Acepta distanciamiento de su esposa
La pareja de Glenn Monroig por casi dos décadas fue quien tomó la decisión de separarse
“Creo que verdaderamente todo tiene que ser un proceso de amor y respeto” GLENN MONROIG Cantautor
Hay mucha gente que se reinventa, y hay otra que necesita reencontrarse consigo misma, o quizás ambos procesos se cruzan. Glenn Monroig está en la necesidad de tener ese “affair” con él mismo, para luego “compartirse” con los demás. “Voy a concentrarme en mí”, afirmó. Esa etapa de exploración individual es resultado de la separación que encara con quien ha sido su esposa por los pasados 18 años, Sonia Rivera.
“Esto es como cuando alguien se te muere, pero la persona está viva todavía”, reflexionó el artista en analogía con el “proceso de vida” que enfrenta desde el pasado febrero.
“Es un luto diario, por tu vida, porque estas mujeres están todas viviendo y existiendo en la gloria de quienes son, y yo no estoy allí ya”.
Días después del concierto que el artista ofreció en la Sala Sinfónica del Centro de Bellas Artes de Santurce –y en el que compartió el escenario con la hija de ambos, Salomé-, su compañera tomó la decisión de poner un alto en la relación.
“En el proceso he tenido que llegar a sitios y encontrar que se trata de mí”, reconoció.
Monroig se mudó temporeramente a un hotel en el área del Condado, donde estuvo hasta hace unos días. Actualmente reside en el hogar de un amigo, con quien, según dijo a El Nuevo Día, comparte un código de “amor y afecto” que se activa en los momentos en que ambos se necesitan.
La voz de los éxitos musicales “Vivir para ti”, “Me dijeron” y “Por siempre” aún no ha formalizado el proceso de divorcio, pero no se muestra renuente a ello.
“Creo que verdaderamente todo tiene que ser un proceso de amor y respeto. Cualquiera diría que es muy prematuro, pero ya son 18 años de relación, y si esa persona está tan súper seriamente clara de que a pesar de todo el amor que hay entre nosotros, ella ha llegado a un sitio muy de ella, yo no puedo entrar en ‘denial’ (negación), yo tengo que aceptarlo”.
“Ambos tenemos que aterrizar”, sostuvo el cantautor recordando las palabras de un psicólogo.
El músico, de 60 años y quien además reconoce como sus hijas a Paloma, Yeya y Sofía, habló tranquilo. En ningún momento quiso exponer esta vivencia en tono pesimista, al contrario, hasta cantó.
La noche del lunes –compartió- se encontraba entre amistades en una panadería muy popular del área de Ocean Park, y de momento escuchó el clásico “Cumpleaños feliz” dirigido a un caballero sentado a un par de mesas de distancia.
Seguido los presentes le pidieron que le cantara algo, y allí estuvo su “boqueta” presente.
Resultó que aquel caballero era el juez que lo casó con Rivera. “Mi vida es mágica”, concluyó.