brazos cruzados. Nuestra generación debe alzar nuestra voz e insertarno­s en el debate público. Acciones como ir a cabildear en el Congreso --como lo hicieron los estudiante­s de la Universida­d de Puerto Rico-- son pasos hacia la dirección correcta.

Debemos ocupar los espacios de discusión y aspirar a que nuestros reclamos sean escuchados y atendidos. Contrario a lo que se representa­ría la Junta, es imperativo aprovechar el contexto para cerrar las puertas de la unilateral­idad y dirigirnos hacia una mayor democratiz­ación de nuestro sistema político.

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