El Nuevo Día

DESAFÍO CULTURAL

Además de enfrentar a sus contendien­tes, las féminas del ámbito político encaran el reto de la mirada sexista y de los estereotip­os

- Arys L. Rodríguez Andino Especial para El Nuevo Día

Reconocen a las que estuvieron primero porque les abrieron el camino para adentrarse en el mundo de la política, pero saben que es mucho lo que falta para ocupar los espacios necesarios en la toma de decisiones del País. Saben, también, que se les suele juzgar diferente porque son mujeres y se exponen a una ofensiva distinta a la de sus contrincan­tes y compañeros de papeleta y de partido.

“Cuando un varón levanta la voz, es enérgico o fogoso. Si lo hace una mujer cae en la categoría de histérica o le dicen que se tiene que tranquiliz­ar. Eso pasa, pasa con todas las mujeres que estamos en la política”, señaló la legislador­a y candidata a comisionad­a residente por el Partido Nuevo Progresist­a (PNP), Jenniffer González, quien reiteró que los adjetivos que se usan para describir comportami­entos en mujeres no son los mismos que se utilizan con los hombres.

Las preguntas que les hacen a mujeres también son diferentes y es frecuente que se busque indagar más en su vida personal y la dinámica doméstica.

“Yo no escucho a ningún periodista o analista preguntar (a un político) cuántos hijos desea tener en su vida o si se quiere casar o se va a casar. A nosotras las mujeres son preguntas estándar con las que se empieza una entrevista. A mí me pasó recienteme­nte”, afirmó.

Cómo se visten y se peinan también es parte de lo que “despierta interés”, a pesar de ser un renglón que no cuenta en la gestión pública. “Si un varón repite el mismo traje o la misma corbata, no pasa nada; de hecho, se espera. Si una mujer repite ropa en dos semanas es que tengo problemas con la ropa. Se pasa juicio sobre todo, más allá de la función”, recalcó.

En el caso de González, los señalamien­tos sobre su físico han sido constantes en su carrera y, hace unas semanas, un analista radial sugirió que se desnudara y se pintara un mensaje en el pecho para llamar la atención en la Convención del Partido Republican­o. “Nunca he escuchado a un analista decirle al candidato varón ‘desnúdese y entre las piernas póngase un rótulo’”, sentenció.

La candidata al Senado por el Partido Popular Democrátic­o Ada Álvarez Conde está clara en que existe machismo en Puerto Rico y, por lo tanto, en la política. “En la política se maximiza el machismo que hay afuera. Es lo mismo, pero se creen que si te tiraste, pues aguanta”, mencionó.

Aunque aseguró que no directamen­te de compañeros de papeleta, sí ha notado el trato distinto cuando ha estado en sus caminatas y más de una persona le ha dado “consejos” que dejan ver el sexismo. Le han dicho, por ejemplo, que tenga cuidado en cómo se viste porque “tienes curvas y después no te quejes”. También le han “adver-

“Todo el mundo en Puerto Rico sabe que de sumisa no tengo nada. Soy bien directa” JENNIFFER GONZÁLEZ legislador­a y candidata a comisionad­a residente por el PNP

“Yo creo que lo más evidente o lo más común, es que las mujeres que asumimos un discurso vertical fuerte, probableme­nte les parecemos agresivas en una forma que un hombre no” MARÍA DE LOURDES SANTIAGO senadora y candidata a la gobernació­n por el PIP

tido” que es muy nenita y debe “sacar el mujerón”. No ha faltado, tampoco, quien le pregunte si tiene permiso de su esposo para hacer campaña. No solamente presumen que lo tiene, sino que debe autorizar sus pasos.

“Hay una invisibili­zación del potencial y lo que yo puedo llegar a hacer”, indicó al añadir que también ha sido objeto de señalamien­tos por tener 29 años. “Me han dicho que lo tengo que hacer de esta forma, es que tú no entiendes; es el ‘approach’ (acercamien­to) de mandar”, expuso la directora de la Comisión de Asuntos de la Mujer en el Senado y legislador­a municipal de San Juan.

Amárilis Pagán Jiménez, candidata al Senado por el Partido del Pueblo Trabajador (PPT), subrayó que la doble vara que se utiliza en la calle es la misma que les aplican a mujeres en el espacio político. “Una mujer asertiva es mandona e intolerant­e, y un hombre es líder”, ejemplific­ó.

A veces, para salir airosas, hay mujeres que optan por reproducir estilos que responden al estereotip­o de los hombres en la política. “Esa es una de las trampas del mundo político. Para ser buena tienes que ser fuerte y agresiva y es una tentación bien grande hacerlo porque en el mundo real es cierto. Te atacan y te llevan enredá”, observó.

Aun cuando entiende que el PPT es un espacio “bastante horizontal”, Pagán Jiménez acepta que no está exento de micromachi­smos. “Pero las cosas se atienden de otra manera y quizás me da una visión distinta. Yo sigo viendo que en partidos tradiciona­les tienen más apoyo las mujeres que se someten a idearios políticos que son opresivos. Es triste pensar que para que una mujer sea exitosa en política tiene que convertirs­e en sirvienta del sistema”, expresó la abogada feminista.

Lamentable le pareció también a la exprocurad­ora de las Mujeres, María

Dolores Fernós, que para pertenecer a la clase política haya que imitar “el modelo masculino que ha sido el insulto, la amenaza, ese ‘body language’”.

La catedrátic­a de la facultad de Derecho de la Universida­d Interameri­cana coincidió en que las mujeres se exponen a análisis sexistas y a que indaguen en su vida personal con una insistenci­a que no se hace con los hombres. “Si los hombres supieran que van a hurgar en su vida personal, se lo pensarían. Hay una complicida­d de silencio con relación a sus vidas personales, pero con las mujeres todo se vale”, expuso.

Fernós señaló que a las mujeres, además, se les evalúa con más severidad.

“Cuando algo se ejecuta mal, dicen que las mujeres no pueden gobernar. Sin embargo, en administra­ciones masculinas no dicen que los hombres no sirven, que son todos unos pillos, unos corruptos. No evalúan a las mujeres individual­mente”, analizó.

“Es mucho más fácil criticar lo que hacemos las mujeres”, dijo, también, González. “Tan pronto llegué a la Cámara tuve que asumir una postura mucho más fuerte y con el paso de los años me ha ayudado a ser mucho más firme en las posturas que asumo y evitar cuestionam­ientos internos. He tenido que luchar adentro y afuera para llegar a donde he llegado. Nadie me ha regalado un puesto”.

Para la senadora y candidata a la gobernació­n por el Partido Independen­tista Puertorriq­ueño (PIP), María

de Lourdes Santiago, “una puede ser firme y eficaz sin decir cosas ofensivas”.

“Las mujeres que asumimos un estilo, un discurso que sea vertical fuerte, probableme­nte les parecemos agresivas en una forma que un hombre no. Eso depende también de lo que sea el estilo natural de una mujer; y no es que se deba condonar la falta de elegancia en el debate”, expresó.

Aunque pertenece a la generación “que le ha tocado recoger el fruto del esfuerzo de las mujeres que estuvieron en años más difíciles”, Santiago considera que todavía “el principal obstáculo sigue siendo cómo llegar a la política”.

TRABAS SOCIALES. En la medida en que las responsabi­lidades domésticas y el cuido de hijos e hijas recaiga en la mujer, la entrada al espacio político será más complicada para ellas.

“Es un peso. En mi caso, que soy jefa de familia, dependo del apoyo de mi hermana, de mi sobrino. Hay días que llego a las siete, y días que llego a las 12. Tengo compañeras pipiolas que querían ser candidatas pero no lo hicieron porque cuidan a sus padres”, mencionó como otro inconvenie­nte que parece ser propio exclusivam­ente de las mujeres. Primero cuidan a sus hijos y luego a sus padres.

La jefatura de familia es, sin duda, un disuasivo. “Se convierte en un obstáculo para acceder al mundo político. Si eres jefa de familia no hay apoyo para cuido ni apoyo económico para una carrera política que implica dejar parte de tus horas de trabajo. Lo tienes que pensar dos y tres veces porque tus ingresos van a bajar y tendrás menos tiempo con tu familia”, destacó Pagán Jiménez.

Aun con lo mucho que se ha adelantado, todavía, de acuerdo con Fernós, falta una discusión seria sobre la inserción de las mujeres en la política y qué medidas pueden tomar los partidos para incentivar la participac­ión. Con 78 municipios y cinco alcaldesas, la desproporc­ión es más que evidente.

“Hay una candidata a la presidenci­a de Estados Unidos (Hillary Clinton) y vemos que el género no ha sido el ‘issue’ central, así que ha habido una madurez política. Claro, siempre están los Donald Trump de la vida que representa­n la visión retrógrada”, estableció Fernós. “Mirando que las mujeres somos más de la mitad de la población, lo justo sería que fuéramos la mitad de quienes toman las decisiones”.

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A pesar de los ataques que ha enfrentado, Jenniffer González ha escalado importante­s posiciones en la política: es vicepresid­enta del PNP, fue presidenta de la Cámara de Representa­ntes y es la primera candidata a la comisaría residente en Washington...
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