Patria y naturaleza en la serigrafía de Osvaldo de Jesús
El artista puertorriqueño Osvaldo de Jesús Cruz celebra tres décadas de trayectoria con una exhibición en la que recoge gran parte de su trabajo La muestra, cuya apertura se celebrará este sábado, se celebrará en el Museo de Casa Blanca en el Viejo San
Basta observar la obra del artista puertorriqueño Osvaldo de Jesús Cruz para saber que se está ante un universo cercano.
Sus serigrafías no son extrañas a la mirada. El público las ha podido apreciar en las Fiestas de la Calle San Sebastián, en las que ha participado desde 1988, así como en la conmemo-
ración del Grito de Lares, en el que ha dicho presente desde 1986.
Pero no es lo mismo ver las piezas de este artista desde el ruido de un festival a verlas expuestas en el Museo de Casa Blanca, en el Viejo San Juan, donde este sábado abre la exposición “Trayectoria: obra serigráfica de Osvaldo de Jesús Cruz”, con la que se conmemora 30 años de la obra gráfica de este artista arecibeño.
En la muestra se puede apreciar en detalle el trabajo de este creador comprometido con una técnica de la que se enamoró en la década del ochenta, cuando “la gráfica va quedando en un segundo plano mientras la pintura va ganando protagonismo”, como estableció el curador Humberto Figueroa en un texto que escribió con motivo de la exhibición.
Desde su serie de próceres nacionalistas, en las que destacan las figuras de Ramón Emeterio Betances y don Pedro Albizu Campos sobre un fondo de diversas capas de negro, pasando por los carteles del Grito de Lares y de las Fiestas de la Calle San Sebastián, en los que se aprecia una continuidad de una tradición gráfica, esta exhibición sirve para adentrarse en el mundo creativo de un artista para quien el arte es un vehículo de comunicación.
La naturaleza, ese otro constante en su obra gráfica, también se aprecia en esta muestra con varias obras en las que se destacan la atención al detalle y el dominio del color de Osvaldo de Jesús Cruz. Sorprende, a su vez, una serie más conceptual, donde el artista crea sus propias memorias con formas que asemejan los paneles electrónicos de las computadoras, y en la que le rinde su propio homenaje al maestro Lorenzo Homar.
De Jesús Cruz nos va guiando por su exhibición con la emoción de un niño y con una humildad que se refleja en su sonrisa diáfana. Explica que la muestra se dio por invitación de Abdiel Segarra, director del Programa de Artes Plásticas del Instituto de Cultura Puertorriqueña, que fue curada por Flavia Marichal Lugo y Lionel Ortiz, y que es la primera que realiza en 20 años.
“Eso de los 30 años ni lo sabía, fue por casualidad”, comenta con sus manos guardadas en los bolsillos del pantalón.
Todavía no puede creer que esté a solo días de abrir esta muestra, es más, todavía no puede creerse eso de que es artista. Osvaldo de Jesús Cruz quería ser biólogo marino, carrera que comenzó a estudiar en Maya- güez, pero que por diversas razones personales no pudo completar. La serigrafía llegó a su vida “de casualidad”, afirma. Siendo universitario quería hacer unas camisetas en las que pudiera escribir mensajes y es entonces que descubre “que había algo que se llamaba serigrafía y que con esta técnica uno podía hacer eso que yo quería”. Comenzó a estudiar de forma autodidacta y poco a poco comenzó a realizar cosas comerciales hasta que llegó al papel. Se siguió formando, tomó cursos en la Universidad de Puerto Rico, observando a los maestros, hasta que se hizo un experto en la técnica.
“Lo curioso es que todavía cuando participo en cosas así me siento extraño porque yo he querido ser mil cosas, pero en ninguna de esa lista de cien estaba lo de artista. Y esto a mí hasta me intriga, y me ha ido bien con la gente y eso, pero todavía me siento raro, aun cuando ha pasado tanto tiempo”, admite con naturalidad, ya sentado en los jardines del museo.
Con la brisa de la mañana y la naturaleza, el artista se siente cómodo. Nació en Arecibo, donde vive en la actualidad, y asegura que siempre ha estado acompañado por un paisaje campo costero que le ha servido de inspiración en su trabajo.
“No soy de una ciudad y lo que tenía a la mano era el campo y eran todos esos elementos, las aves, los lagartijos y son cosas que como uno aprecia, pues uno trata de proteger”, dice este amante de la naturaleza, quien además de artista, trabaja en diversas causas a favor del ambiente, como la protección de las costas y los tinglares.
Otro elemento que se destaca en su trabajo es la afirmación nacional, que describe como importante, sobre todo, “ante la situación que tenemos en el país con una dominación de otro país (Estados Unidos)”. Señala que en su obra -sobre todo en la serie de próceres y en los carteles- hay una atención a la técnica, algo que aprendió del maestro Lorenzo Homar, a quien llegó a conocer.
“Él nos enseñó que no solamente era el concepto, era realizar la obra desde el punto de vista técnico muy bien hecho”, apunta.
Al conversar sobre las Fiestas de la Calle San Sebastián, Osvaldo de Jesús Cruz reflexiona sobre la importancia de ese evento en su quehacer artístico.
“Lo que pasa es que las Fiestas, en mi caso, tuvo algo muy especial porque es donde yo conozco a los compañeros y compañeras (artistas). Recuerda que soy de Arecibo y son las fiestas las que me dan la oportunidad de conocer a los compañeros y aprender de ellos porque el trabajo gráfico no es algo que uno aprende solo en un taller, es una experiencia colectiva”.
Es inevitable, entonces, preguntarle al artista por qué optó por la serigrafía, por la gráfica, cuando pudo haber escogido otro lenguaje técnico.
“Creo que la obra gráfica en general tiene esa flexibilidad de que casi cualquier persona la puede tener y eso me parece importante. La obra gráfica, además, tiene ese elemento social y político, siempre tiene algo que decir, tiene un propósito. No es solamente un paisaje, es algo más allá y el que la gente pueda tener acceso a esa obra en su casa, no solamente en un museo, me parece importante”, observa este creador, quien luego de 30 años debe reconocerse como lo que es, un gran artista.