Territorio: un secreto a voces
QLuis Muñoz Marín lo sabía. Su representante en Washington, el doctor Antonio Fernós Isern, se lo sospechaba. El Lcdo. Trías Monge, que había estructurado lo jurídico de la “nueva” relación con los Estados Unidos, estaba muy claro: Puerto Rico, bajo el Estado Libre Asociado, no perdería su condición territorial.
De 1948 a 1952, sin embargo, Muñoz Marín recorrió un camino “por invitación” para reformular nuestra relación con los Estados Unidos. Para ello reclutó al País. También a la mayoría del liderato de nuestra Isla. Todo ello promovido por el gobierno estadounidense.
Las circunstancias políticas, históricas y económicas de aquel momento permitieron la “Operación Estado Libre Asociado”. El flujo abundante de capital del norte y la Guerra Fría, sin embargo, solo alcanzaron a retratar un pacto bilateral con pintura de acuarela de colores muy débiles. La verdad era un secreto a voces: Puerto Rico continuó siendo un territorio de los Estados Unidos.
El resto del espacio cronológico fue un juego de apuestas del liderato del Partido Popular Democrático. Algunas bien intencionadas. Apostar a que éramos algo más de lo que aún dice la ley del Congreso de los Estados Unidos. Un intento de lograr que el “uso y costumbre” del mundo jurídico le diera al autonomismo una salida justa y equitat i va .
Otras apuestas intentaron salvar al Estado Libre Asociado aunque por otros motivos. Sin pretender agotar la lista, puede mencionarse esa fiebre alucinante que provoca el ejercicio del poder. También esa obsesión temporera de complacer al capital extranjero que siempre prefiere las aguas de la incertidumbre. ¿Y, por qué no mencionarlo?, esa condición del ser humano de apegarse a las cosas aunque sean dañinas.
Sucede, sin embargo, que las apuestas son espejismos. Y nos sucedió igual que a la persona que va a un casino con diez dólares para intentar ganar el dinero que compre un pasaje de avión e irse a Nueva York. El resultado era predecible y la sentencia inevitable: la casa nunca pierde.
La historia confirma que en cada apuesta se perdió y nos quedamos estancados en esa etapa de negación. Somos un territorio. Un secreto a voces.
En menos de dos meses el asunto del pacto ha perdido el último matiz de protección jurídica. Un nuevo mea culpa de la administración del presidente Barack Obama para resolver sus asuntos del mare nostrum. Primero fue Cuba. Hoy es Puerto Rico.
Y ahora que el tema está servido sobre la mesa es el deber de todos encontrarnos como pueblo y hablar. Dialogar sin rencores y sin reproches. Diseñar lo mejor para el País. Aspirar a que nuestro futuro tenga una zapata ve r a z .
“La historia confirma que en cada apuesta se perdió y nos quedamos estancados en esa etapa de negación”