TECNOLOGÍA QUE ABRE PUERTAS
Más de mil millones de personas alrededor del mundo tienen algún impedimento. Los avances tecnológicos tienen un rol primordial al desarrollar equipo asistivo que facilita que los individuos tengan menos barreras tanto en espacios domésticos como ocupacio
Fue a los 32 años cuando su vida se vino abajo y tuvo que aprender a lidiar con una condición de salud que amenazaba con postrarlo en una cama e incapacitarlo para siempre.
Con dos hijos pequeños y un trabajo gerencial con el que suplía las necesidades de su familia, la vida le sonreía a Enrique Alvarado hasta que su artritis reumatoidea empezó a hacer estragos a nivel físico y mental.
Prácticamente de un día para otro, esta enfermedad crónica, que se caracteriza por la inflamación de las articulaciones con intensos dolores, se apoderó de sus brazos y, poco a poco, de otras partes de su cuerpo.
“Quedé casi (en estado) vegetal, postrado en una cama, necesitando ayuda para levantarme, para vestirme, para comer, para todo”, recordó.
Con la ayuda de su seguro de salud privado y las recomendaciones de sus médicos, comenzó a adquirir equipo asistivo para facilitar su existencia. Tras una batalla inicial por aceptar su condición y las consecuencias de esta en su vida, incluyendo una depresión que logró superar, encaminó su tratamiento y recuperación.
Alvarado es uno de las 1,330,000 personas que tienen algún impedimento en Puerto Rico, según indican las cifras de la Oficina del Procurador de las Personas con Impedimentos (OPI). Este número representa un 38% de la población de la Isla.
“Los equipos asistivos ayudan muchísimo, especialmente para la independencia”, explicó Alvarado.
Adquirir la tecnología asistiva, tan necesaria para que millones de personas alrededor del mundo puedan valerse por sí mismas en tareas cotidianas y ocupacionales, es un reto económico para la mayoría. Y cerca de la mitad de quienes la necesitan, no pueden adquirirla.
Según explicó Alvarado, fue después de certificar su incapacidad a través del Seguro Social que se le facilitó económicamente la adquisición de instrumentos de asistencia tecnológica.
Sin embargo, no todo el equipo asistivo es altamente sofisticado; algunos son diseñados por los propios pacientes, familiares o cuidadores, ante los retos que cotidianamente suponen las condiciones.
Una silla de ruedas a la medida, así como otros aparatos más simples, unos comprados y otros hechos por conocidos, incluyendo un invento casero para abrir latas, fue parte del equipo que utilizó Alvarado.
“Me enseñaron en las terapias a usar hasta los dientes para abotonarme las camisas. Tenía un aparato sencillo a base de un palito para ponerme las medias. Todo eso me ayudó mucho”, aseguró.
ALTERNATIVAS DISPONIBLES. La tecnología asistiva consiste de artefactos o sistemas que apoyan a personas a mantener o mejorar su independencia, seguridad y bienestar. Estos equipos pueden ayudar a individuos con problemas del habla, audición, visión, movilidad, memoria y dificultades cognitivas, entre otras condiciones, algunas de nacimiento, otras adquiridas o por accidentes.
Audífonos, equipos de movilidad, amplificadores y sistemas de sonidos y alarmas son algunos de ellos.
A nivel macro, datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierten que una de cada siete personas (más de mil millones) viven con alguna incapacidad. Se estima que la mitad de ellos no puede costearse la atención de la salud que necesita.
Según la OMS, solo cinco a quince por ciento de las personas con alguna discapacidad a nivel mundial tienen acceso a algún aparato asistivo. Esto equivale a uno de cada diez.
Por ejemplo, 200 millones de per-
sonas necesitan gafas u otros dispositivos para mejorar su visión, pero no tienen acceso a ellos, según la OMS.
“Algunos son costosos y otros no tanto. Son herramientas vitales no solo para trabajar, sino para la vida independiente en el hogar”, comentó
Frank Pérez, Procurador de las Personas con Impedimentos.
En su caso, dijo, como persona no vidente producto de una enfermedad que adquirió en su adultez, depende en un 85% de equipos asistivos, incluyendo teléfonos, computadoras y otras máquinas parlantes.
Según explicó, para niños y jóvenes de seis a veintiún años con impedimentos, la agencia responsable de brindarles los equipos asistivos es el Departamento de Educación (DE). En el Programa de Educación Especial hay 160,000 estudiantes.
Para jóvenes de 16 años en adelante aptos para trabajar, la Administración de Rehabilitación Vocacional (ARV) ofrece Servicios de Asistencia Tecnológica. Actualmente la agencia le da servicio a 55,000 personas.
Y para personas incapacitadas o mayores de 62 años, el programa Medicare es el que usualmente cubre las recomendaciones médicas, incluyendo estos aparatos. En Puerto Rico hay unos 750,000 beneficiarios.
VARIEDAD DE EQUIPOS. Este diario visitó el Centro de Avaluación y Ajuste de la ARV en Toa Baja para conocer algunos de los equipos disponibles.
“Puede ser desde algo tan sencillo como una lupa hasta sillas de ruedas a la medida que le permiten a la persona hasta pararse”, dijo Sonia García, ayudante especial de la ARV.
Lymarie Figueroa, directora regional de la ARV en Bayamón, explicó que los terapeutas deciden el equipo que necesita el paciente para integrarse al mundo laboral y a una vida independiente.
Minerva Figueroa, terapeuta ocupacional de la ARV en San Juan, indicó que hay artefactos que ayudan a personas con problemas severos de movilidad a manejar una computadora.
“Algunos tienen condiciones congénitas, otros vienen por accidentes de auto o heridas de bala. Nos llegan casos de lesiones del cordón espinal, accidentes cerebrovasculares, trauma, perlesía, esclerosis múltiple, esquizofrenia, depresión, bipolaridad, autismo y problemas de aprendizaje, entre otros más”, dijo.
Programas de computadora que funcionan con el reconocimiento de voz para escribir lo que la persona quiera comunicar, calculadoras parlantes,
cubiertos con tecnología de estabilización para pacientes con Parkinson, son algunas de las tecnologías disponibles.
Pero no solo hay equipo asistivo para los pacientes, también se desarrollan nuevas tecnologías dirigidas a facilitar la asistencia que puedan brindar enfermeros y cuidadores.
Fernando Iván Verdejo Ríos, terapista físico del San Lucas Home Care, explicó que la receptividad de los pacientes con los equipos varía con la edad. En su caso, dijo, la población que atiende son personas entre 55 y 85 años, en su mayoría, con problemas de movilidad y balance.
“Los más jóvenes, de 55 a 60 años, son más reacios porque sienten que no pueden valerse por sí mismos. Los de más de 80 años lo aceptan mejor”, dijo sobre el uso de la tecnología.
Verdejo Ríos recalcó, sin embargo, la importancia de usar correctamente estos aparatos para evitar otras complicaciones de salud.