Nuestro mundo y el zika

Durante estas semanas hemos sido testigos de cómo funcionamos en el área de salud.

Primero vamos a fumigar por sistema aéreo. Ahí saltan los ambientalistas, los políticos, los peloteros, los taxitas y hasta los mosquitos para protestar sobre el daño a la salud y el ambiente que esa operación podría causar.

El gobernador dice que la fumigación va porque ya le dijeron desde Washington que el producto no hace daño. No obstante, aún titubea para hacerlo.

Muy cerca de aquí, en Cuba, se activan 8, 000 soldados que, en parejas de, y con un representante del Ministerio de Salud Pública, llegan a su casa, le informan que van a fumigar, se la llenan de un humo compuesto de diésel y de un poco de insecticida, desconocido; se cierra la casa y le dicen a usted que regrese a las dos horas.

Así han quedado fumigadas más de cinco millones de unidades. Prácticamente todo el inventario nacional.

Óigame, y allí no ha pasado nada, excepto algún comunicado de prensa que indicará lo exitoso del programa, lo cual será cierto.

Me he tenido que reír solo al imaginarme lo que pasaría si a cualquier barriada de nuestra isla llegan del Departamento de Salud a decirle a usted, que salga de su casa, que se la van a fumigar con un humentín de diesel, y de un qué sé yo de insecticida y que regrese en dos horas.

Ven lo que pasa cuando se lo imaginan. José R. Aguiar Torres San Juan